La detención de tres mandos de la policía estatal por su probable participación en un delito de extorsión agravada deja muy mal parado al actual secretario de Seguridad Ciudadana, Ramón Celaya Gamboa, quien tendrá mucho qué explicar a su jefa la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros.

 

 

El operativo montado y ejecutado la tarde noche de ayer para detener a Dither Federico N. (Comisario Jefe de la Policía de Caminos de Tlaxcala), Roberto N. (Director de Investigación de la Secretaría de Seguridad Ciudadana) y Neptali N. (Encargado del grupo de Combate al Robo de Vehículos y Transporte de la Secretaría de Seguridad Ciudadana), confirma que los mandos de esa dependencia estaban metidos en actividades ilícitas que difícilmente pasaban desapercibidas por su jefe Ramón Celaya.

 

O cómo olvidar que fue el propio Celaya Gamboa quien presumió la llegada de su incondicional Roberto N., bajo el argumento de que los policías que se encontraban en funciones en la Secretaría de Seguridad Ciudadana no sabían hacer investigaciones y era necesario abrir un espacio a un recomendado suyo.

 

El otro mando, Dither Federico N. se incrustó en la policía estatal por recomendación del prófugo ex secretario de Seguridad Ciudadana, Alfredo Álvarez Valenzuela, el primer encargado de esa dependencia en el gobierno de Lorena Cuéllar.

 

Sobre el tercer elemento no hay mucha información, pero hay versiones que indicarían que también mantenía vínculos con Ramón Celaya.

 

Por el momento existe muy poca información sobre el caso, el cual no tardará en convertirse en un nuevo escándalo que desgastará y golpeará la imagen de la administración estatal que, aunque no le tembló la mano para aplicar la ley y proceder contra esos presuntos malos elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala, ahora deberá enfrentar las críticas y señalamientos en el sentido de que se contrató a elementos que lejos de combatir el crimen se habrían dedicado a protegerlo y alentarlo para obtener beneficios económicos.

 

Trascendió que la Procuraduría General de Justicia en el Estado tiene más elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en la mira y que podría haber más detenciones.

 

Al parecer esos malos jefes habrían estado extorsionando a un presunto delincuente dedicado al robo y al atraco de camiones de carga que operaba en la región de Cuapiaxtla y El Carmen Tequexquitla, hecho que llegó a la Procuraduría General de Justicia en el Estado que empezó una investigación que terminó en la detención de esos elementos.

 

Se me hace difícil creer o imaginar que Ramón Celaya no estuviera enterado del mal proceder e ilegal comportamiento de sus subordinados y recomendados, sobre todo porque él se describe como un super policía con dotes de Batman, actitud de Rambo, con una intuición de Eliot Ness y una arrogancia y efectividad del CSI Horatio Caine.

 

Celaya Gamboa está por cumplir cinco meses en el cargo. Su permanencia en la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala sería un error, porque la desconfianza y las dudas será lo que de ahora en adelante prevalezca en esa importante área del gobierno lorenista.

 

Es la dependencia que más titulares y encargados ha tenido en el gobierno de Lorena Cuéllar. El primero fue el policía federal prófugo de la justicia Alfredo Álvarez Valenzuela, luego se hizo cargo por seis meses Max Hernández Pulido que entregó el mando al militar retirado Raúl Ruiz García que sólo aguantó la presión por medio año.

 

Como relevo llegó el golpeador de manifestantes José Guadalupe Ballesteros Arellano que por dos meses y medio manejó la policía estatal para finalmente entregar el control al ex vicefiscal de Guerrero Ramón Celaya, quien después de este escándalo debería renunciar por pérdida de confianza.

 

Sólo la gobernadora de Tlaxcala Lorena Cuéllar sabe si despedirá o no a Ramón Celaya. Su falta de liderazgo, firmeza, temores y sus indecisiones pueden llevarla a mantener a un secretario de Seguridad Ciudadana que simple y sencillamente ya no gozará de la confianza de los tlaxcaltecas.

 

El gabinete de la mandataria sigue decepcionando y su mediocridad es lo único que sobresale.

 

Qué pena.

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