Muy pronto se podrá evaluar el desempeño de la actual administración, pues se empezarán a conocer las consecuencias de sus decisiones. Ya no podrán echarle la culpa a los que se fueron.

Al gobierno de Mariano González le ha faltado contundencia. Prueba de ello serán los descalabros que en breve podría enfrentar en algunos asuntos de índole legal.

1.- Enrique Báez, el depuesto titular del Tribunal de Conciliación y Arbitraje (TCyA) consiguió el amparo de un juez, así como la suspensión definitiva del acto mediante el cual fue quitado del puesto, el día en que a dicha instancia le colocaron sellos de clausura, como si se hubiese tratado de un vil changarro y no de una institución.

Pero a tal acción fallida le acompañó una mediocre defensa en los medios. No había de otra. Los encargados de la imagen de este gobierno enfrentaban una tremenda desventaja; la de defender la causa de la ira, más que de un ejercicio de reflexión, tras el cual se diesen pasos firmes, y no el bodrio en el que devino esta, uno de los primeros descontones, balines por cierto, del marianismo.

2.- Los constructores de la Central de Abasto de Tlaxcala (CAT) también están a punto de obtener el amparo mediante el cual habrán de seguir edificando las bodegas que se llevaron a un debate como que muy titubeante, precedido del habitual manotazo del amo en la mesa, pero sostenido por alfileres por el arqui David (a) la chiva, el cuate encargado de gestionar la construcción de la CAT y hoy convertido en su principal inquisidor.

Pues los constructores ya habían metido más de ochenta millones de pesos, seguros de unas reglas de operación infalibles. Y pues, no iban a exponer su inversión, si tras ellos según el ex secretario de Desarrollo Econónico, Chucho Luévano, se encontraba la figura de Lorenzo (no Rodolfo) Zambrano, el dueño de Cemex.

Lo más preocupante para los tinterillos en los que confió el gobernador Mariano González Zarur, es la forma como tendrán que comunicar al gobierno que los contrató, que deberán pagar tanto de multas por atrasar la chamba… miles de pesos por cada día que dejó de laborarse en una obra a la cual, Adrianita Moreno Durán, intentó suavizar el atentado, alegando que si la ubicación de Tlaxcala, que si este es el gobierno del fomento a la inversión…

Creo que al razonamiento del patrón podría asistirle la razón pues, luego se ve la perversidad con la cual su antecesor le puso las peras a veinticinco con una de las obras de mayor impacto, y claro, con un presupuesto multimillonario.

He aquí las consecuencias del comportamiento de un hacendado en el gobierno.

1.- Castigar los ingresos de los profesionistas encargados de cuidar los negocios del Estado no puede justificarse al amparo de un adelgazamiento del aparato burocrático o, de haber dejado de cobrar la tenencia.

2.- Está visto que los enemigos fabricados en cantidades industriales en este primer trecho del marianismo, disponen de recursos sobresalientes como para batirse en duelo y salir airosos, lo cual es harto preocupante pues, se confirma la tésis de un gobierno débil, acotado, maniatado y, si acaso con gritos y sombrerazos del amo, en tanto gemidos desesperados para ocultar el raquitismo.

3.- Falta entrar al amplio y fangoso terreno de los laudos. Y si en los dos citados al principio de esta entrega los resultados son adversos, imagine usted lo que pasará cuando el enemigo tenga miles de rostros.

Es hora del cambio

De todas formas tenía que darse el cambio de actitudes del marianismo, pues a partir del dieciséis de este mes, el gobernador dejará de hacer nombramientos (ya sabe, previa revisión de currículas y procesamiento de fichas) y permitirá a los titulares de las dependencias acabar de conformar sus respectivos equipos.

En otras palabras, del 15 enero al 15 de marzo, un toro anduvo suelto en la cristalería. Antes, la moda era hablar de un chivo, pero hoy el cuadrúpedo cambió.

No todos los abogados de este régimen van a tener la amabilidad de la procuradora Alicia Fragoso, cuyo salario de 41 mil mensuales es una prueba fehaciente de la administración aldeana de la mano de los priístas de antes en el poder.

Pasamos de una burocracia gorda y cachetona a otra laxa y senil.

Chafa, para ser más claros.