Pese a estar en la lona, al PRI lo siguen destripando, ¡los mismos que lo detentan como partido en el poder!

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El PRI perdió contra él mismo. Y si a alguien le quedaba la duda sobre la ausencia de química entre Noé Rodríguez Roldán y el sistema marianista cuya semilla quiere germinar para la sucesión en el secretario de Finanzas, Ricardo García Portilla, he ahí los resultados avalados por la autoridad electoral. Un rotundo fracaso para el tricolor.

Pero, ¿es esta la voluntad popular?, ¿el aparato de gobierno volcado y desesperado en el XIII distrito realmente trabajó para el candidato del PRI?

En este momento, el ex secretario de gobierno que cobró popularidad al ataviarse como sacerdote confesando a la cómica de Televisa, Chabelita, debe estar valorando su permanencia en el tricolor, donde según se juzga, acaban de sacrificarlo como parte de una acción automutilante, autodestructiva, o tontamente calculada quitando obstáculos a un García Portilla que por cierto, no conoce un triunfo electoral que lo muestre competitivo para el difícil proceso sucesorio.

¿Fue incapaz el PRI como activo del sistema marianista de alcanzar ocho mil sufragios -de los 19 mil en el distrito XIII- para superar a un PAN que le ganó por un promedio de mil votos?

¿Entonces de qué es capaz?

El tricolor culminó su desahucio y de plano murió. Lo importante es aclarar si este nuevo hundimiento se debe al terror de la dupla González-García Portilla, bajo la creencia que podrán vencer a una oposición que los tiene contra la pared.

Si se tratase de un instituto político en plenitud, podría ser lógica la selectividad mariana para usar sólo a incondicionales en esta segunda mitad de su gestión. Pero el partido está en la lona. Y aún así Mariano lo descuartiza. ¿En qué cabeza cabe hacerse polvo a sí mismo?

Aun peor, ¿quién con un poco de lógica en su conducta le entra al juego mariano-tricolor para participar en los comicios próximos?

Hay evidencias para señalar que el próximo gobernador o gobarnadora de Tlaxcala, será de la oposición al PRI.

Los triunfos panistas en el XIII y en Apetatitlán visten a la senadora Adriana Dávila Fernández. Y seguramente ella los ha colocado como parte de su atuendo de la candidatura con la que se empeña en soñar tras su dolorosa derrota en 2010 ante Mariano.

Pero ello significa una profunda división en el PAN. La actitud sectaria de Adriana, su grave talento para derruir, tiene a la Derecha tlaxcalteca en una manifiesta desventaja.

Por ello vemos que a las senadoras que se dicen de Izquierda y demás personajes en ese mismo contexto, las palpitaciones los tienen a punto del infarto.

Han de ser, no los poderes fácticos, sino los personajes que se conducen cuales dioses del Olimpo -Beatriz, Ortiz, Sánchez Anaya y otros- quienes palomeen a quien menos daños consideren que va a causar, a sus intereses, claro y, al desempeño de Tlaxcala -bueno esto es puro rollo.

Dígame el nombre de un priísta fuerte para entrar en este proceso. ¿qué, García Portilla? Oiga, esto es en serio.

Por otro lado, quedó comprobado que las campañas de miedo ya no sirven, que los regalitos y los embutes a los votantes, carecen de relevancia cuando eso que llaman capacitación, es decir la orden tácita para manipular el voto es en realidad una contraorden.

A ver, más claro, el fuego amigo puede ser tan intenso que acabe por carbonizar a políticos como Noé, a quien de veras salió caro ponerse la sotana y hacer el papel de mamarracho a lado de la esa alburera y sexoadicta Chabelita.