Fue tatuada en piel mariana la maldición para todo aquél que lleve los colores del Revolucionario Institucional a alguna contienda: «que el triunfo te cueste tu vida y tu dinero, porque de aquí… ni el saludo».

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Si en Tlaxcala la elección de 2012 fue para el PRI un descalabro histórico, la del próximo siete de julio no se ve tan distinta. Muchos de los valientes abanderados tricolores tuvieron que enfrentar varios inconvenientes:

1.- Que el PRI es el partido en el gobierno, pero no en cualquiera, porque lo encabeza cuyo primer diez de mayo a lado de mamás trabajadoras en su administración les dijo: yo no tengo madre, ni padre… ni partido político… en pocas palabras, a nadie le debe su triunfo.

2.- Tal vez así lo padeció él (eso de la falta de recursos para hacer campaña) entonces se juró: en cuanto tenga el poder, ni un clavo partido por la mitad voy a compartir con aquellos que deseen ser autoridades… que les cueste su trabajo y su dinero.

3.- Me parece que lo peor que podría hacer el «lider moral del PRI» es volver a confiar a su «renuevo generacional» la distibución de recursos, pues aquella premisa de: «que les cueste su trabajo y su dinero», es más vigente que nunca.

Pero hay ojos, superiores, que bien que entienden esta situación, y mejor la aprovechan antes de hacer un mal gesto.

Nos parece que el gobierno federal tiene planes paralelos a los manchiplanes, los cuales, vistos desde una perspectiva de la militancia local son una infamia, mas la visión superior parece estar dispuesta a no desgastarse pues, entre sus haberes tiene a uno de los gobernadores más extraños de los que se acuerden. El número uno en acomodarse para salir en la foto, lo más cerca posible del Presidente, pero a la hora de operar parece tomar la imagen de esa superioridad suya, hacerla rollito y tirarla a la basura.

Bueno, si de eso se trata, a ver a cómo nos toca, deben haber dicho allá arriba…

1.- Nadie puede ocultar un interesante crecimiento de la oposición en Tlaxcala. PAN y PRD van al alza, incluso con la sospecha de ser asistidos por la federación, en una de las formas más perversas (como eficaces) para dar a Mariano una sopa de su propio chocolate, entregando plazas a esos partidos, bajo esa dinámica instaurada por la rareza de político que le platicaba líneas arriba.

2.- Aquí entre nos, como plaza somos poco atractivos para el PRI a niveles macro. Si bien somos uno de los catorce estados donde hay elecciones, nuestra representatividad no supera el uno por ciento del padrón nacional, y eso en términos prácticos significa que somos negociables.

3.- ¿Quienes más que el delegado del CEN  y el presidente espurio del PRI conocían esa información? Pero la usaron en su provecho. Vendieron desde paella hasta precandidaturas y acabaron por poner precio a las candidaturas formales. En el colmo, inventaron encuestas «mitosquis» y jugaron el dedo en las encías de decenas de aspirantes a quienes esquilmaron, pero como de su decisión dependía la carrera política de aquellos -yo diría que acabaron con la autoestima de cientos- aguantaron vara y no denunciaron los cínicos fraudes de los que fueron objeto.

4.- Dichos rateros y su jefe, medraron así con las emociones de una militancia fiel a sus colores.

Se van a quedar con las ganas de que los llamen

Ahora, sin recursos y aparentemente con el mismo sistema de abastecimiento de la elección pasada, aquellos que todavía creen en la apalanadora tricolor de los tiempos en que a los perros los ataban con longaniza, aguardan la llamada que seguramente les dirá puedes pasar por la talega llena para que hagas campaña y operes los días previos, tú sabes, ratón loco, acarreo, tamal, en fin…

Me dicen que el saqueo pudiera tener en el Continente Sudamericano una importante línea de investigación. Yo creo que PGR e Interpol, tendrán las pistas necesarias, pero aquí todo sigue igual.

Tomemos en cuenta que en la próxima elección se combina el voto de castigo a una administración, en pocas palabras cruel. A la rapacidad con la obra pública y las adquisiciones. Al cobro desquiciado de diezmos.

Como pueden ustedes ver, los tricolores no la tienen fácil.

Y si a Granier ya le dijeron: «si debe algo que lo pague», tenemos en nuestras narices al idóneo candidato para apaciguar las ansias panistas y perredistas de cobrar con algún sacrificio su pertenencia al Pacto por México. Ni modo de darles a un buen elemento.

Deben, por tanto, los nuevos abanderados tricolores, actualizar  su forma que tienen de entender la política. Su partido ya no es la locomotora aquella en blanco y negro, donde a los que se puedan subir obedeciendo las reglas les toca… para nada eh?, aquí todos deben rascarse con sus uñas.

Por ejemplo:

Rafael Ortega en Apizaco. Ha pasado al marianismo por el arco del triunfo. Algo muy parecido a lo conseguido en los ruedos. Ahí triunfa por sus quites y sus banderillas, por los estoconazos y por las faenas, no porque así lo quieran los infames empresarios Herrerías y González, habituados a desdeñar a los valores.

Así que en la eventualidad de un triunfo electoral, a Mariano no le deberá ni el saludo.

Hay que ver si las acusaciones del ex alcalde y nuevo aspirante, Reyes Ruiz Peña, de enjaretar al gober precioso al matador, son ciertas, o únicamente dibujan los odios irreconciliables del propulsor de aquella zona de trata con visión empresarial, de la cual en su momento hubo pitorreos históricos, como el del payaso broso.

Otro caso:

El de Noé Rodríguez Roldán, quien hubo de pedir ayua a sus amigos del Estado de México, tras la amarga experiencia de encarnar al secretario de gobierno de utilería, hecho añicos por Mariano y su tercia de perversos (finanzas-funcion pública-subsecretaría de gobierno).

Si regresa al Congreso será por su talento para lograr votos, pero no vía su ex jefe, quien tiene el alma sedienta de vengarse hasta de los que no han nacido, oigan ustedes, es un odio bíblico el que siente…

Así que otra de las regresiones gracias a ese marianismo a punto de ser pasado nuevemamente por las armas, es el abandono de Calpulalpan, cuya anexión a Tlaxcala para muchos es una asignatura pendiente, no por falta de ganas de los calpulalpenses para cantar el Himno a Tlaxcala, sino por el abandono y castigo presupuestal que viven en esta época de las maldiciones marianas.