Mire como las formas marianistas son entre finas y muy precisas, pero eso sí… efectivas.
Hay de aquél diputado que ose cuestionar las cuentas del ejecutivo… se le puede acabar el financiamiento para tener un fin de año, propio de la élite millonaria de nuetro país.
Me avisan si es que las cuentas no pasan.
Note la amenaza velada (o como dicen los pregoneros ex orticistas y hoy marianistas, está lleno de mensajes políticos, jeje) de un poder a otro… la autoridad con la cual el ejecutivo emplaza a su similar, el Legislativo a dar consideraciones y concesiones extralegales a las cuentas que por más que las tratan de ajustar, pues nomás no pasan o simplemente hay algunas que involucran a familiares directos, como la del ente encargado de pintar las grecas MG en las escuelas de Tlaxcala.
¿Recuerda los mil 700 millones presuntamente revelados por Ricardito García Portilla, el día que lo corrieron (y luego lo perdonaron). Pues ahí tiene usted los saldos negativos. Practicamente todas las dependencias del ejecutivo son solidarias, voluntarias o no, con el nivel del vida del jeque.
Por lo pronto los diputados, no todos, dan tiempo a la cocción del pavo. Y así podrían sesionar el mismo sábado para hacer como que analizan las cifras marianistas. Naturalmente, eso lo harán después de que los emisarios de enfrente lleguen con la consabida mochada. El dinero afloja más que la manteca, sí señor.
Aplausos a Tulio… ¡es tiempo!
Es de aplaudir la presencia del ex gobernador Tulio Hernández Gómez, en la ceremonia inaugural de la Feria de Tlaxcala, ¿cómo que el compañero de mil batallas -hoy encumbrado- lo tenía tan descuidado?… si a otros les llueven los regalos, ¿por qué este, de casa, icónico del tricolor y ex jefe del hoy vigente no dejaba el prolongadísimo ayuno?
Celebro su reaparición y hago votos porque cambien los sinos de él y su familia; ayer se lo narraba: duele verlos disipados mediante una mano no manifiesta pero harto perversa que, hasta podría darse el lujo de pasear al aludido, un tanto como ánimo expiatorio, pero el resto para guardar las apariencias, sí señor.
Y ya que el querido Tulio dejó momentáneamente el refugio de la bendita compañera que lo tolera aún escaseando los momentos lúcidos (de los cuales alguna vez se acuñaron frases como aquella de la saliva y el pulque), es su derecho -que no conmiseración marianista- ser arropado con el reconocimiento de los tlaxcaltecas como el paisano y gobernante más generoso del que se tenga registro.
¿Conoce la Casa de Gobierno?
Es un regalo hecho a Tulio por una familia agradecida con alguna gestión. La rechazó. Pero ante la insistencia de su contraparte, accedió a recibirla siempre y cuando, fuese parte del menaje gubernamental.
Los gobernadores que la han habitado, como el actual, le invierten millones y la disfrutan pensando en su versión chiquitita de Los Pinos, pero no deben ignorar su origen.
Me sobresalta que, desprendido y generoso, hoy carezca de una casa en forma -de alguna manera fue desprendido de su famosa y sobria construcción de adobe en Tizatlán- y en el peor de los casos, en riesgo de perder sus demás propiedades, dentro y fuera del territorio estatal.
Así que es buen tiempo para pedir a alguno de los solícitos notarios, orticistas o de la vieja guardia, que alejen las tentaciones del rancho maderero volando, o de la hacienda abandonada, allá por los rumbos del natal Calpulalpan del amigo Hernández Gómez.
Si alguien tiene derecho al reconocimiento de su tlaxcalidad es Tulio. Y también a su seguridad patrimonial. Que su amigo lo, «placée» (del verbó íralo, aquí lo traigo), y que lo premie con alguna de las sensacionales mesadas, como esas que se da el lujo de enviar a los ex presidentes de su partido que por cierto, hoy lo ven con bastante recelo.
¿Relación Institucional con Peña?
Lo dijo Mariano con los concanacos: «con Peña Nieto confío que se dará una relación institucional?
Oiga, pero por qué institucional si tendría que ser intensa.
Ah… los malos resultados de la elección de julio. La reacción ante el anunciado arribo de Fidel Herrera, para corregirle la plana con comunicación directa al bunker (y de paso mandar al carajo al inútil de Enrique González, sin duda el peor delegado del CEN conocido en Tlaxcala).
La reunión de la que le hablo fue a penitas, encabezada por Enrique Solana Sentíes, secretario general de la Concanaco-Servitur.
Nosotros… no pos íbamos rete bien representados, tome nota: Marquitos Mena y Adriana Moreno, naturalmente, cargando las maletas al gobernador Mariano González Zarur, a quien no sé por qué inquieta tanto la llegada de Peña Nieto a la silla presidencial.
Dicen que hay pendientes, y sentidas afrentas. Lo hemos de ver. Pero aquello de dejar tirada el arpa, para ser llamado al nuevo gabinete, pos, pos, tendríamos que añadirlo a los vaticinios de caos, hechos el sábado anterior por el senador Émily Gamboa, allá en las mesas de la fonda gala, «la pata del marrano».
La feria dentro de las cinco mejores
A dos años de gobierno, el marianismo pone empeño en conseguir el quinto lugar a la feria de Tlaxcala.
¿Es relevante? Claro que lo es, nada más que las pachangas se organizan cuando la casa tiene un buen botiquín, hay la suficiente solvencia para asegurar un buen nivel de vida y es tan segura que los rateros mejor buscan otros rumbos.
Ninguna de las tres cosas que le comento se dan acá.
Así que aspirar a una de las mejores ferias del país, pos hombre, qué gusto verdad, pero, para asistir necesitamos dinerito -ese que los organizadores roban, digo, reciben a manos llenas- , tenemos que estar sanos y además seguros que al regresar a la casa no la vamos a encontrar vacía.
Ahora, si me dices que en los cincuenta años de la feria de Tlaxcala vas a convertirnos en la capital cultural del país, trayendo conciertos, exposiciones, conferencias, actuaciones y todo de lo que somos capaces cuando nos lo proponemos, entonces te acepto la pretensión de codearte con ferias como la de San Marcos (Aguascalientes), las fietas de Octubre en Guadalajara, y hasta la de la Ciudad de México.
Bueno la nuestra es muy de aquí, con sabor a provincia, a pan de fiesta, olor a incienso y mucha, mucha comida.
Al menos así era, antes de que en la Cabaña, por ejemplo, te ofrecieran los precios más caros en la historia del país entero. ¿Un corte 500 pesos?, carajo ha de ser de dinosaurio.
No, para nada, no es de animal prehistórico. Prueba de ello es el renuevo generacional en los negocios de la gran feria (del atraco) hoy en manos de Erikita Cisneros, guapa y dinámico retoño del otoñal don Joaquín… sí hombre, el que acaba de perder la elección a senador.
Así que con sangre nueva en los negocios feriales y hasta la asesoría de verdaderas luminarias de la comunicación, como Carlos Villanueva (estoy hablando en serio, no se rían), pues tenemos garantizada una super mega feria, como dice don Mariano, para que todos, sin excepción vivamos el progreso (sí pero de esa élite).
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