Duele, Presidente, utilizar a los pobres entre los pobres para hacer un degenere con los programas sociales de su gobierno, cuya franquiciataria aquí, lo mismo coloca al señor su cónyuge en el Programa Oportunidades que a su amigocha Clarita en la Sedesol.
Para vivir mejor, es una frase que toma tintes de cinismo en Tlaxcala.
Clara Torres López, recién rindió protesta como nueva delegada de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). ¿Algún mérito? Ser incondicional de Adriana Dávila Fernández. ¿Su nivel académico?: Licenciada en informática (desde 2009). ¿Licenciada en qué?
Como quien dice, para dirigir a la cabeza de sector de las extensiones del gobierno federal dedicadas a atender a la gente, es suficiente con presentar un título expedido por algún instituto de computación que nos respalde como todos unos expertos en el manejo de Windows y capaces de lograr una conexión de terminales en red.
Creo que es necesaria la sustitución de la señora Clara al frente de la Sedesol. Con respeto le decimos, no da el ancho. A juzgar por su licenciatura (muy respetable) se encuentra al margen de políticas sociales para asumirse en incansable gestora de recursos, imparcial –según lo reza la advertencia al final de todo mensaje del Gobierno Federal- sensible y ágil para refrenar mediante un infinito acervo teórico los índices de pobreza que, con la ayuda del gobierno estatal, hoy nos tienen en el fondo del pozo.
Me avergüenza ver al ejército de especialistas en la materia bajo el mando de un elemento cuya función es cuidar el negocio (porque así lo ve) de la ex candidata panista al gobierno de Tlaxcala.
Eso sí, con las capacidades de remover a cualquiera que se atreva a cuestionar su medianía intelectual.
Dispuesta a seguir por el camino selectivo para la aplicación de programas condicionados por la Federación a pasar por alto intereses partidistas.
Lo peor es el nombramiento en pleno proceso electoral.
No me cabe la menor duda que la insistente frase “Para Vivir Mejor”, ha devaluado a los niveles de la seño Adriana, un raro caso con derecho de picaporte en el Gobierno Federal, capaz entre otras bellezas, de impulsar a su propio esposo para colocarlo en el Programa de Desarrollo Humano Oportunidades.
Millones de pesos allegados a tierras tlaxcaltecas deben, por consecuencia, pasar por la mira parcial del grupo adrianista.
Y la pregunta obligada es: ¿nota usted una disminución en los índices de pobreza en nuestra entidad gracias al empleo a fondo de semejante pandilla?
Si por el lado local tenemos a un gobernador reconociendo a un año de su gobierno que Tlaxcala está muy mal, y por el otro atestiguamos a una bola de amigotes aplicando sus particulares criterios al manejo de recursos, no hay duda que nos encontramos en la orilla del precipicio.
Es doloroso que a los pobres entre los pobres, les toque cargar sobre sus hombros con esta horda medrante, una de cuyas cartas credenciales es contar con el beneplácito del presidente Felipe Calderón Hinojosa.
¿Qué ocurre, señor Presidente, no nota usted acaso la pachanga en que devino –al menos en Tlaxcala- su estrategia para atender a los pobres?
El aiga sido como aiga sido, en su máximo nivel de desvergüenza.
Disponer de los recursos del Estado para alentar la actuación de verdaderos criminales de cuello blanco portando la bandera del calderonismo.
¿Nota usted alguna diferencia entre los llamados miembros del crimen organizado y estos otros, factores del crimen coludido con el poder?
Me duele decirlo. Pero son igualitos.
Pedro y el lobo (yo diría la hiena)
Los claroscuros del alcalde de Tlaxcala, Pedro Pérez Lira, agudizan cuando al cuarentón tricolor le da por entregarse a los deleites pedales y pasa por alto los generosos conflictos –en grado y cuantía- en medio de los cuales pervive su administración.
Si la hermanita dispone y el cuñado descompone… si lo sorprenden en plena movida carnal al interior del solemne salón donde suele despachar, consciente o no; si la enorme mayoría del Cabildo ignora las convocatorias a su informe de labores…
Y lo peor:
La impuntualidad para cumplir con el pago de aguinaldo al personal sindicalizado y de confianza.
¿Pues en qué mundo vive el alcalde de la capital tlaxcalteca?
Tal vez en Disneylandia.
Bueno, para ser puntuales, hay que comentar el próximo y muy merecido (ajá) traslado de tan importante personaje de la política tlaxcalteca al mismísimo mundo Disney, con todo y familia, para pasar como debe ser este período de asueto con motivo de las fiestas decembrinas.
Allá se las verá con Mickey y Minie, Pluto y Tribilín (ojalá no salga peleado)… pero aquí, los empleados pueden esperar al cumplimiento del pago al que por ley tienen derecho.
Digo, si todo el ayuntamiento no se puede trasladar a Miami para acompañar al señor alcalde en su paseo, pues qué otra le queda sino aguardar como las esposas maltratadas a que aquél sacie su sed de divertimento y opulencia, mientras estos siguen lamiendo sus heridas, ocasionadas por la deficiente administración y peor actitud de quien no quita el dedo del renglón, en el asunto aquél de contender por la gubernatura en cuanto se pueda…
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