Quedamos sin policía, vamos sin autoridades estatales porque algo prioritario se ordenó con el riesgo de perder la chamba si no se cumplía: aplaudir, hacer bulto, y levantarse para ceder el asiento.

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Es como un mundo virtual, paralelo a lo que a veces es desánimo del tejido social, y otras sufrimiento. Pero a la hora de convocar a las gentes importantes, tenemos la facultad de dibujar un estado experto en organizar fiestas y soberbio para impulsar discursos que habían de estar bien como para una entidad que de veras crezca.

Jurarse priísta hasta la muerte, ubicarse en el sueño de los liberales y a final de cuentas, cobrar las atenciones dadas puntualmente a cada uno de los presentes a este compromiso, para salir de paso de una como aventura dominguera, para ir aquí cerquita, donde no pasa nada, donde en tres años descubrieron el secreto de la pasividad en dos tiempos: el pueblo secuestrado por representantes populares que gustan de la buena vida, y un ejecutivo viviendo para sí su mejor momento.

Se habla de empleos como si fuesen caramelos. De inversiones como si habitáramos otra entidad y hasta nos damos tiempo para sustraer del sarcófago a un Diego Fernández de Ceballos, bueno para el negocio y mejor para robar cámara.

El informe ciudadano que dejó cinco horas sin seguridad a Tlaxcala. Que humilló a los diputados llevándolos en combis del transporte público al Centro de Convenciones. Que concentro a los dos mil ministeriales a organizar los filtros que filtraban otros filtros, para que quienes accesaran, llevasen en el rostro una expresión como de bolsa de sabritas y las manos prestas a aplaudir al llamado de una especie de edecanes al estilo Televisa.

El mundo paralelo que teóricamente nos hace sentirnos orgullosos de quien nos gobierna.

Como teóricamente deberíamos sentir el bienestar de un estado fuera de lo común, con seguridad sobresaliente, una oferta muy positiva de empleos y los detalles que dan confianza a quienes tienen paquetes de dólares listos para invertir.

Un acto de magalomanía pura.

¿Para qué tantos filtros?

Pues no fuera a ser que se metiera un revoltoso de esos que no ven al estado que le venden.

¿Y valió la pena?

Pues claro. Al menos nos levantó del desánimo, porque oiga usted es a todo dar ver la bola de helicópteros aterrizando como si de veras llegaran al lugar prometido.

Enhorabuena a quienes lo organizaron porque se ve que para algo somos buenos.

Que a los pobres les esté impedido entrar a un acto tan solemne, bueno pues es su culpa, quién los manda a no retratar bonito, como bien que lo captaron las cámaras de la empresa contratada por Coracyt, para hacer de esto un evento por lo menos bien enfocado y sin queja de los medios para difundirlo.

¿Sopresas?

Tulio nada ofensivo. Álvarez Lima como siempre, discreto y afable. Sánchez Anaya, en su papel del mejor primo del mundo, no le aunque los desprecios.

El secretario de Comunicaciones, Ruiz Esparza, con buenos anuncios para que sigamos por la senda de la inversión federal y desde luego el líder nacional del PRI, dando el espaldarazo al campeón de las derrotas electorales y los retrasos de aprobaciones de iniciativas peñistas, esas que nos tienen con el alma en un hilo.

Felicidades por el segundo (no tercero) informe ciudadano. Salió sin error. Ojalá así fuera la administración.

PASA, le cierran las puertas en Apizaco

La empresa de recolección de basura, legado de aquél controvertido alcalde apizaquense, Alex Ortiz, se puede ir despidiendo de la plaza porque al parecer ya hasta están pensando en adquirir una flotilla de unidades y bajar el escandaloso costo de ese servicio.