Un lamentable y preocupante suceso registrado la madrugada de ayer que involucró el asesinato del papá del ex alcalde de Panotla, Eymard Grande Rodrígez, es el que ya puso a prueba la capacidad de la Procuraduría General de Justicia en el Estado bajo el mando de la dogmática Ernestina Carro Roldán, porque es obvio que Alfredo Álvarez Valenzuela, secretario de Seguridad Ciudadana fracasó en su tarea de prevenir hechos violentos en la entidad.
Más allá del negro historial del perredista ex presidente municipal de Panotla que acumula acusaciones por presuntos desvíos millonarios de fondos públicos y por supuestamente birlar dinero a constructores y proveedores del ayuntamiento que administró por cuatro años y ocho meses, un hecho tan grave propio del actuar del crimen organizado no puede cometerse en Tlaxcala y quedar impune como sucede con la mayoría de hechos delictivos que cada día se llevan a cabo en nuestro estado.
Un comando armado con R15 y pistolas 9mm que se desplazó por varios kilómetros de la entidad para llegar a un domicilio ubicado en la comunidad de Huexoyucan del municipio de Panotla para meterse por la fuerza y golpear con varillas las piernas de Eymard Grande que también fue lastimado en un brazo por intentar detener un varillazo, resulta una escena preocupante y aterradora porque el papá de ese presunto trácala ex alcalde de nombre Zenaido Grande murió por un balazo al intentar intervenir con una escopeta para defender a su hijo de la agresión que sufría.
Las imágenes de la escena donde se cometió el crimen muestran que el papá de Eymard Grande quedó tirado en medio de ropa y encima de un charco de sangre.
Un hermano de Eymard Grande también fue golpeado y se dice que la mamá habría sido amarrada y encerrada en una habitación.
Hasta ahora se conocen pocos detalles de tan graves hechos, porque según el ex alcalde de Panotla donde se llevó a cabo la agresión se presentaron entre 7 y 10 sujetos armados que vestían ropa estilo militar, mismos que dijeron pertenecer a un conocido grupo criminal y que exigían el dinero que Eymard Grande habría acumulado de los presuntos negocios que hizo al amparo del poder.
Tras golpear, amarrar y asesinar a Zenaido Grande, el comando armado logró darse a la fuga sin ningún problema, lo que demuestra que en Tlaxcala no existe dificultad para que los grupos criminales se desplacen libremente de un lugar a otro.
Lo anterior evidenció que la policía estatal poco hace para prevenir y garantizar la seguridad de los tlaxcaltecas que están expuestos, tal y como la madrugada de ayer quedó evidenciado.
La procuradora Ernestina Carro tiene la obligación de esclarecer y dar resultados, porque sería lamentable que incurriera en la misma ineficiencia e ineptitud de los anteriores encargados de esa dependencia. Debe demostrar las razones por las cuales llegó a esa posición y terminar con los rumores que su designación sólo se dio porque es comadre de la gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros.
La nueva administración estatal enfrenta una prueba de fuego que podría marcar su destino. A dos meses de haber asumido el poder se registró un hecho tan grave que sin dudas afectará su imagen, sobre todo si las investigaciones de la Procuraduría General de Justicia en el Estado fracasan para llevar ante la justicia a los responsables de esa agresión y asesinato.
Veremos si hay capacidad de respuesta.
La manifiesta incapacidad de Jorge Corichi
El presidente municipal capitalino, Jorge Corichi Fragoso, no puede con el cargo y su incapacidad cada vez es más evidente.
No puede con la crisis financiera del ayuntamiento, tampoco con la inseguridad, ni con los adeudos que tiene con la Comisión Federal de Electricidad que ha cortado el suministro de energía en cinco pozos de agua dejando sin el vital líquido a cientos de tlaxcaltecas, pero por si eso fuera poco ayer su policía municipal se vio involucrada en el fallecimiento de un joven de entre 35 y 40 años de edad.
El deceso de esa persona se registró la noche de ayer lunes en el interior de los separos preventivos de la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Tlaxcala. Nadie sabe cómo perdió la vida ese hombre que fue detenido por alterar el orden público durante la tarde.
Es tan eficiente el trabajo de la policía municipal de Corichi que el detenido se encontraba bien hasta antes del cambio de las 19:00 horas, sin embargo, una hora después cuando llegó la familia a preguntar por la situación del joven, los oficiales se dieron cuenta que el detenido estaba inconsciente y no reaccionaba a los llamados.
Fue así que los Técnicos en Urgencias Médicas arribaron a las instalaciones de la Dirección de Seguridad Pública Municipal sólo para constatar que el individuo carecía de signos vitales, por lo que se procedió a solicitar la intervención de la Procuraduría General de Justicia en el Estado.
Si la administración de Jorge Corichi no puede garantizar la seguridad y la vida de una persona que fue detenida y remitida a los separos preventivos de la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Tlaxcala, usted cree que tiene la capacidad para enfrentar la ola delictiva que agobia a los ciudadanos y a las ciudadanas.
La PGJE deberá investigar y aclarar los hechos que llevaron al detenido a perder la vida en las instalaciones de la policía municipal.
Imagínese lo mal que estamos. Tanto que en Tlaxcala se corre el riesgo de perder la vida en circunstancias extrañas y bajo la custodia de policías municipales capitalinos que tienen como jefe al morenista Jorge Corichi.
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