La doctrina albiazul seguro quedó bajo algún mueble del edificio de Independencia, hoy los códigos que lo rigen son: división y trampa; van en caída libre.
Es la última jugada en el panismo tlaxcalteca antes que la nostalgia ocupe el lugar de los activistas de ese partido, cuya caída a la tercera posición en los recientes comicios no permitió ubicarse a quienes hoy pelean por las cenizas del gran proyecto que fue.
Adriana Dávila, del grupo de pragmáticos a quienes poco interesan los medios, siempre y cuando les permita llegar al fin perseguido cambió doctrina por conflicto.
Se asumió proxeneta de delegados, empleados y otros personajes, y justificó entonces la cena de negros en que devinieron asambleas cuya esencia democrática fue rebasada por la supervivencia personal de ella, aunque el partido se fuese al infierno.
Sergio González Hernández es otro beneficiario de la jauja albiazul.
Ahí donde lo ve, se desempeñó como titular de Secoduvi y, hasta secretario de gobierno en la administración de Héctor Ortiz, pero en cuanto pudo, hundió una daga a quien antes veneró, e hizo equipo con el torbellino albiazul, Adriana (que todo lo tira a su paso).
Como si se tratara de mafiosos, cuando hubo que planear nuevos atracos los afectó el reparto del botín.
Al emblema albiazul lo usaron y desecharon cuantas veces han podido. Cuando hubo cazuelas llenas de mole se atragantaron antes de repartirlo entre la ganosa concurrencia, pero en cuanto las copitas del poder se les subieron a la cabeza, pues simplemente se dejaron llevar… y riñeron. Es su naturaleza.
Desde la semana pasada la hoy flamante senadora electa del PAN, realiza una seria de movimientos y negociaciones para garantizar la sobrevivencia de su grupo y no del partido que le abrió las puertas.
Lejos de buscar la unidad y la suma de los diferentes grupos políticos se ha dado a la tarea de negociar, por llamar su acción de una manera, su llegada a la Secretraria General del Comité Directivo Estatal de su partido.
Después de las diferencias que en las últimas semanas tuvo con el líder estatal del PAN, Sergio González Hernández, a quien la panista lo llamó traidor por no respaldar sus decisiones, Dávila se dio a la tarea de convencer a sus seguidores que ella y sólo ella puede garantizar que ellos ocupen las principales candidaturas a los diferentes cargos de elección popular que estarán en disputa en los comicios de 2013.
Con precisión no se sabe cuántas delegaciones controla Adriana Dávila. Hay cuarenta posiciones de ese tipo y se calcula que por lo menos la mitad son administradas por la hoy senadora electa.
Llega al extremo que, ya habría comentado a sus principales seguidores que negociará muy caro su voto con el virtual presidente de México, el priista Enrique¨Peña Nieto.
«Si quiere mi voto me tendrá que respetar las posiciones que controlo en las delegaciones federales de Tlaxcala», es lo que palabras más, palabras menos expresó la «lideresa moral del blanquizaul», sin saber que entre su público había uno que otro indiscreto, que no dudó en difundir el proyecto de la diva.
Por eso, su desesperación para llegar a la secretaria general del partido… de esa forma operará e impondrá a sus amigos y seguidores como candidatos a alcaldes, diputados locales y presidentes de comunidad.
Claro, ese riesgo tiene ya a Héctor Ortiz con un pie afuera del PAN.
Y parece que la mudanza de los activos orticistas a Convergencia, y la revitalización de su partido, el PAc, son inminentes maniobras del ex gobernador, a quien se agotó el interés por seguir en el instituto político que devaluó en botín para una sola cuenta, y todo indica que es la de la Dávila.
Por cierto, ya comienzan los tiradores panistas a dirigir su mira al los ayuntamientos. Tan sólo en Tlaxcala el primero en levantar la mano es Adolfo Escobar.
Con intención semejante anda Abel Hernández, esposo de la senadora Minerva Hernández, y hay hasta quien llega a mencionar a Leonor Romero Sevilla (lo más inverosímil pues quién pensaría en dejar su diputación federal para venir a contender con Adriana como árbitra interna).
Mencionan también a Edgar Carbajal Espino, secretario de Gobierno del CDE del PAN, (de quien quedó registrado que en los comicios pasados apoyó a su sobrino el verdeecoligista a Daniel Espino y no a los abanderados de su partido).
Aristarco Cortés Martín, ex delegado de la Secretaría de Economía en Tlaxcala y hoy con la misma responsabilidad pero en Puebla. ( no lo cuente en voz alta pero este personaje podría ser la carta que pretende jugar Adriana).
Un panista muy especial
Tal vez recuerde usted el nombre de Alex Ortiz, el polémico ex alcalde apizaquense tras quien hay cuentas pendientes. Pues ese mismo personaje olvidó las formas y supuso que sus críticos harían lo mismo con su papel de tirano en la alcaldía apizaquense.
Hoy hace los grandes negocios a nombre de una empresa productora de luminarias, la misma con la que se le relacionó en el desfalco que no olvidan las autoridades.
Violencia en Huamantla
Es tan arraigada la rivalidad de bandas de jóvenes violentos en esta demarcación que este fin de semana se escenificó una batalla con varios heridos y hasta armas detonadas contra la policía municipal.
Creo que las autoridades deben analizar el fondo de esa manifestación social, pues no es cosa sencilla pensar en pacificar a cientos de muchachos y muchachas, en condiciones de grave pobreza, y con la debilidad de drogarse para alivianar el estrés que les causa lo que ven como su desgracia.
Reprimirlos parece lo más simple. Pero, ¿quién se va a cansar primero?, ¿ellos, y el entorno desdibujado que se agrava con autoridades corruptas y autoritarias?, ¿la policía, y el riesgo de recibir un tiro o ser lastimado por algún muchacho convertido a energúmeno, bajo el efecto de tequila corriente, marihuana o thiner?
Lo cierto es que los vecinos ya no aguantan.
Ahí hacen falta los señores que se auto promueven como los grandes operadores y ases en materia de inteligencia. Pero, ya ve usted, no se cansan de mandarlos a pedir el voto.
Aunque pierdan.
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