Lo más interesante del estado financiero de la Feria, no es la predecible opacidad, sino dos protestas a modo de tierno reproche cisnerista: los fraudulentos eventos taurinos y, el concierto de Plácido Domingo… en los dos metió la mano Rafael Herrerías.
Dicen que entre gitanos no se leen la mano… y menos si son gitanos del PRI, compañeros de mil batallas, identificados con la versión más radical, casi de ultraderecha y enemigos declarados de Beatriz Paredes Rangel.
El ex senador Joaquín Cisneros Fernández, publicó en El Sol de Tlaxcala, el informe financiero de la Feria. En medio de una inquietante parquedad, detalla lo siguiente: ingresos 19 millones 525 pesos. Egresos, 19 millones 818 mil pesos. Hasta existió una ganancia de 106 mil varos.
¡Nombre… qué exactitud para calcular el dinero que entró, y empatarlo con el que salió!
Eso se llama eficiencia.
Claro… ahí con unos detallitos casi sin importancia… usted sabe, de esas cosas en las que nada más se andan fijando los cuentachiles.
Ni tanto eh…
Resulta que en el informe quedó en blanco el renglón denominado, “eventos taurinos”. Y eso me lleva a hacer estas reflexiones:
1.- Siendo el organizador de las corridas el doctor (en ciencias ocultas) Rafael Herrerías, algo así como brody mayor del gobernador Mariano González Zarur, pues sólo a él se permite informar lo que quiera o de plano no informar por una razón de peso: pues nomás porque se le hincharon para no hacerlo ¿y?
2.- Si el informe de Cisneros, de plano hubiera omitido el asunto de los toros, chance el tema pasa desapercibido, pero como dejaron el tremendo hueco, uno se pregunta pues qué tan efectiva es la comunicación entre estos tres personajes, verdad, ya entrados en años (y en mañas) pero sobre todo ejemplos de la arrogancia priísta que nos ha de volver a gobernar (si ellos mismos dejan llegar a Quique Peña Nieto).
Si las corridas fueron un rotundo fracaso porque la gente no acudió, lo legal habría sido anotar en el informe de don Joaquín, el monto de los números rojos. Nada más un detalle, las corridas rebosaron de afición y los encierros fueron de lo peor. O sea, el empresario Herrerías, vino a hacer negocio a la tierra de su brody, lo perjudicó y como dicen en San Luquitas, “se dejó largado”.
3.- De manera sutil, casi imperceptible, las finezas de Joaquín Cisneros, convirtieron el vulgar latrocinio de Herrerías en una suerte de, “cariñosa protesta al amo”, ordenando dejar el hueco en el informe al que ya nos referimos, y en dicha acción estableció que si el estado financiero publicado es un monumento a la opacidad, hay otros en peor situación pues, como el tal Herrerías que hizo de las suyas y no nos dejó ni un recado en una servilleta de papel.
El otro pequeño detalle
Un día de tantos ya con el tiempo encima, Rafita Herrerías dijo a su carnal Mariano. “oye tú, y por qué no organizas algo chingón aquí para la perrada… no esos desfiles corrientes y bailecitos baratos… mira… traemos al Plácido Domingo, cobramos la entrada, te luces y hasta le puedes decir a la bola esta de mugrosos quién es su verdadero padre”…
Hemos de reconocer que la conversación no se dijo con las mismas palabras, pero el fin fue el mismo. El resto usted lo sabe porque puntualmente se lo narramos… si el tenor cantó con vil desgano… si el escenario y la sonorización fueron fatales… si los boletos más caros nomás no se vendieron y tuvieron que regalarse.
1.- Queda claro que el concierto se dio al margen de la Feria. Si acaso, los organizadores, puede que encabezados por el delicado secretario Marco Antonio Mena de Turismo (je) enviaron unos cuantos boletos a Joaquín, pero no tantos como los pudo tener Adriana Moreno (la funcionaria con más millas acumuladas).
2.- ¿Cuántos boletos fueron pagados y cuántos regalados? Eso, le aseguro nunca lo vamos a saber… pues ahí está la tranza… si Herrerías puso el ejemplo con las corridas de toros, de guajes se ponen a dar detalles de los ingresos por el concierto.
3.- Pero los gastos ocasionados por este inolvidable espectáculo no tienen parangón. Cientos de anuncios espectaculares por todo el país, miles de mensajes radiofónicos, desplegados en periódicos, lo de la orquesta, lo del mariachi, lo del escenario (bastante feroz) el alquiler de las sillas y hasta el costo de los boletos.
4.- En el informe, Cisneros ni siquiera mencionó el asunto de Plácido Domingo. Nada más lo dejó a la conciencia del responsable, primero de andar escuchando las sugerencias-órdenes dadas por su alter ego, don Herrerías (acostumbrado al poder convocante de Televisa, no a los desfiguros en el Tlahuicole y a las camaritas de Héctor Parker) y segundo, por no pensar bien las cosas… tan pichicato que es para pagar a los trabajadores (si puede los deja sin chamba) pero eso sí, tratándose de una sugerencia del concesionario de la Plaza México, vemos de dónde sacamos… pedimos lana a los alcaldes, enjaretamos hartos talonarios a las presidentas del DIF, a los empleados de gobierno con cargo a su quincena, pero no quedamos mal.
En conclusión
– La Feria de Tlaxcala refleja la conducta de este sexenio. Mucho para los de fuera (Herrerías, Carlos Rojas, el michoacano) y acero para los del rancho (Cisneros, Noé Rodríguez, el partido)
– En medio de la peor opacidad pese a la expectativa de la caja de cristal, se reparte dinero para lograr reformas sin más perspectiva que saciar los odios personales de Mariano, aficionado a ver como ruedan las cabezas, tal vez embebido por la sangre de cada corrida donde generalmente hace negocio.
– A las clases medias y a las vulnerables les llama tejido social lastimado, el gobernador ofrece resarcirlo; a final de cuentas lo ha puesto contra la pared alegando la peor escasez económica. Pero al tratarse de cuentas, gastos o consumos de esos que aprovechan nuestra nobleza, entonces hay crédito abierto.
¿Quién a estas alturas ejercerá el contrapeso a las decisiones de un ejecutivo sin más rumbo que el señalado por sus amigos?
¿El Congreso?… ¿cómo?
Por cierto, hoy el singular gober inicia sus merecidas vacaciones… hombre once meses de tanto esfuerzo lo valen, con eso de que ya recuperamos a Tlaxcala….