Tienen el más importante reto de su vida: crecer ante los intereses del Yunque, que viene resultando su verdadero enemigo, y no, sus cíclicos pleitos que siempre los mandan al hospital.

Qué tan grave puede ser para el virtual candidato del PRI a la gubernatura, Mariano González, la escisión de Rosalía Peredo, como resultado del pésimo manejo de la encuesta que, en realidad era un mero trámite para conservar una frágil cohesión.

Muy grave.

A lo mejor no tanto por los 50 mil ciudadanos que asegura tener en su padrón el líder estatal del Partido Socialista, Roberto Núñez Baleón, sino por el fantasma del autoritarismo priísta, que se niega a morir, al grito de ¡Viva Emilio Sánchez Piedras!.

Mariano tiene que romper con ese paradigma. No su imagen en aquella fotografía con el bien recordado Sánchez Piedras, lo que lo obliga a pensar en el poder, sino una urgente necesidad de reafirmar al oficio político como sólida base de una portentosa administración, para un estado que se niega a colapsar pese al maltrato en el que se encuentra.

No son ligeros, ni pocos los adversarios de Mariano.

Para empezar, la pugna interna con Beatriz Paredes, lidiada a otros niveles, con los Jakcson, con los Beltrones y en consecuencia con González Zarur.

Luego, con el Yunque, determinado a torcer el brazo al gobernador Héctor Ortiz, para que mueva cielo, mar y tierra, con tal de que la panista Adriana Dávila, sea gobernadora.

Oiga usted, esa organización, ese monstruo de mil cabezas que nos llena de temor por los intereses que representa, no debe tomarse a la ligera.

Pero el más intenso de los adversarios de González, es él mismo.

Es un tipo con magnetismo, con tanta energía que, a veces lo rebasa y lo lleva a tomar a la ligera asuntos vitales, como el cuidar que no desbordase el asunto Rosalía-Beatriz, como un pequeño estuche transportando una pócima mortal.

Mariano debe ser Mariano, y no Sánchez Piedras.

La obra del destacado gobernador, permanece ahí, en la conciencia de muchos.

Pero el liderazgo con el que debe actuar este, a quien nos permitimos llamar divo, debe ser amplio y suficiente para meterse en el corazón y en la conciencia de quienes lo habrán de votar este cuatro de julio.

Tal vez esa es la clave. La autenticidad.

Y no ha podido superar la prueba del sanchezpiedrismo de regreso al poder, porque ahora tiene el reto de construir el marianismo, tomando sí, lo que le convenga del pasado, pero también el buen rumbo que le dé la obligada actualización.

Debe tomar en cuenta lo mucho que representa. Ni más ni menos que el contrapeso del Yunque. Casi nada eh.

Yo creo que urge su liberación de esas ataduras a las que pertence el priísmo obsoleto, inútil, voraz, corrupto. Vaya reto, eh. Pero así, sin mover un dedo por conservar una alianza, okey sostenida por alfileres, pero vea quién está detrás de ella… otra sanchezpiedrista: Beatriz.

Que no sea esta una lucha fratricida.

Tienen mucho que lograr. Y un reto harto trascendente para la vida del estado y del país.

Deben ver al verdadero enemigo y dejarse de picar los ojos.