Hay evidencia de colusión, por cierto muy deficiente, para acabar con objetivos convertidos en obsesiones… en Tlaxcala no caben más notarios que los amigos del mandamás y, si se atreven a existir… ¡que se atengan a las consecuencias!

¿Qué pasa con el alto mando en Tlaxcala y la danza de engaños e ineficiencias que baila desde sus mismos inicios?

A la energía sinfín del mandatario, para aplicar su particular criterio en los temas delicados del gobierno, le acompaña un círculo rojo demasiado ocupado en ver por su futuro político y laboral que por mostrarse leal a su amo, consiguiendo aunque sea un logro… uno entre las decenas de casos perdidos.

El asunto de moda; echar abajo las dieciséis patentes de notario otorgadas por Héctor Ortiz, tuvo que llegar a las manos de quien ha labrado actuaciones por lo menos escalofriantes en su inexplicable papel de magistrado de la Sala Electoral Administrativa, en cuyo haber se encuentra el hacer pública su voluntad de revocar en 2004 el triunfo al panista Ortiz, si su adversario Mariano González, lograba completar la cuota, de unos tres millones de pesos, sí señor… “Y me les voy un rato de Tlaxcala”, no tuvo empacho en comentarlo a gente que no guardó el secreto.

Obviamos su identidad. Basta decir que es el más viejo de los tres, pero eso sí, determinado a sacar hoy jueves ocho de septiembre, todo el dinero que puede valer la calidad de su voto de presidente, pasando por alto la oposición de los otros dos.

Ya se cumplieron cuarenta y ocho horas del anuncio oficial, a través de esa especie de vocería temática (en el ámbito pseudo legal) de la anticipada desaparición de las patentes y el cuidado que debe tener la clientela, pues sus trámites carecerán de validez.

¿Qué quiere usted?… vivimos los tiempos en los que la autoridad apoya abiertamente a sus amigos y se lanza con todos los recursos a su alcance a estrangular a los que no lo son.

En ese círculo rojo hay puro general. Sus integrantes se volvieron interesantes, guapos e intensos. Nada más con un detalle: ¡no dan una!

No se cansan de engañar al gobernador. Y este es víctima de un torrente de deseos que pueden ser mal habidos, pero susceptibles de realizarse al menos en los sueños de quienes ya ni la hacen con tantos fracasos hilvanados.

El más nuevo:

1.- El juzgado noveno de Distrito, con sede en Cholula, Puebla, desechó las alegaciones del abogadazo Cuauhtémoc Lima López (director del Registro Civil de Tlaxcala) y, en consecuencia no le otorga el beneficio del amparo en contra de los 16 notarios de legado orticista, pues encuentra causas de fondo en este pleito que lo llevan a pensar en la parcialidad con la que actúa el gobierno tlaxcalteca.

2.- Enfrentados a esa realidad en una instancia superior, los abogados del marianismo optan por tocar la puerta del maravilloso magistrado Don Silvestre, quien por una muy buena lana les garantizaría el fallo que buscan, así sea pasando sobre la voluntad de los otros dos integrantes de la Sala Electoral Administrativa.

3.- Estamos a horas de que se haga público el desconocimiento de cada una de las patentes otorgadas por Ortiz. Sin embargo, el gusto de quienes consigan ese logro habrá de durar lo que demore la resistencia del fallo del magistrado Don Silvestre.

El precio de la obsesión

Lo que persigue el gobernador de Tlaxcala es perjudicar a los fedatarios orticistas. Y lo está consiguiendo. Ha sembrado la desconfianza en la naciente clientela de estos, con la clara intención de conservar para los doce ya existentes (uno de ellos, el charro Macías es quien le ha hecho este singular encargo) el enorme cúmulo de trámites, del último tercio del año.

Ese daño es irreparable por cuanto la exhibición de las nuevas políticas en este sexenio.

Usar la fuerza del Estado para beneficiar a particulares.

Cómo habrá de irle a quien ose oponer su voluntad a la nueva línea, compleja para entenderla así, de botepronto.

Se trata de novedosas formas de colusión para destruir un objetivo. Hoy, están prohibidos los negocios que no se compartan con los altos mandos y sus coludidos.

Y si no fuera por lo balines que resultan las denuncias del gobierno fuera de la lógica ante instancias superiores, viviríamos en Tlaxcala el sexenio del autoritarismo impune en su más dolorosa expresión.

Evidencias de esa brutalidad

¿Se acuerda de aquella colaboradora, muy cercana, cuya vida se hizo un mar de lágrimas porque su jefe de plano la golpeaba?

Pues ya se va.

Creo que a España. Lejos de esta angustia. De los gritos y más que eso de su patrón. De la tremenda violencia verbal de un michoacano que a Tlaxcala vino a demostrarnos cómo se somete a las mujeres.

Me apena que esa colaboradora sea prueba viviente de la gran injusticia vigente en esta entidad.

Es mejor que se vaya.

Que ponga a salvo su vida.

Y dicen que el lugar de Anabel Alvarado podría ser ocupado por el titular del Sepuede, José Luis González Sarmiento.

Ahora que el diputado del Verde Ecologista Gregorio Cervantes presentó las pruebas que demuestran los supuestos malos manejos del auditor del Órgano de Fiscalización Superior, Luciano Crispín Corona, corresponderá a los diputados integrantes de la Comisión de Finanzas y Fiscalización decidir si éstas proceden o no.

El legislador mostró cordura y respeto y dejó atrás las acusaciones mediáticas, por lo que ahora se verá cómo actúan el resto de los diputados sobre el caso.