Nadie en su sano juicio puede decir que las últimas decisiones en materia educativa no tendrán un costo negativo para el gobierno del estado, sobre todo cuando las autoridades de ese sector han optado por doblarse ante cualquier protesta que se presenta, como si su sobrada soberbia si hubiera agotado en casi cinco meses.

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El gobierno del estado no sólo hizo el ridículo ante los estudiantes del Frente Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR), sino que dejó un pésimo mensaje de que en Tlaxcala es posible doblar a la autoridad si se muestra paciencia, resistencia y organización.

El grupo de alumnos ligados a la organización Antorcha Campesina que mantuvo por 95 días un plantón frente a Palacio de Gobierno, logró la liberación de más de 16 millones de pesos para la construcción de una Casa del Estudiante en la comunidad de San Gabriel Cuahutla en la capital del estado.

También, pudo reestablecer las mesas de diáologo y negociación para obtener el reconocimiento oficial de tres claves de bachillerato que la FNERRR controla en igual número de municipios.

Los responsables de mostrar la debilidad del gobierno de Marco Mena son los inexpertos titulares de la Secretaría de Gobierno y de la Secretaría de Educación, Anabel Alvarado Varela y Manuel Camacho Higareda, respectivamente, quienes a lo largo de las últimas semanas sólo han mostrado su incapacidad y que el costo para que aprendan a gobernar está saliendo muy caro a los tlaxcaltecas.

Resulta infantil la postura de ambos funcionarios que insistían en que las demandas de los estudiantes de la FNERRR eran desproporcionadas para que al final ofrecieran la liberación de 16 millones de pesos que según no tenían y que hoy por obra de magia ya aparecieron y serán canalizados para llevar a cabo La Casa del Estudiante.

Si al final cedieron todo ese par de aspirantes a funcionarios ideales de la gobernanza moderna, entonces para que esperarse 95 días y permitir que en repetidas ocasiones los miembros de la FNERRR apoyados con estudiantes poblanos desquiciaran la capital tlaxcalteca con manifestaciones.

Un gobierno débil y dispuesto a ceder a la presión no tendrá un buen final, pues un ejemplo más de que ya le empezaron a tomar la medida al poeta Manuel Camacho se dio la semana pasada tras un nuevo paro de las normalistas de Panotla, quienes con esa medida de presión lograron la renuncia de la directora de esa institución Olivia Guevara Jiménez y del sub director Académico José Manuel Vázquez Antonio.

A casi cinco meses del nuevo gobierno, es obvio que las áreas más vulnerables de la administración estatal que encabeza Marco Mena son gobernación, edución y seguridad, pues los responsables de esas áreas no pueden con el paquete y sus desaciertos cada vez son más evidentes.

Lo curioso es que el gobernador no ve la misma realidad que los tlaxcaltecas, es como si se negara a aceptar errores que de seguir pueden tener un alto costo para su administración que confunde la tolerancia y la paciencia con debilidad y parálisis.

Los días pasan y los tlaxcaltecas aún esperan un cambio en el gobierno del estado, porque cada vez es más generalizado el comentario de que estamos mejor en la administración del hacendado Mariano González Zarur.

Y eso si ofende, o no.