Si en el PAN persiste la improductiva costumbre de destruirse en luchas fratricidas, dejarán libre el camino al un PRI bien posicionado pero sin candidato o a un ex alcalde, Reyes, loquito por regresar al que fue su escritorio.

Creo que hoy, la convocatoria de la senadora Adriana Dávila Fernández, ha dejado de acaparar multitudes. Su patrocinador número uno, Felipe Calderón, brilla hoy por su ausencia… bueno, en realidad anda por Harvard, tratando de convencer a las multutides para que lo quieran aunque sea tantito.

Luego, pues ya no tiene control sobre delegación federal alguna. Y usted sabe que si los engranes de la grilla no se lubrican… truenan.

Por consecuencia el mapa es distinto. La agenda es otra. Y el tener la mira puesta en Apizaco, puede que ya no esté al alcance del grupo adrianista.

Otros viven un buen momento.

José Antonio González Necoechea, el ex delegado de Gobernación en Puebla, con bastantes relaciones y de oficio político incuestionable, no pudo escindirse a tiempo de la mala vibra que le significó la figura de la hoy presidenta de la comisión contra la trata de personas en el Senado de la República.

Estaban seguros que en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, el espaldarazo a ellos era inevitable. Pero Juan Manuel Oliva, que los recibió el pasado martes, tuvo que actuar con base en las encuestas que al día de hoy colocan en envidiable sitio al alcalde Orlando Santacruz Carreño. Y eso, su recomendado, Jorge Luis Vázquez Rodríguez, el popular Loncha, sencillamente lo colocan también en el mismo nivel.

Es más, a aquella reunión también asistió el empresario José Luis Hernández, quien igual que el resto de los apizaquenses presentes, tuvo la información de primera mano.

Era lógico que la Dávila iba a poner el grito en el cielo. Es más, González Necoechea, levantó la mano y pidió la oportunidad, garantizando que por disciplina, por porra, por proyecto, en el PAN no se preocuparan pues con él era seguro el triunfo.

Nada más que hoy, ni Calderón, ni delegaciones… y a lo más que llegaron es a llamarlos a un acuerdo que satisfaga a ambos grupos, o de lo contrario aplicarían una nueva encuesta y designarían a quien apareciera con mejores resultados, aunque a su contraparte, ello le ocasionara agruras.

Lo malo de los panistas es el concepto de democracia, tan de ellos que lo defienden a morir, así les acarree las peores consecuencias. Veamos el ejemplo de Ernesto Cordero contra Josefina Vázquez Mota.

Acabó con ella.

Eso sí, concluida su labor destructiva, se le acercó e intentó levantarle la mano. ¿Para qué? El daño estaba hecho. Los dejaron en un penoso tercer lugar, y tenían todo para ganar.

Si Adriana y su delfín, persisten en esta actitud, corren el riesgo de facilitar el retorno de Reyes Ruiz Peña, el zar del WC, y virtual candidato del PRD-PT.

El tipo no pierde el tiempo. Ha colocado propaganda por todos lados y no deja de recorrer la cabecera, comunidades y colonias. Sabe que de esta lucha fratricida en el PAN, él puede sacar raja. Y no va a desperdiciar la oportunidad.

La discreción guardada por Orlando y su apuesta, Jorge Luis la Loncha Vázquez, es lógica. Ni modo que vayan a ufanarse de aparecer bien posicionados, sobre todo el alcalde.

Así que bajo el visto bueno del marianismo, pues la Loncha a la que nos referimos es hijo de la Loncha original, es decir, Jorge Luis Vázquez Soto, compadre del gobernador Mariano González Zarur, pero compadre en todo lo que uno pueda imaginar (lo bueno, lo productivo, cash).

Por tanto, la habilidad y la sangre fría con la cual Orlando ha ido tejiendo este nuevo prospecto ha utilizado dosis de orticismo, en bajas cantidades, de marianismo, digamos que con un poco de más intensidad y el sello propio para rubricar lo que podría ser el nuevo grupo, con planes realmente ambiciosos que, en la medida de lo posible lo catapulte, usted sabe a mejores derroteros.

Eso sí, el combativo Justo Lozano Tovar, alzó la voz y reclamó el trozo de parcela que estima le corresponde. Oigan, yo soy lo justo para Apizaco, es lo que anda diciendo. Y como panista alega derechos albiazules que, en realidad lo que tratan es de jalar a sus terrenos lo que se pueda, para alzarse con la candidatura del Partido Alianza Ciudadana (PAC), que por cierto, se suponía ya en manos de Reyes Ruiz.

El asunto también involucra al PRI.

En aquella reunión de la cúpula panista, quedó de manifiesto que el PRI goza de aceptación entre los apizaquenses.

Y aunque nadie ha asomado las narices, salvo el grupillo este de aspirantes de medio cuño (Ramírez Conde, Rafa Ortega y anexos) pues les asiste la alegría que los puede respaldar un partido son sino ganador.

De la médula que cada uno imprima al sueño de su vida depende que en el lapso restante puedan alzarse con la candidatura, primer paso al real desafío, en julio, cuando miles de apizaquenses evalúen la chamba de Orlando, pasen por la báscula el desempeño tricolor y, también consideren si el adrianismo puede seeguir sintiéndose de casa en Apizaco.