Un sector que por casi 15 años había permanecido en calma, hoy se empieza a convulsionar y a dar señales de que no está conforme con el trato que recibe por parte de la Secretaría de Impulso Agropecuario (SIA) en manos del cansado Rafael de la Peña Bernal, quien en un año ha llevado a la dependencia al desorden administrativo.

 

Los productores del campo han hecho evidente su molestia por la falta de apoyo del gobierno estatal ante el mal ciclo agrícola que tuvieron y la pérdida de miles de hectáreas, pues por una tonta decisión de los funcionarios de la SIA se optó por no contratar el seguro para desastres en este sector, situación que dejó desprotegidos a los campesinos.

 

A lo mucho, se espera que los productores reciban mil quinientos pesos de ayuda, cantidad que resulta ridícula porque sus pérdidas son mayores y muchos no encuentran la forma de recuperarse ante la actual crisis.

 

En los últimos tres años de la administración del gobernador panista Héctor Ortiz Ortiz se pudo apaciguar a los productores que se habían convertido en un auténtico dolor de cabeza para el gobierno, pues sus protestas para demandar atención y apoyos eran constantes en las oficinas de la entonces Secretaría de Fomento Agropecuario.

 

El hacendado gobernador priista Mariano González Zarur mantuvo la estrategia de su antecesor y evitó que los campesinos se volvieran a organizar para reclamar algunos otros estímulos o programas. Vaya hasta la administración del castrado e intermitente Marco Antonio Mena Rodríguez pudo mantener la calma de ese sector.

 

En todas esas administraciones los funcionarios hicieron buenos negocios no sólo con los fertilizantes, sino con la entrega de maquinaria, equipos y semillas, esquema que hoy prevalece en la gestión de Rafael de la Peña que está sentado en una bomba de tiempo que pronto le podría reventar y evidenciarlo como un servidor público voraz.

 

No sólo saldrá a relucir su responsabilidad por no contratar el seguro para desastres, sino el tráfico de influencias que encabeza para entregar las cartas compromisos para que productores tlaxcaltecas sean beneficiados con maquinaria y equipo.

 

Curiosamente sólo se autorizaron cartas compromisos que involucran una marca específica de tractores, es decir, se presume que hay un acuerdo previo con ese proveedor, con lo cual los apoyos para los productores que propusieron otra empresa y otra marca fueron ignorados pese a que cumplían con todos los requisitos, lo cual pronto se documentará.

 

Además, hay muchos productores que recibieron gracias a sus relaciones o buenos oficios sus cartas compromisos para recibir un apoyo, pero resulta que a la hora de intentar cumplir con todos los requisitos se encuentra que las autoridades hacendarias los tienen reportados como deudores, lo que en automático los inhabilita para ser beneficiarios de ese tipo de programas gubernamentales.

 

El problema es que el productor ya recibió su carta compromiso y ahora exige que la SIA le cumpla, lo cual no se puede y si lo hace se cometería una falta porque sencillamente no se están cumpliendo con las reglas de operación y por lo tanto esas transacciones tendrían que ser observadas por las autoridades encargadas de la fiscalización.

 

A lo anterior, habrá que agregar el favoritismo que hubo para contratar a ciertos proveedores que se dicen fueron beneficiados por funcionarios por ser recomendados más no por ofrecer el mejor precio.

 

El malestar en el sector agrícola de la entidad es real y éste va creciendo cada día. Minimizar lo que está pasando en la Secretaría de Impulso Agropecuario donde Rafael de la Peña no está dando resultados es un grave error porque si los productores tlaxcaltecas se vuelven a organizar para protestar se convertirán en un verdadero dolor de cabeza.

 

Dicen que la corrupción que hay en la SIA es muy evidente y que pronto podría pulular dejando muy mal parados a los funcionarios de esa dependencia.

 

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