Pues hay la amañada actuación de líderes y acaparadores ante la opacidad de las autoridades en este proyecto.


Cuando el gobernador de Tlaxcala participó en la pasarela aquella con intenciones de atraer la nueva refinería de PEMEX, siempre quedó en el aire el concepto “Centro de Distribución”, que se hará una realidad, para suministrar de gas natural a una amplia zona del centro de la República.

Al proyecto se le conoce como gasoducto Tlaxcala-Puebla-Morelos-Toluca.

Partirá de la válvula localizada en la Magdalena Soltepec y después recorrerá cuarenta y dos kilómetros en territorio tlaxcalteca, sesenta y siete en el estado de Puebla y poco más de cincuenta en Morelos y un prolongado trecho en el estado de México.

Este ducto permitirá una dotación continua de combustible a las zonas industriales en las tres entidades y evitará el riesgoso almacenamiento con pagos adelantados. Se trata de que con el sólo ejercicio de abrir o cerrar la llave, se cuente con el servicio.

Este es el llamado Centro de Distribución de PEMEX. Para introducir el ducto se adquirieron decenas de terrenos ejidales que permitieron ver las negras intenciones de líderes, acaparadores y supuestos dirigentes de grupos sociales, dispuestos a aprovechar cuanta oportunidad tengan para sacar raja.

Apuntes de Pemex refieren que este gasoducto significa nuevos puntos de inyección y rutas alternas para contar con el combustible en toda la zona, eliminar cuellos de botella a los empresarios que, a su vez, podrán contar con un insumo energético disponible en cualquier momento y tener la posibilidad de abrir una llave y no contar con instalaciones de almacenamiento que les obliga a pagar por adelantado por el insumo.

Es un millonario plan que recibirá financiamiento del Fondo Nacional de Infraestructura y, en él se tiene la participación activa de funcionarios de las cinco entidades federativas, así como de poderosos grupos empresariales para los cuales tiene un gran significado el que las cisternas dejen de recorrer las carreteras del país para hacer viajes onerosos, siendo que se puede contar con un suministro continuo.

Tlaxcala entrará de lleno a la etapa de modernización de la paraestatal y propondrá sus tierras para que una empresa como Enersa (Energía entre Ríos SA) tenga un papel preponderante en el diseño de la hoy inexistente política de gas natural, lo que nos hace dependientes de las importaciones, mientras alegres vemos cómo se queman toneladas de combustible porque no hay hacia donde canalizarlas.

Una nota de El Universal da cuenta de la agresividad con la cual se conducen los ejecutivos de Enersa, respecto a esta parte del patrimonio nacional:

El Consultor de Enersa, Enrique Velasco aseguró que México llegó tarde a la estrategia de construir plantas de regasificación de gas natural licuado y ahí está Manzanillo, próximo a licitar «cuyo proyecto será desarrollado en un momento inadecuado por las limitaciones que nuestro país tiene».

Severo en su diagnóstico, Velasco indicó ante un centenar de inversionistas y analistas como Shell, TotalFina, Tokio Gas, Korea LNG, Petrobras, Ficht Rating, Sociéte Génerale, American Bureau of Shipping, Baker and McKenzie, Suez Global, Occidental Petroleum Corporation, Canaport LNG y National Energy Corporation of Trinidad and Tobago Limited, entre otros, que la apertura sigue siendo un mito, «no se ha dado y no hay una política de gas natural licuado».

Lo grave, explicó, es que «todos podemos poner una terminal como la de Altamira o de Sempra, pero no hay quien compra el combustible».

Así que Tlaxcala tiene el serio compromiso de detallar a quienes se sienten afectados porque tuvieron que vender sus terrenos, para qué se van a utilizar y quiénes van a estar detrás de la explotación de los mismos.

De lo contrario seguirán dando alas a acaparadores como el líder de los cebaderos en Calpulalpan para movilizar propietarios y afianzarse a causas que pudieran llegar a ser legítimas, en el entendido de la opacidad con la cual se conducen las autoridades.