El recién ungido líder nacional del PRI nos tiene en su itinerario, de lo que muchos interpretan como la precampaña de Luis Videgaray a la Presidencia.

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No tarda en llegar a Tlaxcala el líder nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, como parte de la gira de acercamiento a la militancia tricolor de los treinta y dos estados. Y se va a encontrar frente a frente con un creciente malestar de los priístas a las tan polémicas reformas estructurales, comenzando por la educativa, que tan alto costo social ha tenido.

Al gobierno de Peña Nieto no le ha quedado más que aceptar el desmoronamiento de aquella gran maniobra en que involucró a PAN y PRD, ese amorfo Pacto por México, de la desvergüenza y sus consecuencias, terribles para un país que se resiste a pasar por los filtros de la OCDE y ese pragmatismo que todo lo pone por debajo de la conducta neoliberal, negada a entender la compleja problemática de estados como el nuestro.

Pero el discípulo de Luis Videgaray, parece abrir brecha para su jefe, el secretario de Hacienda y sus planes más que vistos de agenciarse la candidatura tricolor para suceder a Enrique Peña Nieto.

Voces muy respetables del PRI no tardaron en rechazarlo. Ahí tienen ustedes a los indignados Francisco Rojas –quien salió de la CFE como tapón de sidra cuando se le ocurrió poner en evidencia a la Reforma Energética-Emilio Chiaufet, Carlos Augusto Santiago, entre otros.

En plena crisis tricolor, el nuevo líder, de generación espontánea llegará a el estado con mayor atraso, con índices indescriptibles de corrupción y con una inseguridad tan aguda que nos despertó con un balde de agua helada, de aquel envidiable sitio entre las entidades federativas más seguras del país… sí como no.

¿Por qué interesa a Ochoa Reza analizar el milagro electoral tlaxcalteca?

Precisamente porque muy a pesar de las estadísticas y del rechazo social hacia Mariano González, el pasado cinco de junio el PRI se alzó con uno de los triunfos, más cuestionados pero triunfo al fin, pese a los elevados índices de pobreza y desempleo.

Aquí, seguramente le permitirán avistar el ignominioso pergamino mediante el cual, todo al mismo tiempo, terrorismo laboral y reparto de migajas, consiguieron ponernos entre los primeros lugares para operar elecciones pese a entregar resultados desastrosos en materia de gobierno.

Por otro lado vendrá a poner cara de sorprendido ante el vulgar negocio en que sumieron a su partido personajes de tan negro antecedente como el ex delegado del CEN, Javier Michel y el actual líder estatal, José Luis Ramírez Conde, quien estuvo a punto de ser el responsable que decenas de candidaturas a alcaldías no fuesen registradas, pues aguardó –según sus víctimas- hasta el último momento, haciendo presión para obtener sucias prerrogativas, tras esquilmar a cándidos aspirantes.

Les digo, con todo y esa cascada de vergonzantes actos, al PRI no le fue mal en junio pasado, y eso a un improvisado como Ochoa Reza le interesa sobremanera.

Sobra decir que la estrategia del tricolor en manos del ex director de la CFE poco tiene que ver con los documentos básicos. El propio Enrique Ochoa ha reconocido su interés por operar con actos tan sucios como deban ser, con tal de seguir en el poder. Aquello de la Democracia y Justicia Social, son para el nuevo sistemavidegaraista, palabras que estorban para poder desempeñar sus negros propósitos.

El primero fue desfondar al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, propósito para el cual le fue de gran ayuda el inoportuno comentario del presidente Enrique Peña Nieto, en el sentido que las nuevas estrategias de posicionamiento posibilitan hacer popular a cualquier personaje, así sea conocido por el uno por ciento de la población.

Lo hizo también con Manlio Fabio Beltrones y sus propósitos de fortalecer a un partido en decadencia.

Claro, Peña Nieto también le sirvió de estaca en dicho desplazamiento, y entonces uno se pregunta quién usa a quién.

Si partimos de las ínfimos niveles de popularidad de Ejecutivo Federal, caemos en la cuenta que es Luis Videgaray, quien lleva ventaja en este proyecto, que por lo pronto tiene al país… en el despeñadero.

AMLO otra vez a Tlaxcala

Nos dicen que el líder nacional de Morena tendría en sus planes volver a puntos estratégicos de Tlaxcala, donde sus niveles de aceptación son relevantes.

La información se filtra tras haber rechazado alianza alguna con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) o el del Trabajo (PT), y resaltar que la única alianza será con los ciudadanos no solo de dichos institutos sino de todos, incluso del PAN y PRI.

Lo interesante sería ver que tanto Ochoa Reza como López Obrador, coincidieran en Tlaxcala. primero para ver cómo el Peje haría el desaire al verde tricolor –AMLO dice que solo debatiría con Carlos Salinas- y en segundo término, para ver cómo reacciona una militancia tricolor ante un líder nacional desconocido.

Digamos que de Cesar Camacho, era célebre cuidar las carteras –ya ven cómo dejó al PRI, en bancarrota-, deManlio Fabio Beltrones, quedó indeleble el cambio de nombre al entonces candidato, pero de Ochoa Reza, miren ustedes que tendrá que gastar millones, como Humberto Moreira, antes que su desprestigio fuera tan avasallante que todos lamentamos cómo esos recursos se fueron a la basura.

Sin autoridad

Ya vimos que nuestras autoridades recurren a todo con tal de conservar el poder. Pero no han podido con la convocatoria de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) cuyos decenas de miles de integrantes serán los responsables que la Reforma Educativa con salvoconducto de la OCDE, en México no haya podido afianzarse como bien que lo deseaba el mexicano, secretario general de dicha institución, Miguel Ángel Gurría.

Qué rara forma de proceder. Siendo un connacional querría yo suponer que Gurría nos defendería de las poderosas fauces para ablandar los tejidos sociales, enfrentados a ellos mismos por una política que ve por el beneficio de los grandes organismos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) a la cabeza, mientras que a las desprotegidas capas sociales únicamente las ve como estadísticas.

Así que cuando el gobierno moviliza gendarmes y policías federales para enfrentarlos con el Pueblo, esas iniciativas vistas de manera tan simplista por los voraces capitalistas, nos obligan a emplazarlos para que conozcan la verdadera realidad de un México que no es el mismo en el norte que en el sur, y que no debe ser parte de esas gráficas, frías y producto de malditas ecuaciones con las que esos, los ricos siempre salen ganando, mientras el Pueblo se ahoga.