El rector de la UAT, Serafín Ortiz, ya dio señales de que su relación con el próximo mandatario estatal será pésima, al grado que se buscará cualquier pretexto para iniciar la confrontación.
El cambio fulminante que el rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, Serafín Ortiz Ortiz, hizo en la Facultad de Ciencias de la Salud, confirma dos cosas, la primera que los orticistas harán de la institución su trinchera para enfrentar al gobierno de Mariano González Zarur y que el rompimiento entre Perla López Loyo y Héctor Ortiz fue real y no una simulación.
Cuando a mediados de junio y en pleno proceso electoral se conoció que la diputada federal y ex aspirante panista al gobierno de Tlaxcala, Perla López Loyo, se sumó a la candidatura del priista Mariano González Zarur, las especulaciones sobre esa decisión no se hicieron esperar, al grado que se dijo que Héctor Ortiz la había enviado y que eso demostraba su traición al PAN.
Sin embargo, la decisión de Perla obedeció más a la actitud excluyente de Adriana Dávila para incorporarla a su campaña como coordinadora y para romper su relación con su jefe político Héctor Ortiz, pues se sintió utilizada en el juego de la sucesión que llevó a cabo el mandatario panista.
Los orticistas nunca le perdonarán a Perla López esa maniobra, ya que según las mediciones electorales que se hicieron sobre ese punto en específico demostraron que la intención del voto hacia el PAN bajó cinco puntos porcentuales.
El cese de la Mtra. Ruth López Loyo en la Facultad de Ciencias de la Salud de la UAT ya se esperaba, pues desde hace algunas semanas ya se conocían las intenciones del rector Serafín Ortiz de quitarla de ese cargo.
Si hay un orticista que detesta y no pierde oportunidad para criticar y lamentar la próxima llegada al gobierno de Tlaxcala de Mariano González Zarur, es el rector de la UAT que tratará de ubicarse como el heredero del grupo político que acompañó a su hermano por la administración estatal.
Sin embargo, sólo los orticistas radicales seguirán a Serafín Ortiz y desde la UAT buscarán mantenerse vigentes. Ellos ya velan armas para la guerra que viene y no dudarán en enfrentarse a Mariano a la menor provocación.
El gobernador electo de Tlaxcala es probable que no caiga en ese juego, pues sabe que al inicio de su administración no le conviene enfrentar un problema como el que tiene el mandatario de Jalisco, Emilio González Márquez, con la Universidad de aquella entidad.
La UAT difícilmente recibirá apoyos extraordinarios del gobierno del estado como sucedió en la administración de Héctor Ortiz. El rector ya declaró que no está muy interesado en hablar con Mariano González, pero lo que quizá no sabe es que el gobernador electo lo que menos quiere es establecer contacto con él.
Si Mariano no ha buscado a Héctor Ortiz para establecer los plazos de la entrega recepción del gobierno de Tlaxcala, usted cree que está interesado en hablar con Serafín.
Yo no creo.
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