El del apizaquense será el gobierno con mayor grado de acotamiento; Congreso, partido, oposición, todo un engranaje dispuesto a darle una permanente batalla, como no lo padecieron Alfonso y Héctor.

Ahora que Mariano González concluya la costosa campaña, a través de la cual, cada día se proclama ganador de las elecciones de julio, se va a dar cuenta del complejo panorama que le aguarda en cuanto formalice su estadía en Palacio.

Ninguno de sus antecesores, protagonistas de la alternancia, se vio tan acotado estructuralmente, como el ganadero.

No sólo le espera la oposición adrianista (que también iniciará en cuanto la seño recupere la cordura), sino que en su mismo partido, el PRI, está obligado a coordinarse con equipos que funcionan bajo el sello de Beatriz Paredes.

Su triunfo, por consecuencia, no se debe al carisma propio y a la suma de simpatizantes de todos los partidos, sino a la apuesta del bunker beatricista a la causa encabezada por Mariano, en vista de la complejidad en que devino la propuesta de Felipe Calderón.

Beatriz, también se vio impedida para apoyar a Minerva Hernández, debido al desesperado ofrecimiento de los activos de esta que, ya veía venir su autodestrucción, como ocurrió en aquél bochornoso acto de sumisión al panismo, al más puro estilo de Jesús Ortega, con el amargo aderezo de Manuel Camacho Solís.

La comadre Rosalía aguantó, aguantó y aguantó, hasta que los amarres de los que pendía su tradicional éxito coyuntural, se reventaron (y es que de veras se la creyó).

Bueno, al no haber mejor opción, Paredes tuvo que jalar con el aliado de Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, a la sazón, su perverso e insuperable adversario.

Ocho puntos de ventaja sobre el PAN-PRD fue el exitoso resultado de esta alianza de circunstancia.

Mas el reparto del botín fue harto claridoso: “Beatriz, no tienes mano en el gabinete, pues la tuviste al proponer candidatos a diputados y alcaldes”.

Y la de Huamantla tiene palabra. Ninguna recomendación suya tiene pase en automático al gobierno marianista.

¿Pase automático?, ¿Y por qué no ganar los puestos como se ganó la elección?

¡Formidable!

En el sexenio de Héctor Ortiz, el sector campesino dejó al PRI y se identificó con la figura de Emiliano Zapata. Miles de ejidatarios y pequeños propietarios, impulsaron gustosos un culto a la persona, propuesto por el secretario con alcances de líder.

Ahora bien, como Ortiz jugó con dados marcados a la hora de la definición –y pasó a perjudicar los orígenes del secretario-líder, este comenzó a urdir lo que con el tiempo  habría de asegurar su permanencia, claro adivinó usted, como un activo de Beatriz.

Como regresamos al tiempo de las instituciones, pues ahí tienes, el resurgimiento de la Confederación Nacional Campesina (CNC), así como un componente del partido que, dado su abundante membresía, puede ser igual de poderoso que el PRI (y en un descuido, hasta superarlo).

Esto, señores es el estilo más puro de la respetada huamantleca.

Falta otra arista en la que tiene mano. El sector popular. La Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) que da vigor al tricolor en centros urbanos, mercados, campos deportivos, en el transporte público, en fin, en cualquier sitio donde se quiera advertir la simpatía de la gente de a pie con el Partidazo.

Por cierto, uno de los dirigentes de este poderoso sector es hoy presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI, o sea, Ubaldo Velasco Hernández, por cuyas venas corre beatricista, por más genuflexiones hacia “el altísimo” (ora) Mariano.

Te late que en respuesta a tan importante sector, el sello de Beatriz siga con la mira puesta en instancias como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SECTE) y, de ser posible, la de Obras (Secoduvi), ahí nada más como para no dejar de sentir que la señora tiene peso (eso sí ni quien lo niegue).

En este reparto del botín, añada usted a la abrumadora mayoría de diputados y alcaldes priístas, leales a Betty y, digamos dispuestos a jalar con Mariano (siempre y cuando les venga la orden de su jefa).

¿Es posible entonces, una alianza en el Congreso, entre priístas y panistas?

¿Tú qué crees?

Pero eso podría significar una vida imposible al inminente y caprichudo gobernador (a partir del  15 de enero de 2011).

Exacto, le atinaste.

En eso consiste un gobierno acotado.

Entonces, ¿Beatriz podrá contentarse con su ex secretario, Héctor Ortiz?

Ya sabes cómo se las gastan..