Hasta hoy, los Romanos, los Galeazzis, las Fragoso, se han burlado al ser llamados por la Asamblea pues, su jefe decide si los deja o no asistir.

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Si alguien tiene que aclarar un mundo de dudas respecto a la raquítica obra pública de este gobierno es el titular del ramo, Roberto Romano Montealegre, orticista cuando le convino y después converso al marianismo en un marco pernicioso para el estado que se corona con la voluntad del ejecutivo para negar su comparecencia ante los diputados.

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Lo han pedido en tribuna, y últimamente, el panista Ángelo Gutiérrez, exigió la presencia de Romano para hablar de las decenas de hectáreas boscosas afectadas, donde las ciudades Judicial y de la Salud.

Ahora, hay que esperar a que el gobernador dé permiso a su subordinado.

Pero si estamos en un estado donde el gobernador se da el lujo de no presentarse al Palacio Legislativo a rendir su informe, sino a hacerlo una pachanga con aplausómetro y toda la cosa. Es más, ha sido tristemente célebre aquello de entregar paquetes de hojas en blanco, simulando que estas contienen la información sobre las condiciones que guarda la entidad.

Según el diputado Ángelo Gutiérrez, la afectación de las zonas boscosas, descrita párrafos arriba, es la punta del iceberg, de otras irregularidades.

Y yo diría que entre estas, encabezan la lista aquellas constructoras de reciente creación, que dejaron fuera a un gremio convertido en testigo impotente de un latrocinio histórico.

Con una similitud asombrosa esas firmas donde se han colocado prestanombres, transcurren como el fertilizante, cuyo paradero nadie puede explicar, aunque sea una especie de secreto a voces el destino final de estas tranzas.

Dígame si no es indignante la entrega de veintitantas casitas en San Pablo del Monte, “a quienes habitan en los polígonos con mayor necesidad”, con una inversión de un poquito más de un millón de pesos. Esta es la política para dotar de casas dignas a los pobres entre los pobres.

Pero, tome nota. El equivalente a esas casitas sería el costo de un viaje en helicóptero para que cierta personita conociera el Cañón del Sumidero. Y algo así como quince veces ese mismo costo, le costó el puesto a un secretario de gobierno, muy molesto porque se enteró del gasto, también en viajes de helicóptero en unas cuantas semanas. Reprobar esta acción lo convirtió en traidor, y lo puso fuera del sistema.

Es tiempo, hacemos la respetuosa sugerencia, que los integrantes de esta Legislatura, se fajen los pantalones y las faldas, para arrogarse la facultad que hasta hoy ha estado en manos del ejecutivo: la de ordenar la comparecencia de funcionarios sin el visto bueno del gobernador.

Recuperarían la credibilidad perdida por causa de esta fiesta en que devino la relación entre poderes, donde Legislativo y Judicial, no ven mal colocar su mano para recibir algo a cambio que el Ejecutivo le meta mano a placer al presupuesto, y claro, deje o no a sus muchachos asistir a una convocatoria del Congreso.

¿Las cuentas públicas no pasan?

Bueno, hay que promover la remoción del titular del Órgano Superior de Fiscalización (OFS) y verán que dichas cuentas sí pasan. Bueno eso es lo que está ocurriendo con el orticista Crispín, a quien su permanencia en la nómina le costará hacerse marianista, de tal suerte que múltiples administraciones priístas o panistas, se vean favorecidas con la aprobación.

Somos campeones simulando. Generamos escenarios de presión para que al ejecutivo no le quede sino compartir el recurso manejado con un lamentable arbitrio.

Entonces no nos queda más que asumirnos en callados observadores del crecimiento y progreso de otras entidades federativas mientras nosotros, como cangrejos.

He ahí el caso de Jalisco, abriendo sus puertas a Nestlé, en una de sus plantas más modernas del mundo, mientras aquí parece que provocamos su partida, tras decenios formando parte del paisaje y la economía.

Roberto Romano también tiene que explicar de dónde van a sacar los trescientos y tantos millones de pesos para pagar los daños a Cemex y su inversión llamada Central de Abasto de Tlaxcala (CAT).

Bueno, aquí hemos hecho tal oso, que los millonarios asesores legales del gobierno tlaxcalteca, nada más no se presentaron ante el Tribunal de Justicia del DF –donde se ventila este caso- para llevar la argumentación de la clausura. Es decir, se les pasó la hora, como principiantes, verdad, y como si no tuvieran enfrente a los monstruosos despachos a la orden de una de las firmas más influyentes del país.

Romano Montealegre, primero se encargó de facilitar las cosas a Cemex. Hoy, ya no puede seguirles poniendo obstáculos. Y eso nos va a costar una fortuna.

¿Por qué no obligarlo a explicar detalladamente qué ocurrió?, ¿No le parece que hay motivos de sobra para fincarle responsabilidades?

El diputado Gutiérrez (PAN), ha puesto el dedo en la llaga. Solo falta que convoque a sus compañeros, plantee reformar la Constitución local, lo hagan, y quiten al ejecutivo la facultad de darle permiso o no a sus muchachos, a explicar sus porquerías.

Han comenzado con el tema de la destrucción de zonas boscosas, pero lo bueno está más abajo, abajito de la punta del iceberg, esa que Ángelo acaba de descubrir.