Imagine a Héctor Ortiz de nueva cuenta en la alcaldía tlaxcalteca; hasta hoy, los intentos de su gran enemigo, han sido infructuosos para colocarlo detrás de las rejas.

En las entrañas del orticismo opera un reacomodo. El ex rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT) Serafín Ortiz, parece haber recibido la batuta de parte de su carnal, el ex gobernador Héctor, todavía maltrecho por la chamaqueada adrianista en aquél proceso interno, donde la calderonista encabezó la operación venganza, organizó una votación mañanera y, todavía con la complicidad del líder estatal panista, Sergio González Hernández, limitó el número de boletas para seleccionar el orden de la mancuerna para participar en la elección constitucional al senado.

Raro verdad… al avezado cazador se le fue la liebre.

Además, no contaba con el fenómeno Andrés Manuél, y en proporciones semejantes compartió el ajenjo de la derrota con el gobernador Mariano González Zarur.

¡Qué bárbaros!, los pupilos de Beatriz, priístas de toda la vida (bueno, Ortiz tuvo que enfundarse en traje de panista) encarnaron sendas derrotas bajo un esquema que aún no superan.

Mas siendo estas novedosas versiones del corporativismo entes vivos, demandantes de su reinvención, algo tenía que ocurrir para seguir en la batalla.

Así que los orticistas se armaron de valor para superar la asunción de Adriana Dávila, al Senado, y al mismo tiempo atestiguaron el proceso de desinflamiento de aquella en la recuperación de su partido. La entusiasmada ex candidata al gobierno de Tlaxcala nomás no pudo hacerse secretaria general del albiazul.

Yo creo que Sergio González y la parte de decisiones que aún conserva en el panismo, vislumbraron la tragedia de quedar sin sus valiosos aliados los orticistas -quienes por cierto ya habían comenzado la mudanza a Convergencia-, así que cual guarura de antro, cerró la puerta a Adriana y pudo salvar el pellejo del PAN, destinado en su soledad a la tercera fuerza política… y en un descuido todavía más abajo.

Gasolina pa’que arranque

Al ex mandatario le hizo bien hacer maletas y brincar unos días el charco. Yo creo que encontró a varios cuates en Londres, pero lo esencial era reponerse de la campaña y de su derrota del pasado mes de julio.

Algunos de sus allegados comenzaron a preocuparse… no arranca… anda modorro… ¿será que los años lo vencieron?

Ya sabe usted, a continuación comenzaron a surgir los escenarios.

1.- El ex gobernador es responsable del sistema piramidal donde nadie de su clan es capaz de sustituirlo en la cúspide. Entonces los nuevos liderazgos tuvieron que reconocer que aún les falta peso.

2.- También aceptaron que ese mismo sistema les permite brillar, a veces intensamente, pero en calidad de rémoras, a la sombra del voluminoso bacalao.

Ambiciosa reaparición

La renovación del Congreso y las alcaldías está a la vuelta de la esquina. Reposicionarse es el gran proyecto de esta, que es la contraparte del marianismo empoderado pero, créame viviendo momentos difíciles tras el hundimiento electoral del pasado uno de julio.

Sabedores que el tatuaje Mariano-PRI significa el peor negocio para aquella maltratada militancia, pues a los orticistas-panistas se les hace tarde para atrincherarse, desenterrar su artillería y aplicarse a fondo en la preparación de su gran oportunidad para recuperar parte del terreno perdido en 2010, cuando el entonces delfín, Julián Velásquez Llorente, fue desactivado por el entonces calderonismo, incapaz de ver más allá de su tradicional «aiga sido como aiga sido…».

El orticismo tiene en la mira al Congreso, y prepara a sus cuartos bates, para el próximo cotejo.

Ya dibujan una bancada robusta, utilizando los emblemas, nacionales y local (PAN, Convergencia, PAC y otros), mediante los cuales planean tomar por asalto el edificio de Allende número 31.

Imaginan una fuerza congresista integrada por ortices, velasquez, luévanos, méndez y, demás orticistas de hueso colorado con razones de sobra para soñar con una mayoría absoluta, indispensable para cobrar el castigo marianista sufrido al día de hoy… y el que les falta.

Bajo esos esquemas, cómo vería usted al mismísimo Héctor Ortiz, reubicado en la alcaldía capitalina, confrontando a Mariano en sus últimos años de gobernador.

Así, bajo ese escenario cobra fuerza la hipótesis del bacalao rodeado de rémoras, capaces así y sólo así, de recuperar su tradicional emoción grillo-universitaria, condenada en las actuales circunstancias a ser testigos de su destrucción, ante el irremediable odio marianista.

¿Y las alcaldías?

Tomemos en cuenta que en esta guerra, la peor parte la han sacado los propios priístas. Que la elección intermedia significa para muchos de ellos el término de sus tambaleantes carreras políticas, o las alianzas con el orticismo en tanto contrapeso del grupo mandante, cuyas rarezas parecen tener prisa por acabar consigo mismo.

Ortiz en el municipio de Tlaxcala es un proyecto que dará de qué hablar. La pregunta sería, ¿acaso no hay otros personajes para ese puesto?

Al menos en el orticismo no.

Ahora, dirijamos la mirada a Apizaco, donde ya se menciona a Ubaldo Velasco, como el candidato de Mariano. ¿Será capaz de imponerse a un Justo Lozano Tovar, a un Juan Antonio González Necoechea, incluso a un Reyes Ruiz, más puesto que un calcetín y que ya cuenta con el respaldo total del PT para buscar esa alcladía?

El espacio es insuficiente para ver otros municipios. Lo haremos a la brevedad.

Lo interesante en este momento son las condiciones adversas del priísmo-marianismo, etiquetado por la reciente vapuleada, en municipios como Tlaxcala, Chiautempan, Apizaco, Zacatelco, Huamantla y, tantos otros, donde el fenómeno Peje humilló los optimistas planes del gobernador-hacendado, y llenó de piedrecitas el buche a los priístas, los más lastimados en este contexto de disputa del poder.