El de hoy será un informe que estará lejos de mostrar la realidad económica, social y política del estado. Hoy todo será bonito y Mariano González Zarur hablará de que deja un estado digno de presumirse a nivel nacional.

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Hoy Mariano González Zarur vivirá su último evento político donde él será la estrella y el protagonista, porque a partir de mañana sin duda Marco Antonio Mena Rodríguez será el que reciba la atención de la clase política nacional y local.

Al hacendado le quedan 26 días de poder y rabietas. Su luz se extingue y si aún le quedan destellos es porque el gobernador electo optó por operar y llevar a cabo el proceso de entrevistas para conformar su gabinete en estados circunveciones. Mena ha sido al exceso tolerante y su mejor estrategia fue el bajo perfil para evitar la furia y recomendaciones obtusas de González.

Para Mariano y sus aduladores hoy será un día emotivo. Presumirá la transformación del estado en los rubros de su conveniencia, porque si alguien espera que informe sobre los recursos públicos millonarios regresados en los últimos seis años por la falta de capacidad para ejercerlos, se quedará con las ganas.

El último informe será de claroscuros porque al final del sexenio el gobierno del estado deja pendientes graves en materia de seguridad, de combate a la pobreza y en salud.

Sobre salud, me pregunto si Emilio Gamboa Patrón, líder de los senadores del PRI, tuvo la capacidad de convencer el viernes pasado al hacendado gobernador para que estampara su firma y se aprovecharan los 16 millones de pesos presupuestados para construir en el municipio de Amaxac un clínica de atención para enfermeos renales.

La Secretaría de Hacienda ya notificó que si en los próximos días el gobierno de Tlaxcala no avala el proyecto y apertura una cuenta bancaria para recibir los recursos, éstos se perderán y serán canalizados para otro programa.

Aunque se espera la llegada de 17 gobernadores y políticos nacionales, hay quer ver cuántos vienen a despedir a Mariano González. Mariano aprovechará el reflector para presumir que es de los pocos priístas capaz de dejar a sus hijos bien acomodados. A Mariana González la hizo delegada de la Sedesol y la encamina para buscar la candidatura al Senado y a Marianito le cumplió el capricho de ser diputado local y líder de los futuros legisladores del tricolor, sin importar el monto económico para lograr esos gustos.

Mariano González Zarur ya se va y su gobierno pasará a la historia como uno más. Habrá poco que recordar, aunque quizá el aún mandatario pueda presumir que deja el poder con los niveles más bajos de aprobación de los últimos tres gobernadores.

Si hoy pocos se animan a saludarlo cuando decide tomar un café en los portales o cuando camina por las calles, cuando sea un mortal más ni las moscas van a querer pararse en él.

Falla el grupo Tucaya

Muy lejos quedaron las expectativas del Grupo Unidad Panista de arrebatarle el control del partido a la senadora Adriana Dávila Fernánez, quien junto con el alcalde Adolfo Escobar Jardinez, logró mantener el control del Consejo Estatal.

Se habla de irregularidades en la asamblea celebrada ayer, sin embargo hasta el momento ningún panista las ha podido documentar.

Aurora Aguilar, Claudia Pérez, Alejandro Aguilar, José Gilberto Temoltzin, Leonor Romero y otros más tendrán que esperar mejores tiempos para tratar de lograr un cambio en la forma en que se conduce el partido en Tlaxcala.

Alguien podría pensar que los reglamentos internos del PAN fallaron porque al parecer no existe equilibrio de fuerzas en la composición del nuevo Consejo Estatal, o quizá funcionaron tan bien que en realidad el Grupo de Unidad Panista tiene una fuerza marginal que a penas si les alcanzó para ubicar a un consejero nacional y quedarse con cinco posiciones de consejeros locales.

Adriana Dávila podrá presumir que es la dueña del partido en Tlaxcala y que esa línea se mantedrá por un buen tiempo. La división interna seguirá, así como las derrotas electorales que en los últimos procesos ha acumulado el PAN.

Quizá por esa razón el futuro diputado local del PAN, Juan Carlos Sánchez, optó por acudir al estadio Azteca para ver el partido entre el América y el Necaxa, pues sin duda para él es más importante ver quien era el finalista del torneo que en fomentar la unidad panista de la que siempre habla.

Con esa clase de diputados tan enanos difícilmente Tlaxcala saldrá adelante o de no ser que de nuevo alguien se vuelva amigo de un gobernador y que de ser un colocador de pisos en obras se convierta en un próspero empresario de la construcción.