Ya están listas las celdas en el Cereso de Apizaco, de donde les va a ser bien difícil salir, según lo reveló el propio gobernador, Mariano González, cuando conocía detalles de dicho penal, reacondicionado.

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Le voy a contar una historia de miedo

En una de las pre giras que acostumbra llevar a cabo el hombre más influyente y poderoso de Tlaxcala, allá por la tierra que lo vio nacer se escuchó cierto diálogo que a sus más cercanos colaboradores dejó los pelos de punta.

Mientras recorría las nuevas instalaciones del Cereso de Apizaco, el hoy nevado mostacho empezó a regañar a su subordinado encargado de las finanzas. Estás mal… no aprendes…Además cómo que te construyes en estos años una casa de varios millones de pesos en Calpulalpan. ¡Por eso la gente no te quiere!…

Y no creas que no sé qué te acabas de comprar un edificio en Tlaxcala superior al millón de pesos. Yo sé todo, aunque ustedes piensen que no. Sorprendidos por esas palabras el resto de la comitiva guardo silencio.

Entonces el responsable de las obras en el estado daba detalles de los trabajos e informaba al hacendado que los recursos para terminar los trabajos en el Cereso ya estaban liberados.

Me parece bien. Este penal debe quedar bien y seguro para evitar fugas, pero las celdas encárgate de dejarlas bien, pues –dio dos pasos atrás- ¡por si alguno de ustedes llega a dormir en alguna de ellas!. Fue entonces que el responsable del dinero, el de obras, el de salud y el de vigilar a los funcionarios pasaron saliva.

¿Pues qué sabrá el mostachón blanco que los tlaxcaltecas no sabemos?

Recrudecen los odios entre Mariano y Ortiz

La relación del gobernador Mariano González Zarur con la Universidad Autónoma de Tlaxcala no ha sido la mejor, pero a mitad del gobierno estatal, recrudece y, deja asomar lo que podría ser un enfrentamiento sin tregua.

El punto neurálgico de la institución es el presupuestal. El ahorcamiento ha sido constante, pero la semana anterior, González Zarur, sentenció que para la UAT no habrá un recurso extraordinario más, pues el dinero hace falta para ecología y para salud, entre otros rubros.

En el fondo, gobierno y universidad viven el enfrentamiento entre dos grupos: marianismo y orticismo, disputando los espacios de poder.

Aquí la diferencia radica en la estructura de ambos, y no hay comparación por cuanto tiempo, alcances y membresía de quienes detentan el control de la Máxima Casa de Estudios de la entidad, y aquél al frente del Poder Ejecutivo de Tlaxcala.

El primero resulta de una compleja formación de cuadros en torno a una eficiente maquinaria surgida a instancias del PRI, pero confrontado con este a partir de 2004, cuando Héctor Ortiz se gana como panista la elección de gobernador a Mariano González.

Para 2010, una arbitraria evaluación de beatricismo y orticismo juntos, acabó con las aspiraciones de Adriana Dávila Fernández, una panista apoyada al extremo por el presidente Felipe Calderón Hinojosa.

En consecuencia, Mariano ganó la elección.

La puerta del poder fue cerrada a Dávila y abierta a un viejo priísta que a la postre se contrarió con su propio partido, con sus patrocinadores Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones, y acentuó el odio con Héctor Ortiz.

Castigar a la UAT en el presupuesto es la forma en que González se la cobra a su enemigo natural, con quien por cierto compartía espacios en aquella secretaría general de la Confederación Nacional Campesina, (CNC), encabezada por la ex jefa de ambos, Beatriz Paredes Rangel.

Distrito XIII, una competencia atroz

Se amplió el abanico de candidatos a diputado por el distrito XIII. Hoy sabemos que PRD y PT irán en alianza, pues se dieron cuenta del desgaste de los abanderados de PRI y PAN, tras la anulación de los comicios, al registrarse un terrible caos en la jornada del siete de julio pasado.

Lo ha vislumbrado el estratega del PT, el diputado plurinominal electo, Silvano Garay. Creo que su razonamiento es lógico.

Noé Rodríguez va de nuevo, ya lo anunció, pero, qué ofrece de nuevo, además del estrepitoso fracaso de su partido en aquella elección, durante la cual tuvo un papel ambiguo: como candidato y al mismo tiempo como líder estatal de su partido.

¿Y candidato con esas características puede ganar una elección?

Si los escenarios son iguales al los del siete de julio, sí, por supuesto.

Una grotesca compra del voto lo garantiza.

Es entendible, no nada más por el abuso que este personaje hace de las siglas del PRI, sino porque es su último tren. Se ha caído tanto y tan duro que un golpe más no lo resiste.

Su primera visita a la lona se lo debe a lo alegre que vociferó en una cantina poblana sobre sus tempranas aspiraciones a ser el sucesor de Mariano González. Le costó la regañada de su vida.

Luego, ordenaron sacarlo de la extinta Copladet y pasarlo a la Secretaría de Gobierno, pero ahí el acoso fue peor… dicen que hay grabaciones donde pese a tal cargo, le dan unas maltratadas… Finalmente tronó como ejote.

A la elección federal no se le hizo, como si en cambio a su amigo Joaquín Cisneros, pese a que sus críticos lo consideran un cartucho quemado.

Lo más reciente tuvo lugar el siete de julio. ¿Quién no recuerda el oso con Chabelita a la vista de cientos?

Y no quita el dedo del renglón.