A la ley, nadie la puede pasar por alto; años costó al Congreso perfeccionar el proceso de elección de Procurador, para que hoy sean pisoteados los principios de justicia, legalidad, imparcialidad, independencia, objetividad, unidad y buena fe.

En el fondo de la obra teatral titulada: “Cobra Licha, es a cuenta del presupuesto”, hay más que el ridículo intercambio de elogiosas incitaciones a violar la Ley, bajo argumentos que justifican uno como bono de productividad, otorgado a la sumisa y por lo tanto ideal servidora pública del marianismo.

La carambola de tres bandas también requirió la actuación del consejero jurídico, Marco Antonio Díaz Díaz, quien aprovechando la ocasión anunció una minuciosa búsqueda de otros funcionarios con pleito laboral contra el gobierno, para obligarlos a conducirse ejemplarmente, como lo hizo la señora Fragoso Sánchez.

El juego consiste en mandar un mensaje a potenciales denunciantes del gobierno para que extremen su sumisión ante el gobernador y despierten así en él un ánimo propicio para pagarles y además darles dos palmadas en la espalda.

Ni la sumisión, ni la sobradez, están consideradas por las leyes que rigen la relación entre el Poder Ejecutivo y la Institución del Ministerio Público. Entre ambos se coloca el Poder Legislativo, al cual llevó años perfeccionar el proceso de elección del procurador, cuidando que este no sea un empleado del gobernador, sino un ente justo, imparcial, independiente y de buena fe.

Pero, y la indiscreción qué significa.

No la hizo cualquiera. El responsable también participó en aquella terna, y sabe Dios que traía ganas por asumirse mandamás de los ministerios públicos en Tlaxcala.


¿El enemigo en casa?

Una especie de super asesor con facultades para observar el músculo auditivo (o sea, ver la oreja) a quien se ufana de ser temido por aquellos a los que suele llamar subordinados.

Si la ley llevara el cumplimiento o no de sentencias a la parcela de los ánimos de la voluntad superior, cuántos reos indultados no habría… o cuántos inocentes estarían en la cárcel porque cayeron mal a quien todo pretende decidirlo en esta entidad federativa.

Este es el precio que pagan las víctimas del culto a la persona.

Se exponen que un vivo llene huecos en los pasillos del miedo. Encuentre la fórmula para apagar el fuego al dragón…

“Renuncio a cobrar lo que debería cobrar porque así respondo a tu confianza”.

Oiga, esa es una ofensa para los miles de pobres, desempleados, subempleados, pequeños empresarios y gente con más iniciativa que éxito, porque como dice Cristi Pacheco: aquí le tocó vivir…

¿En manos de quién se encuentra el ministerio público?

De una persona, congruente con la confianza. ¿Qué pasa?

No debería el presupuesto del estado ser el botín de diplomáticos empoderados, sino arma para atacar a los verdaderos enemigos: miseria, hambre, injusticia.

Permítame hacer un respetuoso llamado a la procuradora de Tlaxcala y a quien dice ser su jefe, para que no ofendan la inteligencia de los tlaxcaltecas, haciendo públicas expresiones de lisonja entre amigos con la enorme responsabilidad de responder al voto de confianza de un pueblo ávido de gobernantes serios.