Mandar a la guerra a candidatos obesos, impopulares y pobres dejó de ser problema en esta plaza. Hay que desmembrar a sus oponentes y ¡listo!, como en caballo de hacienda… así serán buenos.
En un marco diametralmente opuesto a los pregonados aires democráticos del Revolucionario Institucional comandado por Enrique Peña Nieto, llegará a Tlaxcala el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de ese partido, Cesar Camacho Quiroz, quien viene a constatar el juego sucio mediante el cual en una plaza tan pequeña como esta, pueden generarse los escándalos más estruendosos del país.
Revocaciones de candidaturas horneadas en un tribunal unilateral… en un monólogo de legalidades al más puro estilo marianista, descorren el velo de una creciente inconformidad social, tras convertir a los actores políticos en meros testigos de su sepultura a través de un oneroso mecanismo que fragua los incidentes electorales antes de ir a la urna.
En esta ocasión, se supone que los votos se contarán en presencia de todos los partidos políticos pero, ¿quién no se habrá dado cuenta que el daño ya se había hecho?
Si en Chiautempan la lectura oficial apuntaba al perredista Antonio Mendoza,como enemigo a vencer, pues había que hacer algo… tirar su candidatura es mejor que enviar a la batalla al desangelado ex diputado local, Francisco Javier Romero Ahuactzi.
Así, sin obstáculos en su pista le será más sencillo ganar la carrera. Así será bueno.
Ni qué decir del pleitazo entre los panistas María del Carmen Cervantes y Alejandro Aguilar, disputando la candidatura a la alcaldía de Huamantla. Un par de llamadas a la Sala Electoral Administrativa sirvieron para dejar en el camino al ex diputado local, muy a pesar de las protestas albiazules.
No sé porqué, pero las actitudes de dirigentes panistas como Rolando Romero López, despiertan las lógicas sospechas a las que todo iscariote está expuesto. Vamos, sin embargo a dejarlo al tiempo y a la alianza de facto entre panistas huamantlecos y seguidores del ex gobernador Héctor Ortiz, quien al ver el jaque mate contra Aguilar, así de rápido ordenó romper la alianza con el PAN, operar otra de facto con Nueva Alianza y aprovechar el poco más de un mes efectivo que queda a la campaña.
Ahora bien, siguiendo esta lógica del supuesto descontón desde la sala electoral esa que le platico, no pierda usted de vista al candidato perredista a la alcaldía de Tlaxcala, Paco Hernández, sobre quien pesa un par de ipugnaciones internas, bueno, una porque se supone que Rogelio Camarillo ya se incorporó a su equipo.
Como lo apuntábamos aquí arribita, nada más hay que hacer un par de llamadas… y ese candidato se cae.
Y si tomamos en cuenta que es Paco el enemigo número uno del marisnismo (vamos, decir Paco es decir Lorena y a González no le apetece en ningúna circunstancia que la senadora llegue a sucederlo) pues vaya usted haciendo sus cálculos.
De manera muy distinta a la abandonada elección federal, cuando lo que dependía de la votación era apuntalar el triunfo de Enrique Peña Nieto, hoy Mariano sí está operando.
No ha confiado las cosas ni las talegas a su retoño, a Mario Armando Mendoza lo puso fuera del gobierno (al menos así lo aparentan) y casi le advierte que un resultado adverso como el de 2012, le cuesta la cabeza, y ¡por Dios!, las pláticas persuasivas del primo Alfonso Sánchez Anaya, dibujando el inexorable pejetriunfo, dejaron de formar parte de sus principales líneas de acción.
Para que las cosas pasen hay que hacerlas uno mismo, parece haberse dicho don Mariano, y puso manos a la obra. Personalmente ha supervisado el rodamiento de las cabezas de Mendoza, Aguilar, el de Nopalucan y los que faltan.
Con toda seguridad cuida las crecidas uñas del delegado del CEN, Manuel Cavazos Lerma y su patiño, el dirigente apócrifo del Revolucionario Institucional.
Este es el entorno con el cual Cesar Camacho llega a encontrarse. Si es o no democrático, eso es lo de menos, lo que importa son los resultados. Que su jefe Peña Nieto, considere al juego limpio como garantía de la vigencia de su fabuloso Pacto por México, bueno pues eso es una utopía que para los temperamentos como los de este particular gobernador salen sobrando.
El compadrito Loncha
¿Se acuerda de Tonchis y su creciente papel de operador?… sí, el de las chamarritas chafas que le dejaron una carretada de… sí, ese… pues se ha convertido en un eficiente correveydile, como lo demuestra el mensajito enviado al compadre Jorge Luis Vázquez Soto, para que pusiera sus zapatos (y todo lo de arriba) afuera de la Sesa, en caso de no desistir en el apoyo a su hijo Jorge Luis, que se toma muy enserio eso de convertirse en el sucesor de Orlando Santacruz.
Dice que si no dejas de apoyarlo entonces te saques con todo y chivas. Digno, el compadre Loncha se fue. Antes, peló la piña a Tonchis. Dile que me liquide. Tengo deudas, Todavía debo el carro que acabo de mercar. En fin, la conversación fue intensa, pero el secretario de salud en términos reales (no nominales como el doc. Chucho) puso distancia de pormedio y como lo haría cualquier papá (bueno, no todos eh, conozco a uno que se enojó con su hijo porque se quedó dormido en un antro gay de Puebla) renunció a todo con tal de tender el brazo a su vástago.
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