El secretario Jesús Fragoso suele ser bueno, bueno, pero le es imposible retener esa venganza que lo rebasa y lo utiliza como maso verdugo.
Aunque el recorte de personal en la Secretaría de Salud (SESA) afectará un promedio de seiscientos trabajadores, los primeros cuatrocientos ya probaron la hiel de quedar en el desamparo laboral, a un mes de las fiestas navideñas, como víctimas del bizarro gusto de la mano que goza en la medida en que acentúa la contradicción de su personalísima interpretación de las palabras: compromiso social.
Sin más explicación que, ¡hágase a un lado», sin más forma que: «quedaste fuera por indicaciones de oficinas centrales», y sin más esperanza que enfrentarse a los insensibles pseudo funcionarios del área jurídica, de oídos sordos y arterias sin sangre, ha comenzado el éxodo de una parte importante de la plantilla burocrática, más o menos igualado a la crisis con el inservible equipo de Rayos Equis, y los quirófanos incompletos y las sillas para inválidos a las cuales, nada más les falta una rueda.
Hay gozo en una élite, empoderada y con sus ingresos asegurados, no nada más en la quincena sino en los negocios que genera la industria del miedo mediante la oferta de medicamentos recetados por médicos afines, en farmacias que conforman el ciclo de las ganancias en manos de siniestros personajes con el impresionante título de, ¡compadre del señor gobernador! y, hasta con ganas de asegurar para el hijo un promisorio futuro, al frente de otro negociazo como es para este grupo el municipio de Apizaco.
Es este el sexenio de la crueldad. No le basta con aplicar inoportunamente un arbitrario programa de ahorros bajo el lema: «si eres de los consentidos gana lo que puedas medrando y regodéate viendo a sufrir a los mugrosos miembros de la perrada laboral». Pues ya se habían tardado para desencadenar esa mezcla de vendetta en el esquema del gobierno con perfil de gerencia.
La condición especial del pueblo tlaxcalteca, demandante de chambitas en el sector público como herencia de un ataque a la pobreza con la arenga sanchezpiedrista: «no se puede tratar igual a los desiguales», se fue al diablo con el ascenso del constante evocador de aquella corriente política que, en los hechos la cita cada que puede para hablar de sus beldades, pero también lo más frecuente en su agenda, actúa con la maldad que Don Emilio no habría consentido.
Con razón a diario le revisaba las manos y las cuentas, cuando fungía como el tesorero del estado que con el paso de los años se convetiría en, ¿el mejor gobernador de la historia?… pues ahí sí puede haber divergencias verdad.
Y mientras a los diputados cómplices de sus rapacerías ya les preparan los arcones más cargaditos del sexenio, con latería de ultramarinos y güisqui del bueno, a los jodidos desempleados de Sesa, de Seguridad Pública, del C4, vamos de cuanta dependencia estatal u órgano público descentralizado quiera usted, les aguarda una amarga temporada, enmedio de una histórica etapa de inseguridad que los priva hasta de lo humildemente conseguido.
Pero resulta ilógico que por un lado se den despidos y por otro se regalen computadoras y tables a los reporteros que cubren la fuente de gobierno y en especial las actividades del secretario de Finanzas, Ricardo Garcia. Dinero para obsequios hay, pero para pagar a trabajadores se agotó.
Dejaron su coche sobre ladrillos
El viejo y humillante truco de despojar de las llantas al auto y dejarlo en ladrillitos le sería aplicado al mismísmo apá del jefazo doble pechuga que da las órdenes en la Secretaría de Seguridad Pública, mejor conocido como Orlando May Zaragoza Ayala.
Según dice, lo visitó su familia y fue víctima de esos criminales que no se conforman con causar daño, sino de alcanzar elevadas dimensiones a un determinado objetivo.
Ya se tenía registro de «desllantamientos» similares, hasta a la suburban usada por el bigotón más influyente de la aldea cuando el atascado chofer la dejó ahí abandonada en plena avenida Lardizábal, como suelen hacerlo los gatos de angora sabedores que nadie se les puede poner enfrente.
En otras palabras, debe haber un ojo vigilante que avisa a los malhechores el momento propicio para actuar casi como cirujanos, no para obtener unos pesos por la venta de las refacciones hurtadas, sino para intimidar a sus víctimas, sin importar su nivel económico o de poder.
Y así como esos viles pero audaces rateros fueron capaces de desarmar la camioneta de Mariano y el coche del apá de May Zaragoza, pues usted y yo, que ahí andamos jalando nuestro carrito, qué nos esperamos en este clima de inseguridad, despidos masivos y discursos de estruendo.
Inseguridad en pleno corazón de Tlaxcala
Pero si lo del apá de don doble pechuga no le fue suficiente, ahí tiene usted el episodio violento que sufrió el personal al frente del Italian Cofi de la Juárez esquina Lardizábal.
Nos dicen que hace unos días, ocho sujetos entraron como Juan por su casa, y se llevaron 35 mil varos, no sin antes maltratar a las chamacas y jalar las orejas a los mocosos esos a cargo de las mesas.
Insisto, ese tipo de robos, pasando por alto cámaras de seguridad y cercanía del cuartel general de la policía, tienen una especial significación: demostrar la vulnerabilidad de una autoridad, por cierto empeñada en debilitarse cada día más, ya sabe usted, con despidos de policías y ahorros, no innecesarios pero si inoportunos, pues mientras en el país entero las entidades se blindan contra la delincuencia, aquí nos damos el lujo de correr a los tiras y hasta de quererlos convertir, a estas alturas de su vida, en técnicos de algo a través de las instituciones de capacitación en el trabajo.
En teoría suena bien, pero cuando uno se entera de los latrocinios por ejemplo en la Oficialía Mayor (sí, donde se pudre el cemento porque no lo reparten, pero si lo pagan a precio de oro y a cuenta del erarrio) no tiene más que lamentar la triste situación que vivimos los tlaxcaltecas, tan cerca de los ricotes hacendados, y tan lejos de la justicia que debería traernos la Revolución.
El Honoris Causa a Héctor Ortiz
Ahora que ha estado en ayuno de reflectores el ex gobernador Héctor Ortiz Ortiz, fue reconocido por el rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, Victor Job Paredes Cuahquentzi, como un estudiante sobresaliente y un universitario que cuando ha estado arriba, procura buenos momentos para la institución.
La distinción ocurre en el mismo lapso -unos cuantos días de diferencia- en que Rubén Flores Leal, anunció en plena cara del gobernador Mariano González Zarur, la conformación del TUCOM (Todos Unidos Contra Mariano) entre el propio Héctor, y las senadoras Adriana Dávila y Lorena Cuéllar.
Hasta le adelantó lo animados que están con su política de despidos y cuentas reprobadas (pero palomeadas a un gran costo) para hacer una empeñosa selección de candidatos a diputados y alcaldes, de tal forma que le ganen el Congreso en la elección que está por venir.
A esto, el gober contestaría moviendo los hombros y haciendo puchero: «y qué… yo estoy haciendo bien las cosas… ¿sí?.
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