Parece pleito entre familias, pues los Gutiérrez no ceden tantito para dar paso a la razón y a la lógica; si a esto le suma usted un IET bajo le etapa de Eunice… ¡ya imaginará lo complejo!
Los Gutiérrez no dan tregua en San Pablo. Realizan sendas campañas basadas en el odio y la descalificación, que vuelve a hacer de pronóstico reservado la competencia que debería darse en un marco de libertad y sancionado por un instituto electoral fuerte, respetable y con credibilidad.
Nada de ello ocurre. El IET está quebrado no solo en sus finanzas, sino en lo moral. La grácil consejera presidenta se encargó de acumular un expediente que ya en todo el país utilizan de ejemplo, claro de cómo no deben hacerse las cosas.
Apetatitlán, la tierra de, «los veintiochos» (dice la leyenda que la gripa mermó las familias a ese número) es una comunidad harto compleja. La agobia acaso el índice de inseguridad más grave del estado, con robos, desaparición de personas, accidentes carreteros.
Y sin embargo se ha dado el lujo de pagar a su alcalde y colaboradores los sueldos más ofensivos, también del estado.
Su conurbación lo hace único. Sede de importantes dependencias -como Secte, Sefoa, Contraloría, y una casa más al servicio del Ejecutivo- pero a penas recorriendo un par de calles se llega a zonas realmente rurales, donde la marginación pudiera hacer de este el municipio más pobre de Tlaxcala.
Tiene la plaza comercial más linda, El Patio, con las tiendas más famosas. Tiene la unidad deportiva más grande, los hospitales del Niño y la Mujer. En fin, Antonio Carvajal -que es su nombre oficial- es el municipio sui géneris que hoy tiene a Valentín y Víctor Hugo Gutiérrez (¿serán parientes?) trensados como pitbules que no dan tregua.
Es un municipio hermoso, con manantiales tan nítidos como no lo es el gobierno de Tlaxcala, pero con necesidades que deberían obligar a los fajadores estos que le platico a ofrecer menos utopías (útiles escolares, seguro contra robos a casas habitación) o a pensar que la trasmisión adelantada de spots radiales no sería captada por la competencia.
Han acumulado tanto resentimiento que no descarte usted escenarios donde una nueva anulación diese pie al surgimiento de un Concejo Municipal, donde los grupos y las familias repartan entre sí, lo que hoy quiere alguno de los dos contrincantes.
No dudo que su pleito tenga su origen en las familias… pueblo chico, infierno grande, y peor si se ubica a cinco minutos de la capital del estado.
Apetatitlán no tendrá paz mientras el Estado no le preste la atención debida a su particular complejidad. Sus servicios públicos son muy malos. ¿Entonces cómo le hace para atender al complejo hospitalario, o a la zona comercial?
Seguramente improvisando.
Por eso insisto, un municipio con estas características, en una disputa bestial entre candidatos sin principios, solo puede ser coronada por un IET en las condiciones que se encuentra: pesímas. Y aún peor, con una sala unitaria administrativa a cuyo titular ya le cuesta trabajo sentir que está vivo.
El activista palestino
El alcalde Pedro Pérez Lira, fue distinguido por la autoridad palestina como activista de la libertad. No solo él, tambíén su familia.
Ese es un valor incomparable que le obliga a asumir la actitud más seria de su corta vida política, para tener un final por lo menos digno.
Sólo que, presidente municipal constitucional, Pérez Lira debe abstenerse de emitir opiniones condenatorias a quienes lidian una guerra histórica, compleja y aveces imposible de comprender.
El pueblo de Israel, y su importante comunidad en México, se sentiría realmente incómodos si una autoridad, ni más ni menos que la de la capital del estado más pequeño del país, ha perdido la imparcialidad global.
Pérez Lira tiene el gran desafío de buscar la paz, pero respetando a ambos bandos.
Creo que la diplomacia no es su fuerte, pero no debería dejar que corra el tiempo sin hacer la precisión necesaria. Le recuerdo, es un presidente municipal constitucional.
¡Alcalde, nada más aplique el legado de Juárez!
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