La disputa por la presidencia del Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales de Tlaxcala (IAIP) ha escalado posiciones, porque un conflicto interno en un organismo autónomo evidenció la complicidad del Congreso del Estado y la falta de operación política del gobierno para contener y resolver un pleito casero.

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Aprovechando vacíos legales y algunas inconsistencias plasmadas en un decreto aprobado por la anterior legislatura, David Cabrera Canales emprendió su ambiciosa lucha por la presidencia del IAIP, como si necesitara satisfacer por todos los medios su deseo de presidir ese organismo y demostrar a su mentor Serafín Ortiz Ortiz que su egocentrismo es tal que está preparado para seguir sus pasos.

Pensar que el paladín de la transparencia está solo en su disputa por el IAIP sería iluso, porque es obvio que los orticistas han avalado la guerra intestina de uno de sus mozos, quien es utilizado para medir el nivel de tolerancia del gobernador y su capacidad de reacción a la hora de ejercer el poder.

La mesura y hasta el valemadrismo que Enrique Padilla Sánchez, presidente de la Comisión de Acceso a la Información del Congreso del Estado, ha mostrado sobre el tema confirmaría que estaría dando alas a David Cabrera para generar inestabilidad en el mencionado Instituto, como si esa hubiera sido la instrucción que recibió de su eterno jefe político el ex gobernador y diputado local Héctor Ortiz Ortiz.

Se trata de un conflicto que el Congreso del Estado y Enrique Padilla pudieron solucionar de inmediato, pues solo bastaba con exigir a los comisionados David Cabrera y a Francisco Javier Morones Servín que acatarán la decisión de los diputados de la anterior legislatura, quienes por única ocasión designaron al presidente del IAIP por un periodo de tres años, responsabilidad que recayó en Marlene Alonso Meneses, quien hoy paga muy caro la tibieza que mostró a lo largo del último año.

El gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez está más que enterado de los excesos y protagonismo de dos de los tres comisionados del IAIP, por lo que difícilmente aceptará y dejará que David Cabrera siga con su loca intención de ostentarse como presidente del organismo.

El año pasado en la celebración de la Décima Semana Estatal de Transparencia que se llevó a cabo el 12 de septiembre, Francisco Javier Acuña Llamas, comisionado presidente del Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y sus demás acompañantes se enteraron de la animadversión que el mandatario tiene hacia David Cabrera y Francisco Javier Morones, quienes desde ese entonces ya le hacían la vida de cuadritos a Marlene Alonso.

Cabrera Canales ayer cometió un error que lo puede llevar a enfrentar la justicia y su inminente destitución al encabezar una sesión extraordinaria del IAIP. Procedió a recontratar personal y a despedir a otros empleados del Instituto, con lo cual quedó claramente demostrado que está usurpando funciones y por lo tanto deberá responder por esas acciones.

El conflicto pronto llegará al ámbito de influencia del Ejecutivo y ahí no recibirá el mismo trato que el Congreso del Estado a través de Enrique Padilla optó por darle, pues tenga la certeza de que no se avalarán actos ilegales y que se utilizará el poder para poner orden en el IAIP.

Resulta lamentable que los diputados locales no asuman su papel de aliados con el gobernador del estado. Sus ímpetus reeleccionistas los tienen dominados y lejos de ayudar a la gobernabilidad hoy representan un estorbo.

Es urgente que en bse demuestre que si hay mando y poder.