La gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, ha presumido en las últimas semanas que su administración ha sido más que generosa en la inversión para la seguridad pública que en tres años alcanzó la cifra de 6 mil millones de pesos.

 

Tal acción, incluso fue reconocida por el gobierno de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, durante la última reunión del Consejo de Seguridad Pública que se llevó a cabo en Acapulco, Guerrero, donde se destacó el financiamiento público realizado por Tlaxcala en el rubro de seguridad, ubicándose como una de las entidades del país que más recursos ha destinado a ese sector.

 

Sin embargo, el secretario de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala, Alberto Perea Marrufo, declaró que en la entidad no existe una estrategia fallida en el combate a la delincuencia, sino que el problema que se tiene para combatir a los criminales es la falta de recursos públicos.

 

En pocas palabras, para ese torpe funcionario lorenista de nada han servido los 6 mil millones de pesos que ha invertido la mandataria Cuéllar ni el reconocimiento que otorgó la administración de Claudia Sheinbaum, porque al final los fondos se deben usar para contratar más policías y comprar más patrullas y no en tecnología como lo declaró Perea Marrufo el fin de semana en un entrevista colectiva.

 

Nadie sabe si ese capitán de las Fuerzas Armadas estaba crudo o si nuevamente desconectó su afectado cerebro con la lengua, porque sus afirmaciones no sólo contradicen el discurso oficial del gobierno de su jefa, sino que echa a la basura supuestos logros alcanzados como el C5i y la operación de veinticinco C2 que se han equipado en diferentes municipios del estado.

 

Alberto Perea tuvo un arranque de sinceridad y por primera vez reconoció que la percepción de los tlaxcaltecas sobre la seguridad es mala, pero le faltó aceptar que lo anterior se debe a que los delitos violentos y otros ilícitos se han incrementado, especialmente desde que él asumió en agosto del 2023 el control de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

 

Y si según ese torpe funcionario la estrategia no ha fallado, entonces por qué lincharon a dos policías en Zacatelco, por qué la banda dedicada al robo de restaurantes en la capital no ha sido detenida, por qué se han registrado asesinatos de empresarios y sus sicarios han logrado escapar sin ningún problema, por qué operan bandas de criminales que roban vehículos, comercios y camiones de carga y por qué los responsables de decenas de homicidios dolosos no están tras las rejas.

 

Lo cierto es que la estrategia de Perea Marrufo es un fiasco y que su trabajo al frente de la dependencia ha sido nefasto, porque sencillamente la mayoría de los tlaxcaltecas se sienten inseguros en la entidad.

 

Sólo con ver los hechos delictivos que son dados a conocer por los medios de comunicación entiende uno el por qué los ciudadanos y las ciudadanas perciben que en Tlaxcala hay un grave problema de seguridad.

 

El secretario de Seguridad Ciudadana ya tuvo su oportunidad y falló. Tal vez ahora sí debería considerarse su salida, sobre todo cuando ha empezado a lavarse las manos al dar a entender que la actual administración ha invertido mal los recursos, es decir, ha optado por la tecnología en lugar de contratar más policías que se requieren para según ese funcionario tener más presencia de elementos en las calles.

 

Será que con ciertas las quejas del funcionario que cada que puede sostiene que la corporación a su mando destina un importante número de policías a cuidar y a vigilar a la familia de la gobernadora, pues casi representa la cantidad de elementos que tiene la Dirección de la Policía Municipal de Tlaxcala.

 

En fin, la actual administración está por cumplir 40 meses en el poder y el problema de la inseguridad sigue siendo su talón de Aquiles.

 

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