Como en los municipios no saben votar -y no apoyaron a sus candidatos- entonces ha procedido a desmantelarlos y quedarse, uno a uno con sus negocios.
Se trata de un diálogo de sordos con ventaja para uno, acaso el más necio, porque cuando el mandatario debiera deslumbrar al tejido social con respuestas llenas de verdad, sobreviene la ira… la ira como reacción a las preguntas sin respuesta.
Es mejor exhibir a un reportero ante sus iguales como un ignorante, un enemigo de la lectura que exponer datos concretos. En una entrevista colectiva, un atrevido preguntón colocó la grabadora ante el gobernador, y le planteó el amargo trago permanente por el que transita la explosión de desempleados.
Creo que así se esperaba la respuesta: «es que ustedes no leen… y no se dan cuenta de las cifras que publica el INEGI… por eso le digo, como usted no lee, entonces hace este tipo de preguntas…»
Nada más se trataba de obtener una respuesta a la altura de un gobernador, con cifras que respalden su exposición. El tema no era la afición o desapego del reportero a la lectura. Pero esa fue la respuesta a un asunto tan espinoso como el desempleo, en tanto mal social que cunde a causa del desdeñoso líder, incapaz de motivarse para tocar una puerta y otra, hasta hallar la beta soñada para abrir la puerta a las inversiones públicas y privadas.
No, aquí no funciona de esa manera.
El primer filtro que deben pasar los asuntos, es el del ánimo del mandamás. Si está de humor, puede haber la oportunidad de considerarlos. Si, como le ocurrió a Liverpool, no lo invitaron a anunciar llegada de una de sus tiendas a Tlaxcala, bueno pues ese error pudo costar -como sucedió- hasta poner en vilo la inversión.
Si aquella es positiva o no para Tlaxcala, eso no es relevante. Lo que interesa en este contexto es hasta qué grado le pareció antipático o no a quien por tomar así sus decisiones nos ha arrastrado al subsuelo de su inacción.
Los datos duros de Reforma
En todo el país, hay gobernadores con un control sobresaliente de su estado. Mandan en el Congreso, en su partido (o partidos) en el instituto electoral, y en el ente que fiscaliza sus movimientos.
Aquí, la única instancia bajo el yugo marianista es el IET, por cierto un organismo caótico, ineficiente y miserable, alaramado porque carece de recurso alguno para organizar la cinco elecciones extraordinarias del ocho de diciembre.
¿Sólo manda en el IET?
Por eso, los resultados de la elección del siete de julio pasado fueron tan alarmantes para el PRI.
La falta de liderazgo está comprobada. La violencia verbal conque el gobernador responde cuestionamientos incómodos es prueba de una frustración expresa. Lo mejor sería ser respetado y reconocido como un mandatario con enormes alcances, mas ha de conformarse con una especie de guerra de guerrillas, de la talla de la toma de Tlaxcala para abrogar la famos ley de las cachetadas, porque se había propasado en su contenido y la Corte iba que volaba a desconocerla.
El juego sucio
Un temperamento con estas características, como el tahúr de cualquier palenque, activa la trampa, vengativa o ventajos, dependiendo cómo le haya ido en las manos.
Perdidos en las urnas todos los municipios grandes, era preciso utilizar el juego vengativo.
Primero, hubo expresiones de este nivel: «como en los municipios no saben votar (pues no apoyaron a sus candidatos) les voy a quitar el Registro Civil».
Acto seguido, llegó la iniciativa a un Congreso dispuesto a todo con tal de recibir el último efectivo de su penosa existencia. Y la aprobaron.
A partir de su publicación en el Periódico Oficial, el estado se hará cargo de colocar jueces del Registro Civil. Ah, y también de cobrar las actas de nacimiento, defunción, matrimonio y hasta divorcio.
No es lo único. Está en camino el despojo del impuesto predial. Pero antes ya está en comisiones el Catastro. Y, quién duda que en el corto plazo incluye Agua Potable y Alcantarillado.
No los ganó en las urnas, bueno pues los va a ganar con cartas marcadas. Y les va a pegar donde les duele.
Adolfo, con la mira puesta en Velázquez
Estar en posibilidad de colocar a Antonio Velázquez en la secretaría general del ayuntamiento de Tlaxcala, permitirá al panista Adolfo Escobar Jardínez, tener un hábil operador político. Y así estará en posibilidad de dedicar parte de su tiempo a tejer fino para apuntarse en el proceso de sucesión, en 2016.
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