Fuera de los plazos legales hay señalamiento de fraude electoral. En circunstancias parecidas, hay un proceso administrativo. Y los señores que fingen reñir suponen que la gente se chupa el dedo, observando su indigno espectáculo ávido de polémica pre electoral.

El ex gobernador Héctor Ortiz Ortiz, tiene la obligación de presentar las pruebas que sustenten el supuesto fraude mediante el cual, según su dicho, el priísta Mariano González Zarur, ganó la elección de julio de 2010.

Exponer dicho argumento ante la militancia panista y con la presencia de Adriana Dávila Fernández –la ex abanderada albiazul derrotada en aquellos comicios- puede verse desde varios ángulos:

1.- Fue una acción que pretende unir a adrianistas, seguidores suyos y panistas afines al partido haciendo un reclamo extemporáneo. De habérselo propuesto, en el tiempo que marca la ley habría encabezado una feroz lucha contra lo que hoy llama fraude, pero en ese momento pesaba el supuesto compromiso cupular a través del cual esa llevada y traída chapuza se consumaba bajo la advertencia de denunciar cada uno de los –otra vez- supuestos desvíos y excesos que caracterizarían a su administración.

2.- Para muestra, el vergonzoso papel del Consejo General del Instituto Electoral de Tlaxcala (IET), cuyos integrantes habrían advertido sobre lo peligroso que era publicar a detalle el historial completo de aquél polémico proceso electoral, ya que incluiría cuentas tergiversadas o amañadas para cuadrar un resultado que ni el mismo candidato tricolor esperaba, o sea el triunfo.

No se requiere una gran memoria para recordar aquella penosa repetición de una sesión del IET, pese a la existencia del acta que daba cuenta de los acuerdos tomados, pero como faltaba asegurar la tapadera de esas supuestas irregularidades, llegó la orden tajante de la entonces presidenta del CEN del PRI, Beatriz Paredes Rangel (hágame el favor) advirtiendo, “a quienes mandaban en dicho organismo autónomo”, un inminente bombardeo desde la Cámara de Diputados –claro, orquestado por ella- para hundir a la administración Ortiz, utilizando una metralla pluripartidista en las comisiones de San Lázaro que hicieran falta.

3.- Como devolviendo la atención de hace unos días, de amenazar a destiempo al ex gobernador con un proceso administrativo –situación hilarante para el acusado- hoy, este, hace lo propio y recuerda a su sucesor que también dispone de un expediente para desacreditar su triunfo electoral. Está de más afirmar que dicho amago a diez meses del gobierno priísta debe haber causado la misma reacción al titular del ejecutivo local, o sea carcajada limpia, pues hoy los medios de comunicación son utilizados para litigar este pleito de élite con argumentos balines, extemporáneos pero eso sí, utilitarios en el esquema mediático, en medio de la farsa que deja atónitos a los electores.

Digamos que el mensaje real en este intercambio González Zarur-Ortiz Ortiz, consiste en que el primero sigue vociferando su calidad de mandatario legítimo –conste que al día siguiente de la elección fue el primero en dudarlo- mientras el segundo plantearía el siguiente enunciado: “hombre, si ya ganaste aiga sido como aiga sido, pues para qué te sirve la política persecutoria… tranquilo, mejor dedícate a disfrutar tu oportunidad al timón y, todos tranquilos, todos ganamos…”

Dígame usted para qué sirve, en términos prácticos el dinero gastado a lo largo de diez meses para echar la culpa de todo lo malo de la administración al gobierno anterior.

Seguramente me responderá: tiene el mismo propósito de decir: “dejé 500 millones de pesos en caja, para que le siguieras con los negocios que ya había tramitado, tras un papel sobresaliente en el apoyo a 80 mil ancianos y la construcción de múltiples obras gracias a la generosidad del gobierno federal que tuvo la gentileza de enviarnos de manera extraordinaria 25 mil millones de pesos más”, 500 por ciento más que lo registrado con presidentes del PRI.

Ah, pero eso sí, en términos de levantar polémica este boxeo ficticio consigue tremendos dividendos. Estar presente en las descalificaciones de Mariano le ha significado vigencia en el ánimo colectivo: los que lo detestan han exacerbado ese sentimiento, pero aquellos que lo siguen están decididos a morir en la raya defendiendo su causa.

Pero este teatro tocó un punto importante: la persecución

Hacia donde dirijamos la mirada hay personajes que llegaron al poder con la idea de utilizar los medios de los cuales dispone el Estado para saldar pendientes de carácter personal. Y eso no se vale. En Tlaxcala los agentes de la policía fueron los primeros en pagar los platos rotos, pues se les ha tratado como un sub estrato. Hoy, incluso se les llama vigilantes aparentes, evidencia del desprecio que el gremio ocasiona en quien ejerce el poder. Además incongruente pues el vigilante obedece órdenes. Quienes generan la apariencia son los altos mandos y estos a su vez, obedecen a un mando supremo.

Sufre condiciones semejantes de persecución otro tipo de burócratas, secretarias, ayudantes, empleados de confianza y, desee luego los comunicadores, pues no olvidemos que este es un sexenio que, no acepta críticas.

Hoy, el golpeteo alcanzó un relativo equilibrio

Quedó claro: me atacas… te respondo. Me amenazas… saco pruebas.

¿Cuáles?

Reorientar presupuestos

En una gira por el sur del estado, el gobernador Mariano González Zarur, hizo un llamado a alcaldes, a replantear la forma de gastar su presupuesto, procurando ocuparlo en obras de beneficio colectivo.

Dos meses y un poco más faltan para el primer informe de gobierno, y no veo que abunden hechos concretos para cacarear; bueno, si se trata de llenar cuartillas y cuartillas, y adormilar a quienes se presenten a un acto de este tipo con la obligación de aplaudir y hasta con gafas con ojos abiertos pintados, pues ya usted verá.

De veras no me explico hacia dónde se canalizaron los millones de pesos ahorrados después de tantos recortes de personal. Aquí entre nos, es un deseo colectivo que a este gobierno le vaya bien, pero ya pasó un año y no vemos otra acción que no sea administrar. Aquí hace falta el liderazgo de quien salga cada mañana a gestionar a las instancias donde Emilio Sánchez Piedras conseguía dinero y dejaba muy claro este mensaje: “no se puede tratar igual a los desiguales”, era una manera elegante y sintética de dibujar la terrible marginación en que vivíamos.

Eso estamos aguardando. Ojalá el gobernador, heredero del sanchezpiedrismo recuerde la memoria de ese ilustre tlaxcalteca, y emule sus hechos, no nada más lo recuerde cada que haya chance de hacerlo.

La Feria de Tlaxcala

Hay una expectativa muy alta de esta fiesta. En su organización hay resultados sobresalientes. Ojalá en su ejecución pueda opinarse lo mismo. Que los antros no sean negocios familiares, que a los menores de edad se les inculquen valores, no sólo en el discurso, sino a la hora de limitar su acceso a las vendimias de bebidas embrutecedoras. Que los precios no sean un atentado contra la maltrecha economía de las mayorías. Y que no aminore la promoción para que los expositores recuperen su inversión y aspiren a ganar, luego de pagar precios de miedo por espacios así de pequeñitos.

El desfile de prefería suele convocar la algarabía de los jóvenes y también de los expositores. Los dos son factores primordiales para la feria, sea quien sea el que la encabece. Lo que no se vale es cobrar precios desquiciantes para atiborrar el bolsillo de Rafael Herrerías con toreros españoles de enorme calidad pero, casi de vacaciones en México por enfrentarse a toros tercermundistas, al modo de remedos cuando uno ve los enemigos con los que deben defenderse en las plazas que de veras les exigen.

La fiesta a penas comienza. Falta mucho para evaluar si fue buena o mala. Pero por ganas de los tlaxcaltecas deseosos de dar una buena cara no hay regateo. Ahora, estamos en manos de los organizadores.