La tentación de inmiscuirse y tratar de controlar a los diputados no es algo nuevo o privativo de la actual administración, pues si bien el anterior gobernador priista Marco Antonio Mena Rodríguez buscó influir en las decisiones con su chafa operador Arnulfo Arévalo Lara, la actual mandataria hace lo propio y con mejores resultados a través del morelense Luis Antonio Ramírez Hernández que lo mismo reparte pequeños estímulos que escoge las plumas Montblanc que son obsequiadas a los legisladores sumisos.
El secretario del Medio Ambiente es de los privilegiados en enterarse no sólo de las decisiones y acciones del Poder Ejecutivo de Tlaxcala, sino que prácticamente funge como el diputado 26 porque recibe toda la información que llega y se genera en el Poder Legislativo, incluso aquella que es solicitada de manera particular por un legislador.
El control que ejerce Lorena Cuéllar a través de su subordinado Luis Antonio Ramírez es tan real y violatorio de la separación de poderes que hay evidencias de cómo ese ladino funcionario se inmiscuye en la vida interna del Congreso del Estado, pues ha sido tan tonto que ha dejado evidencias en la red social de Whatsapp.
Se dice que la mandataria morenista tiene los detalles legislativos y administrativos del Congreso local, pues para ello cuenta con aliados que le dan la información completa, como lo hace su cuñado que se desempeña como diputado priista Fabricio Mena Rodríguez y que sabe en qué y cómo se gastan los recursos públicos que llegan al legislativo.
Y aunque existe molestia por la vulgar y violatoria intromisión que el Ejecutivo viene haciendo al Legislativo, la realidad es que difícilmente un diputado o diputada denunciará esa irregularidad por temor a sufrir represalias como no ser invitado a las reuniones en Casa de Gobierno donde los legisladores y legisladoras cantan y bailan al lado de la gobernadora que, como buena anfitriona, suele invitar la comida y los tragos como se vio hace unos días cuando se dio por cerrado su periodo ordinario de sesiones y que por su obediencia y sumisión también recibieron como regalo una pluma Montblanc, igualita a la que aceptaron hace unos meses del alcalde de Contla, Eddy Roldán Xolocotzi, y que generó un escándalo mediático.
Nunca se había visto una legislatura tan sumisa a un gobernador de Tlaxcala. Las anteriores al menos simulaban más o se mantenían más independientes porque era la forma en que se empoderaban y conseguían más beneficios, como la pasada que logró manejar por tres años el fondo para resarcir las finanzas municipales que implicó etiquetar o realizar acciones en los municipios por más de mil millones de pesos, lo que les dejó buenos dividendos a cada uno de los 25 diputados.
Hoy, los legisladores han recibido la instrucción del limitado Alfonso Sánchez García, secretario de Infraestructura del gobierno estatal, de que pueden etiquetar cuatro millones de pesos a algún ayuntamiento para realizar algunas obras públicas, con la aclaración de que ellos no tendrán injerencia en el manejo de esos fondos ni en la asignación de la empresa constructora.
Sólo escogerán la obra y el municipio donde se realizarán los trabajos. Antes los diputados distribuían alrededor de 500 millones al año para los 60 presidentes municipales de Tlaxcala y hoy nuestros dóciles diputados y diputadas se conforman con etiquetar 100 millones de pesos, es decir, 4 millones por cada uno de ellos.
Esa es la triste realidad y demuestra la gran sumisión que los diputados y diputadas tienen hacia el poder Ejecutivo.
Pero no crea que esa circunstancia impidió la presencia de la tan odiada pero socorrida corrupción, ya que hay uno que otro diputado que está ofreciendo cierta cantidad de dinero a sus impolutos compañeros a cambio de que éstos canalicen sus 4 millones de pesos a determinados municipios, uno de los cuales ha estado en manos de él, la mamá y actualmente del hermano.
Difícil de creer pero es cierto.
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