Para muchos quizá fue novedad los hechos violentos registrados en Teolocholco, pero para otros era un asunto inevitable no sólo por el valemadrismo del nefasto alcalde Rodrigo Cuahutle Salazar, sino por la indiferencia que mostró la Secretaría de Gobierno para prevenir ese conflicto y otros más que se están cocinando en una veintena de poblaciones tlaxcaltecas donde los habitantes están hartos de la corrupción, el nepotismo, la inseguridad, la falta de obras y de los abusos y excesos de sus presidentes municipales.

 

 

Desde hace semanas o quizá meses los actuales alcaldes y alcaldesas agotaron el bono democrático con el que llegaron, pues prácticamente fue necesario que pasara un año para que los ciudadanos y las ciudadanas comprobaran que resultaron unas autoridades ineficientes, opacas, transas y sin el menor compromiso de mejorar las condiciones de los municipios que dicen gobernar.

 

Han sido varios medios de comunicación y periodistas los que han alertado del creciente descontento social en varios ayuntamientos tlaxcaltecas, sin embargo esa problemática pareciera que no es vista ni percibida por una Secretaría de Gobierno adormecida e indiferente que no previenen y sólo interviene cuando el conflicto se sale de control tal y como pasó ayer en Teolocholco.

 

Rodrigo Cuahutle obtuvo la candidatura de Morena a la presidencia municipal de Teolocholco en medio de acusaciones de haber comprado esa posición tras haber aportado recursos y vehículos para la campaña a la gubernatura, lo cual generó molestia e inconformidad entre los demás aspirantes a ese cargo que acataron la imposición sin que eso significara respaldar a un improvisado que de tener antecedentes empresariales ahora buscaba dirigir el ayuntamiento.

 

Una vez instalado en la oficina del presidente municipal, Cuahutle Salazar se habría olvidado de los conceptos de Morena de no robar, no mentir y no traicionar para dar paso a su ambición y sus excesos, ya que empezó a manejar discrecionalmente los recursos públicos más con un afán de hacer negocios que en atender las necesidades de los habitantes, lo cual obviamente le ha valido la inconformidad de los integrantes de su Cabildo.

 

La escasez de obra pública fue evidente en el municipio y los índices de inseguridad se dispararon desde la llegada de la nueva administración.

 

Los habitantes empezaron a exigir resultados y sobre todo explicaciones sobre el destino de los recursos del ayuntamiento y el proceder irregular del edil para intentar despojar a los propietarios de algunos predios localizados en las comunidades de Tecahualoyan, Copalantla y Tlalocan para desarrollar un centro ecoturístico, pero siempre fueron ignorados hasta que se hartaron y decidieron llevar a cabo una protesta frente a las instalaciones de la presidencia municipal.

 

La soberbia del torpe y engreído alcalde Rodrigo Cuahutle lo llevó a cometer un grave error que fue respaldado por su ineficiente director de la Policía Municipal, pues ordenó que a los inconformes se les lanzara una granada de gas lacrimógeno, lo que lejos de calmar los ánimos los encendió más, al grado que los manifestantes no dudaron en responder con piedras y golpes que fueron dirigidos a los uniformados que fracasaron en su burdo intento de controlar la protesta.

 

Lo grave del asunto es que todos o casi todos sabían de la protesta y del malestar que existía contra la administración de Cuahutle Salazar, sin embargo al secretario de Gobierno, Sergio González Hernández y a su director de Gobernación, Mario Cervantes Hernández, el asunto no les importó y lo dejaron crecer como ha sucedido con conflictos sociales como el de Xicohtzinco, Mazatecochco, Xaltocan, Chiautempan y otros más.

 

La gobernabilidad en algunos municipios está sostenida con alfileres por culpa de los alcaldes o alcaldesas. Sergio González debería dedicarle más tiempo a su trabajo y dejar de dar like a las fotos sensuales que jovencitas y no tan jovencitas deciden compartir en sus redes sociales como Facebook.

 

Lo sucedido ayer en Teolocholco es una llamada de alerta para las autoridades estatales y puede ser un escenario que se podría replicar en varios municipios en los próximos días o semanas.

 

El despertar del Tlaxcala bronco es una realidad.

 

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