En Tlaxcala desde las más encumbrada política hasta la más indefensa mujer, padecen la misma misoginia, ante la cual prefieren sustraerse, ministros de fe, líderes partidistas y hasta autoridades vigentes.
El desgano del Legislativo para abordar el espinoso tema de la interrupción del embarazo, quedó nada más en la exposición muy al estilo de Bernardino Palacios, el diputado de la orticista Alianza Ciudadana, cuya ansia por moralizar la capacidad de las mujeres para decidir sobre su cuerpo, a penas si alcanzó un discreto llamado a la tolerancia, hecho por la panista Lilia Caritina.
Y no es tema oculto la práctica clandestina de abortos en Tlaxcala, o el traslado de pacientes a la Ciudad de México, donde se permite bajo reglas definidas por la autoridad.
Sin atender a las particularidades expuestas por mujeres con embarazos riesgosos, producto de la violación, tempranos o en injustificables errores cometidos por los responsables, se pasa por el acero moralino a toda mujer con una causa muy suya y con el derecho que tendría para responsabilizarse de lo que hiciere con su cuerpo.
Tras la sentencia de Palacios a priori, esperábamos la intervención de los sedicentes izquierdistas en el Congreso.
Al no dejar de repiquetear sus celulares, y ocupados en pensar cómo les irá en el proceso de reordenamiento perredista interno, el próximo 23 de octubre, lo expuesto por el representante del retardarismo, ¿acaso selló esa tendencia autodestructiva de género en tanto leña para atizar la misoginia, tan de moda en estos tiempos?
Hay que ver el trecho entre la desvalorización de grupos de mujeres pertenecientes a generaciones añosas y la infame influencia en las nuevas generaciones.
Aquellas alardean respecto al elevado número de hijos que trajeron al mundo, “por la voluntad de Dios”. Consideran y aceptan la desventaja de la mujer al darse el matrimonio o el concubinato; y no es exageración describir a jovencitas de menos de 18 años, embarazadas, sin dientes por las golpizas, desnutridas, deprimidas, humilladas y entregadas pues así lo mandan ciertas creencias religiosas, a quien a partir de una fecha tuvo a bien (¿?) adquirirla como propiedad, y no la considera como la parte más importante de la alianza que redundará en una robusta familia.
Quien no acepte que a los ministros de todos los cultos, les urge actualizarse en temas de género, ha de formar parte del club de seguidores de la machista epístola de Melchor Ocampo, a la cual sin embargo en ciertos sectores se sigue dando lectura ante los jóvenes que se matrimonian, como el asegurado sufrimiento que ella ha de encarnar, siempre dispuesta a darse generosamente a un compañero, el del sexo fuerte y las trasnochadas sin alegación.
Y en ese contexto comunidades religiosas organizan lo que suelen llamar ejercicios espirituales, que no son sino la retención de menores o mayores contra su voluntad, en un encierro colectivo de donde resultan tremendos lavados de cerebro que a ellas les reafirma su desvalorización de género, y a ellos se les abren caminos de negociación, por los pecados que seguramente cometerán en su condición de machos cabríos.
Pero en ese tema la autoridad es ajena.
Ha caído en un infame esquema de complicidades con la parte religiosa bajo acuerdos como los siguientes: “si legislas contra mis tradiciones, siembro insidias y te hago perdedor en la elección”.
Y a eso, los candidatos de discurso convenenciero y triunfos sin respaldo, les hace temblar las corvas.
Como verá usted, el hilo se rompe por lo más delgado: el género.
Así, a las mueres se les critica por usar minifalda, por fumar, por rechazar el maltrato, por decidir sobre su cuerpo.
¿Bajo la supervisión de quién?, ¿de personajes como el diputado Bernardino Palacios?, ¿verdad que urge legislar sobre temas de género en Tlaxcala?, ¿no cree usted que a los ministros religiosos les urge actualizar su disco duro?, ¿Qué las prácticas llamadas ejercicios espirituales deben por lo menos contar con la supervisión de la autoridad civil y bajo reglas muy claras?
Hoy en Tlaxcala, desaparece una joven bachiller del plantel Teacalco. El hecho, demuele a sus familiares y conmueve a todo el estado. ¿cómo es posible que en la entidad más segura del país pueda desaparecer una adolescente?
El terrible hecho mueve la conciencia de ciudadanos y autoridades.
¿Verdad que hace falta legislar sobre género?
Ojalá aparezca cuanto antes, sana y salva. Pero ante la eventualidad que los resultados fuesen en sentido contrario, no cree usted que al responsable del delito que fuere se le deben añadir por lo menos dos agravantes: el género y la edad.
Los discursos al estilo del señor Palacios los podemos poner en la repisa de los temas idos.
Personajes tan respetables y apreciados como el obispo, Francisco Moreno Barrón, no deberían pasar por alto la oportunidad de aportar su evolucionada visión respecto al formidable ámbito del género.
Tan valiosa como las de otros ministros de fe, lo mismo que activistas, luchadores sociales y demás organizaciones de ciudadanos con grandes aportaciones al supremo tema como debe considerarse a la mujer y su problemática.
La política… aflora la misoginia
La supremacía del hombre sobre la mujer tiene una de sus más intensas expresiones en el terreno del poder público. Hay que ver los odios descargados por personajes como José Felix Solis, miembro de la dirigencia panista, obsesionado con expulsar de su partido a la diputada Mildred Murbartián.
¿La causa?… piensa, tiene iniciativa, se resiste a ser parte sorda de una línea tirada desde el misterioso edificio de Independencia en la Ciudad de Tlaxcala.
Y de esa persecución de género alguien ha de salir beneficiado. A lo mejor Adolfo Escobar Jardínez, en una carambola de tres bandas: 1.- echan de su partido a la Murbartián; 2.- reafirman el terror oculto a la militancia (para que no se anden moviendo sin permiso); 3.- se quedan con la Comisión de Coordinación y Concertación (CCyCP) del Congreso (brillantes y misóginos)
En el PRI no cantan mal las rancheras
Ahí tiene el caso de la diputada Lorena Cuéllar Cisneros. Bloqueada, perseguida y apestada de ese partido por una bola de fulanos entre quienes la peor parte la lleva el presidente gris del PRI, Arnulfo Arévalo Lara, quien nada más recibe órdenes de su amo, el gobernador Mariano González Zarur, quien a su vez enfila (perversamente) como su recomendado a senador, al ex senador (¡!) Joaquín Cisneros Fernández.
Como que son muchos tipos contra una mujer. Pero retratan esa ventaja de género sobre la cual propusimos legislar en esta entrega.
Ya sea políticas o simples ciudadanas, deben tener el respaldo de la Ley.
La comisión de equidad y género no puede seguir siendo el cubículo de lo inútil, el pasivo testigo del maltrato disfrazado, cómplice de atrocidades cometidas por personajes de carne y hueso.
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