El nuevo gobierno le ha apostado muchos a las palabras y muy poco a las acciones. Es necesario que las nuevas autoridades aterricen sus ideas y empiecen a llevar acciones que los ciudadanos puedan percibir, porque la idea que cada día gana terreno es que hay parálisis e inexperiencia.

tortuguismo

El gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez ha marcado sus tiempos y sus circuntancias. Es el único responsable de los aciertos y errores que se han llevado a cabo en los 73 días que lleva en el poder.

Si los tlaxcaltecas perciben continuidad o continuismo en su administración con respecto al gobierno de Mariano González Zarur es su responsabilidad y de nadie más.

Es la fecha que no se sabe si existe o no un distanciamiento real entre Mena y González o se trata de un pleito pactado entre el maestro y el alumno que al final se traducirá en un aparente cambio que dejará todo igual.

Los nuevos titulares de las dependencias estatales no han podido realizar ningún nombramiento porque tienen prohibido hacer cambios, es decir, la estructura marianista sigue operando en la administración, por lo que difícilmente habrá cambios notables en dependencias que acumulan problemas y fallas.

Después de los nombramientos de primer nivel, Marco Mena presumió la designación de la estructura administrativa que controlaría los recursos públicos en las depdencias más importantes.

No importó que algunos de esos funcionarios tuvieran nexos con Lorena Cuéllar, pues su control estaba garantizado al estar dentro del círculo de influencia del hoy poderoso Fabricio Mena Rodríguez que al igual que su hermano el gobernador ordena y dispone lo que quiere en el gobierno del estado.

Vaya, el hermano del mandatario tiene tanta influencia que hoy hasta tiene tiempo para salvar a su Dulcinea que fue víctima del desprecio de su jefe que decidió excluirla de los beneficios económicos que de manera discrecional se otorgaron en un subsistema educativo.

Pero volviendo al tema de los nombramientos hechos para controlar el presupuesto, es una realidad que esos cambios en nada beneficiaron a los tlaxcaltecas porque lo único que se hizo fue trasladar a otras manos los dividendos que deja manejar partidas millonarias.

Aunque lo nieguen en el gobierno de Marco Mena, las dependencias estatales se encuentra paralizadas y simulando que trabajan.

Usted sabe de algún novedoso programa o acción que lleve a cabo al Secretaría de Educación Pública o de algún listado de obras próximas a licitarse a través de la Secoduvi. Tiene conocimiento de algunas compras o adquisiciones que haya realizado el gobierno del estado por medio de licitaciones públicas o que el problema de desabasto y falta de equipo en la Secretaría de Salud hayan sido atendido. No verdad.

Van 73 días de gobierno y faltan 27 días para que Marco Mena realice la primera evaluación y determine si hace más ajustes en su gabinete, pues hay que tener presente que el viernes el tibio Florentino Domínguez dejó la secretaría de Gobierno para cumplir su sueño de convertirse en líder del PRI en Tlaxcala, situación que obligó al mandatario -eso dicen algunos sesudos analistas- a llevar a cabo el primer cambio en su equipo de colaboradores y abrir la puerta a la regordeta Anabel Alvarado Varela.

En dos meses y medio de gobierno lo más trascendente es la realización de los foros convocados para integrar el Plan Estatal de Desarrollo, la inauguración de una empresa en Tlaxco que inició su construcción en la administración pasada, la intención de entregar la Plaza Bicentenario al Conacyt y concretar los cambios legales que permitieron crear, por fín, la Secretaría de Turismo, la Secretaría de Desarrollo Económico y la Secretaría de Políticas Públicas y Participación Ciudadana.

El gobierno de Mena va lento y su rumbo es incierto porque no tiene claridad en nada.