Sólo con las pastillas del olvido se puede conducir por los caminos del cinismo y creer que más de un millón de tlaxcaltecas no advierte su caótica ruta.
Parece que Mariano consume consuetudinariamente pastillas para el olvido. Sus afectos y sus odios se alternan, y así como fue ayer el mandatario más efusivo en la reunión de Miguel Ángel Osorio Chong, por la detención de la presidenta del SNTE, el pasado 15 de enero no regateó muestras de afecto hacia Elba Esther Gordillo, aprovechando la presencia de esta, en el informe de gobierno del elbista Rafael Moreno Valle Rosas. Vaya hasta boletinó la fotografía que se tomó con la maestra.
Ve lo que desea y actúa casi por inercia. Por enésima ocasión lamento la mixtura de los instintos con la farmacia en el timón del estado.
¿Es la mala suerte que nos acompaña sexenalmente aderezando con excesos las actuaciones de nuestras autoridades?
Del etílico gobierno de Tulio y sus constantes recaídas en la inconsciencia cada que saturaba con pulque su tanque personal, a las interminables fiestas de género en la etapa de Beatriz; de los escándalos conductuales alvarezlimistas con todo y sus discretos hostigamientos, a las aparatosas discusiones de alcoba del matrimonio Sánchez Anaya-Ramírez García, con sus graves consecuencias para el estado y la clase política…
De los cuadros maniaco depresivos de Héctor Ortiz y la casi grúa en que se convertía su compañera para alzarlo en tiempos de crisis, a las pastillas marianistas del olvido, los zapes, el prosac como caramelo, los sueños de horror que derivaron en su desplazamiento al DF porque aquí, dicen, corre peligro…
¿Pues qué maldita falta cometimos para merecer este castigo que salta de la frivolidad al exceso, y de la simulación a la pachanga?
Puede ser nuestra dependencia absoluta (nuestra aportación de 3 por ciento es una miseria) al recurso proveniente de la Federación.
Cuando Sánchez Piedras, reclamó en el centro un trato distinto a Tlaxcala y su pobreza, «no se trata igual a los desiguales», bordó la crisis de quienes lo sucedieron para administrar la inacabable riqueza presupuestal venida de allá, a cambio de comportarnos con un mínimo de decencia.
Hoy, los desiguales -como nos llamó Sánchez Piedras- somos el estado pobre y pequeño, pero condenado a financiar los vuelos marianos en helicóptero para sentir se importante y poderoso. Los viajes al extranjero, de placer con el recurso público, que no de promoción, porque del dinero tirado a manos llenas, no veo sino justificaciones no pedidas… responsabilidad manifiesta de que seguimos en las mismas.
Peor, porque hoy nos damos lujos no pensados en aquellos años de la colocación de los cimientos de la Tlaxcala moderna: pintamos manchigrecas en las escuelas, recibimos miles de chamarritas promocionales, pero no útiles escolares, presenciamos el enriquecimiento brutal, ofensivo, de quien se hizo con los talleres del Ferrocarril en Apizaco, y operó la clausura de su competencia en la Ciénega, también en ese municipio.
Sólo sedado se es capaz de cometer semejantes excesos.
El 15 de enero, desesperado porque iniciaban los movimientos del magisterio de reprobación a una ley de pensiones impuesta de forma primitiva y corrupta, el mandatario tlaxcalteca se procuró el encuentro con la lideresa del SNTE. La gráfica al inicio de esta entrega es elocuente. No fue sólo un saludo cordial… no, se trató de un suplicante estrechar de mano que no acabó en indigno beso, sí a esas mismas manos, porque la pastilla había menguado su efecto…
El peñanietismo y su creciente necesidad de legitimación requería de un golpe espectacular para demostrar a propios y extraños que la perversidad estaba de vuelta en Los Pinos. No intento minimizar el aparatoso paso de Fox, su monstruosa Martita, y Calderón, con más muertos que obras en su turno. No… este es otro tipo de operación. Es el terror, el simbolismo, el cobro de afrentas del lector de tantita Biblia, del presidente incapaz de hilar más de dos frases sin caer en equivocaciones graves o aparentemente leves.
Hoy, sabemos de los movimientos escandalosos de Elba Esther… de su tarjeta de crédito con saldos cubiertos por tres millones de dólares, de la triangulación pasando por bancos de Suiza y otros países.
El mensaje a los maestros muestra a una lideresa que los engañaba, que en promedio desviaba un millón y medio de pesos al día.
El gobierno de Peña ha sido incapaz de mostrar tolerancia contra el incómodo gremio magisterial y tejió esta maniobra para recuperar a ese enorme colectivo que , aprendió a direccionar su voto según sus conveniencias.
De paso, exhibe el gaso de Elba para practicarse cirugías estéticas.
Peña no habla sin embargo, de la locura de corrupción en el Sindicato Petrolero, donde el líder, Carlos Romero Deschamps, como usted ha visto es capaz de hacer regalitos de tres millones de dólares a su junior, un auto deportivo fuera de serie. Pero sobre Romero no se ha dicho la mínima palabra. Es mas el hijo del líder petrolero y el hijo del gobernador tlaxcalateca, Mariano González Aguirre presumen su amistad.
A Andrés Granier le descubrió su sucesor Arturo Núñez, una barbaridad a costa de la miseria de los tabasqueños. Y el gobierno de Peña tampoco se ha pronunciado.
No vayamos lejos. A Mariano lo tienen en la mira. La Auditoría Superior de la Federación ha encontrado evidencias de un manejo azaroso de las finanzas. Y no por montos despreciables. Ya van mil millones. Más lo que se acumule.
Este estilo discreto, insisto, lleno de simbolismo, y con claros mensajes a los delincuentes políticos que medran con el país, puede ser un eficiente freno a sujetos como varios que usted y yo conocemos y que desearíamos ver o tras las rejas, o por lo menos con el juicio popular de decirles en su cara el nivel de porquería al que los llevaron sus conductas atestadas de calmantes… esas pastillas para el olvido, generadoras del más despreciable cinismo visto en una autoridad.
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