Para el círculo cercano de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros y el del director general del Instituto Mexicano del Seguro Social, Zoé Alejandro Robledo Aburto, no es un secreto que la relación del segundo con el secretario de Salud de Tlaxcala, Rigoberto Zamudio Meneses, es lo que le sigue de mala, de ahí que prácticamente no sostienen ningún contacto o comunicación institucional.

 

 

Y ésta empeoró una vez que en la entidad concluyó el proceso de fusión del programa IMSS-Bienestar, con lo cual el gobierno federal absorbió y controla desde hace varios meses los hospitales y clínicas más importantes del estado, dejando a la Secretaría de Salud los centros pequeños y una que otra área relevante para atender pacientes tlaxcaltecas, pero que presupuestalmente hablando ya no son significativas, razón que tiene más que irritado al voraz Rigoberto Zamudio.

 

Dicen que a principios de noviembre el secretario de Gobierno de Tlaxcala, Luis Antonio Ramírez Hernández, acudió a las oficinas del IMSS para hablar con Robledo Aburto, quien lo recibió y escuchó la petición que le hizo para designar a Zamudio Meneses coordinador estatal IMSS-Bienestar, propuesta que fue rechazada de inmediato.

 

A los pocos días, el director general del IMSS-Bienestar del gobierno federal, Alejandro Svarch Pérez, asistió al Palacio de Gobierno de Tlaxcala para sostener una reunión con la mandataria Lorena Cuéllar y su equipo de colaboradores.

 

Para su sorpresa, Rigoberto Zamudió presentó en la sesión de trabajo un severo diagnóstico de supuestas deficiencias con que operaba el IMSS-Bienestar, situación que irritó a Alejandro Svarch, quien lamentó que el funcionario lorenista hiciera no sólo una crítica sin sustento, sino que además reflejaba el desconocimiento que se tenía de ese programa.

 

Me preocupa que el secretario de Salud sea uno de los principales opositores del programa que puso en marcha el ex presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, habría expresado el funcionario federal.

 

Durante la reunión, Alejandro Svarch recordó que el secretario de Gobierno había ido a buscar a Zoé Alejandro Robledo para pedir la coordinación estatal para Rigoberto Zamudio y como se la negaron emprendió una serie de ataques que nadie se explicaba.

 

El funcionario federal de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo dijo que el coordinador estatal IMSS-Bienestar en Tlaxcala, Gabriel Gutiérrez Morales, es uno de los mejores funcionarios a nivel nacional y que no sería removido de su cargo, de ahí que lamentaba los señalamientos del secretario de Salud.

 

La gobernador Cuéllar y otros funcionarios fueron testigos de la defensa a Gabriel Gutiérrez y de las advertencia que hizo el director general del IMSS-Bienestar en la reunión, en el sentido de que habían encontrado varias anomalías en el proceso de recibir las clínicas y hospitales de la entidad y que éstas serían investigadas y sancionadas porque involucra presuntos malos manejos de las autoridades bajo el mando de Zamudio Meneses.

 

Desde entonces la frialdad y la mala relación entre las autoridades federales y estatales ha prevalecido y según algunos ya escalado.

 

Quizá lo anterior influyó en el recorte por mil millones de pesos que sufrió el presupuesto de Tlaxcala en el sector de la salud y que obligó a la administración lorenista a llevar a cabo un ajuste a su programa de inversión para el 2025.

 

Por cierto, dicen que Rigoberto Zamudio anda tan desesperado porque ya no maneja y dispone de un presupuesto millonario, que hoy está investigando la forma de poder controlar los recursos públicos que disponen organismos dependientes de la Secretaría de Salud como Comisión Estatal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios del Estado de Tlaxcala y del Instituto Tlaxcalteca de Asistencia Especializada a la Salud.

 

Sólo es cuestión de tiempo para comprobar si lo anterior es cierto o si sólo se trató de un rumor más, pero por vía de mientras es un hecho que el secretario de Salud se volvió una «persona non grata» para el gobierno de Claudia Sheinbaum.

 

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