Entre copitas y mixiotes, entre paliacates naranjas, rojos y azules y bendiciones obispales, se reunió la parentela del señor gobernador (todavía no enseñan los recibos de pago por el uso de las instalaciones públicas)
Ah qué rico. Luego del arrocito rojo, los mixiotes de carnero y los tremendos pulques, vino lo que muchos invitados aguardaban: el discurso del González del momento, todo un mandamás hecho y derecho. Creo que ni la presentación del árbol genealógico fue tan polémico como el mensaje de Mariano.
Habló de los valores familiares, de cómo los inculcó a sus dos chamacos (aunque ya ve usté… son tan rebeldes, sobre todo el muchacho, y cómo no… travieso como su pá, incluso hasta intentó ser un destacado matador de toros) y, entonces aprovechó para recomendar a todas las familias presentes verse en ese espejo de unión y solidaridad, chance y algún día alcancen la felicidad plena, como ya lo hizo el del micrófono…
Me conmovió de aquél mensaje aquello de que ya le intelige a la cuestión esta de las redes sociales (no como antes que ni la computadora sabía encender); antes habló de su capacidad de diálogo y el trato personal a las gentes como únicos caminos para tener éxito.
Ahora, aquí entre nos no había mejor oportunidad para apantallar a la parentela. Así que sacó sus palabras domingueras y como que generó confusión pues no se sabía si el rollo era para presumir que ya sabe usar el mail -y hasta una cuenta se acaba de crear el solito- o se refería a una iniciativa que ha de mandar a los señores esos complicados que tienen sus oficinas en Allende número 31, para que la analicen y para que la voten.
Al final con tanta complejidad, la parentela dividió opiniones. Unos aplaudieron la intervención marianista y otros guardaron silencio (ora, no crea usted que fue por falta de liderazgo con sus mismos parientes, aunque mirándolo bien… pero no, lo que pasa es que unos venían cansados y a otros les andaban cobrando los 300 varos de la comida, porque ya sabe usted, después es un lío para andarles exigiendo el pago).
Y como dice el más principal del fandango, la historia de esta familia se tiene que contar a través de textos bajo las premisas de: conocerse es un deber. Investigar su historia también es un deber. Luego entonces, nada de que los boletos se queden a deber… bueno por ahí va no cree usted?
Antes y después de esta formidable cita el desempeño de Tlaxcala ha sido el mismo. Los problemas, cada vez más agudizados. Pero nadie nos podrá negar que aunque sea a una pequeña porción de tlaxcaltecas nos ha interesado conocer a la dinastía González de Silva Fernández de la Horta.
Claro, nunca va a faltar el opuesto, el que nomás anda diciendo que no, que el tejido social esta bien roto y que esto no aporta gran cosa a la recuperación, pero yo creo que puede ser porque no lo invitaron a la gran Gonzalada, a la gran foto en la plaza de toros y a inscribir sus nombres en letras de oro en los anales de esta segunda reunión familiar (la primera fue en 2007).
Enhorabuena a cada miembro de la dinastía.
Un reconocimiento por sus valores familiares, y votos porque sean legítimos. Coscorrón a los que se andan portando mal… ahí de deshonestos, rabos verdes u ojialegres afectos lo mismo al table que al chip&dale. Y muchos deseos porque después de cumplir como ciudadanos de bien -sobre todo el que tiene la gran encomienda de gobernar a su estado- pues se den tiempo para estas fiestas re lindas, donde nunca falta la parienta que echa habladas o el sobrino al que se le suben las copitas.
Ya saben, el estado espera.
Cuando quieran eh. Al fin adamos rete bien…
Nos vemos en la próxima reunión de la dinastía.
No olviden sus paliacates. Camisa Blanca con un distintivo ( paliacate o mascada): Rojo,1ª Rama, Mariano
Gonzalez y Ma Cresencia Muñoz. Azul 2da Rama, Maria Antonio Gonzalez y Jose Guadalupe Lucio
Muñoz. Naranja,Tercera Rama: Dolores Gonzalez y Jose Maria Galindo; Verde, Cuarta Rama: Jose
Gonzalez y Rosa Lopez. Amarillo, Quinta Rama: Maria de Jesus Gonzalez y Francisco Merchan.
Quique Padilla, de mal en peor
Además de tronar como ejote en la elección del pasado uno de julio, el ¿priísta? Enrique Padilla Sánchez, arrastra graves pendientes a su paso por la dirección general del Colegio de Bachilleres de Tlaxcala.
Dicen que puede ser un mensaje a su inventora y protectora, Beatriz Paredes Rangel, gracias a cuya necedad, el señor Mariano tuvo que hacer a Quique candidato a diputado federal por el segundo distrito.
Pero gracias a su modorra para la campaña, y a la creencia que por ser bien parecido (ejem) como su tocayo Peña Nieto, entonces las seños iban a votar de forma masiva por él. Y sí, logró una mayoría, pero en contra.
Pues ahora, con ese mal sabor de boca al conocido político don iguano, se le pasó el tiempo para responder al proceso OFS/DAPEOA/0105/2012, del Órgano de Fiscalización, que le dio hasta el pasado marzo para aclarar desde adquisición chueca de combustibles, pagos irregulares al personal, liquidaciones por las mismas y otras gracias, solo posibles a conductas perversas y ciertamente corruptas.
Mire que tras la derrota electoral, tener que enfrentarse a esta bola de madrazos, ni su madrina doña Bety lo va a poder evitar.
Dicen las malas lenguas que así como al ex gobernador panista lo tienen en la mira y no han de parar hasta verlo tras las rejas, al mero mero de Tlaxcala le anda por hacer lo mismo con algún priísta ajeno a su grupo, ya sabe usted para poner quieta a la bola de revoltosos del partido que andan ahí protestando porque en la campaña les rasuró sus prerrogativas y de plano los dejó morir solos a la hora de la verdad.
Salió el peine en el PAN
Adolfo Escobar Jardinez y su intachable trayectoria por el PAN (o yea) viene siendo como el coco que se opone a la llegada de Adriana Dávila Fernández, a la secretaría general.
El ex secretario de Gobierno y actual diputado local rechaza, sin embargo que sea él el personaje idóneo para ocupar dicho cargo.
En otras palabras, esta es la despedida de un panista que llegó a ser autoridad de primer nivel en la étapa de bonanza de su partido, cuando hubo un mecenas que los metió en la onda esta del poder, pues antes no pasaban de ser una oposición bien débil (lugar al que finalmente retornaron).
Ni siquiera es sugerir que Adolfo sea como un cero a la izquierda, sino poner el dedo en la llaga del conflicto permanente que, por los odios inexplicables de quienes disputan el control y los centavos de lo que queda de su partido, este se encuentra destinado a desaparecer.
Su malquerencia se funda en sentirse con derecho a palomear las candidaturas y si se puede, a seguirle metiendo mano a las delegaciones federales… digo, si el nuevo régimen aparentemente peñanietista se los permite.
Ah qué ganas de seguir pegados a la ubre.
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