La oposición trabaja sin descanso (al menos eso dice) en la caza de sustractores y clonadores de boletas en el IET.
Perder la elección en los principales municipios tlaxcaltecas pero, ganar los distritos que los engloban es, ¡milagro, milagro! Emocionados, qué digo emocionados, con lágrimas en los ojos, esto lo podemos atribuir a la maravilla del voto diferenciado, o a la otra maravilla… la del chanchullo
Supongo que los organizadores de la elección se hallan en la creencia de que los votantes no están conscientes de tres o cuatro acciones tan temerarias como cínicas:
1.- Para empezar ese fenómeno del voto diferenciado tiene registros de haberse efectuado, pero en grupos compactos y con una disciplina fuera de serie. ¿Ejemplos? Los seguidores de Rosalía Peredo Aguilar, quien podría ser la precursora de ese tipo de voto, que puede modificar los resultados de una parte determinada de la elección, como este asunto en el que está inmerso el PRI de Mariano. Pero hablamos de disciplina y, mire usted la conducta relajada de, por ejemplo el delegado nacional y del propio líder estatal chocolate del PRI, nos pueden señalar en muchas direcciones, tranzas, ventas ilegales, engaños y otras; pero ¿disciplina, capacitación? Oiga, eso nada más cabría en la cabeza dura de líderes como Cesar Camacho Quiróz, el encargado de confrontar las instrucciones del presidente Enrique Peña, cuando equivocadamente propone un PRI moderno, democrático y honesto…
2.- Para sorpresa y frustración de muchos, a la hora de la verdad se cayó el SARJE, el sistema millonario, tan pero tan eficaz, que tronó según lo habrían planeado las mentes perversas, encargadas de ganar, al precio que se trate una elección, sobre todo si de ello depende la cabeza del ejecutivo. Han de estar pensando que ciudadanos, observadores, partidos y comunicadores nos estamos chupando el dedo.
3.- Ese sistema de conteo anticipado, como carcacha con la batería baja, funcionaba por lapsos. Luego desaparecía y así sucesivamente hasta que nos dejaron con el reporte de 90 por ciento de actas computadas, es decir, reservaron un diez por ciento y ahí se echaron. Ni hacia atrás ni hacia adelante. Tendremos que esperar hasta que los paquetes hayan sido contados uno a uno, como solía hacerse hace veinte o treinta años. Entonces, me pregunto, ¿para qué contrataron a la empresa encargada del conteo rápido? Sabían que iban a fallar y sobre todo, habían calculado el daño que harían al desempeño de la elección.
4.- Del propio instituto comenzaron a salir versiones coincidentes con, convocatorias del ejecutivo para ponerlos como lazos de cochino si debido al miedo que les infunden oposición, ciudadanos y comunicadores, el resultado de la elección era desfavorable a ese tricolor, tramposo, violento y marrullero, en que devino la institución otrora invencible locomotora.
5.- Así que la fiesta de caras largas en la casa de campaña de Rafael Ortega, es nada más que un distractor, que utiliza a un muchacho ingeno, para enviar el mensaje entre hostil y marrullero a una oposición que, para sorpresa de esos tricolores, se encontraba preparada para contener las embestidas de esta, suma de factores de un monumental fraude electoral.
6.- Ganar diputados y no municipios es, según filtraciones del propio IET, el resultado del uso ilegal de boletas con las cuales solamente embarazaron urnas para diputados, principal preocupación del alto mando, cuya cabeza está en juego.
Como pueden ustedes apreciar, se trata de un: «te doy municipios pero no me quites diputados».
Es un lenguaje codificado que exhibe la debilidad del desesperado autor de este vil fraude que, a su arbitrio da y quita triunfos, a los suyos y a los adversarios. Es decir, apuntala el gozo de sus opositores a cambio de que estos no objeten el cochinero en la elección del Congreso.
Un ridículo 21 por ciento de la votación es de lo que hoy puede presumir el tricolor, ese partido al cual no le falta gente leal en la base, pero le sobran altos mandos, rateros y sinvergüenzas.
Los sabuesos de la oposicion en el instituto, o sea sus representantes, anunciaron ya la caza de responsables, de la probable sustracción o clonación de boletas.
Y para qué le voy a negar la tardanza de la oposición para reclamar las curules que deberían corresponderles gracias al voto popular. Varios de sus líderes se han dejado jugar el dedo mariano en las encías, a lo mejor porque aún no se reponen de la borrachera de saberse ganadores de la elección de tal o cual municipio.
Para que este fraude se afiance, hace falta más de un participante.
Esto es el resultado de cochinero en que se convirtió la elección en Tlaxcala.
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