La lucha por el poder en Tlaxcala es real y las estrategias para retenerlo o conseguirlo están en marcha, salvo que la primera es la que muestra más orden y planeación para alcanzarlo, porque la segunda sigue sin enseñar músculo, organización y aliados con fuerza.

 

La priista Anabell Ávalos Zempoalteca se convirtió ayer en la candidata oficial a la gubernatura de la coalición “Unidos por Tlaxcala”, recibiendo el respaldo absoluto del PRI, PAN, PRD, PAC y el PS. Su contrincante en ese proceso interno, la panista Minerva Hernández Ramos, optó por guardar silencio para decidir qué hará, es decir, sumarse o provocar una ruptura que en términos reales no tendría ningún efecto negativo para ese bloque opositor porque la senadora sólo se representa así misma.

 

Los plazos y la estrategia aplicada por el PRI y sus asesores sigue conforme a lo planeado y ahora su objetivo es llegar al arranque de las campañas previsto para el próximo 4 de abril con la menor diferencia posible hacia la coalición “Juntos Haremos Historia en Tlaxcala”, porque si logran que haya entre 12 y 10 puntos porcentuales que los separen, es probable que el bloque opositor amplio pueda revertirlos y ganar los comicios locales.

 

Si uno revisa la zona de influencia en donde Morena y sus aliados tienen fuerza y aceptación gracias a la operación de los diferentes programas sociales que el gobierno federal ha puesto en marcha en los dos últimos años en el territorio tlaxcalteca, verá que también en esas zonas la administración estatal está ejecutando y reforzando su programa “Supérate” para combatir la pobreza.

 

La pelea por ese noble y manipulable sector de la población es a ras de tierra y con la información disponible de los beneficiarios, pero con la diferencia de que el gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez no sólo lo está operando en campo y políticamente, sino que mediáticamente mantiene una intensa promoción de «Supérate» que, quiera o no, está influyendo en la percepción de los tlaxcaltecas.

 

La decisión de Lorena Cuéllar Cisneros, la virtual candidata de la coalición “Juntos Haremos Historia en Tlaxcala” conformada por Morena, PT, PVEM, Nueva Alianza y el PEST de premiar la sumisión y no la eficiencia y el liderazgo le empieza a cobrar la factura, porque no se necesita ser un experto analista para llegar a la conclusión que con el nuevo “super delegado” de programas de desarrollo de la Secretaría del Bienestar, Carlos Luna Vázquez, el gobierno federal del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha perdido presencia y fuerza en la entidad.

 

Al ex alcalde de Amaxac casi no lo invitan a actos oficiales del gobierno de Marco Mena y si llega a ser convocado es tratado como un funcionario de tercer o cuarto nivel, pero quizá es algo que a Carlos Luna no le importa mucho porque, según dicen, así dedica más tiempo a consentir a sus colaboradoras y a practicar sus actitudes de macho alfa para conquistar a mujeres.

 

Mientras el PRI y su estructura opera quirúrgicamente en las zonas y municipios donde han aterrizado los diferentes programas sociales, la administración federal y los consejeros de Lorena Cuéllar piensan que el voto de esos tlaxcaltecas está garantizado para Morena sólo con darles el apoyo y con entregarles los recursos económicos, lo cual no es así porque el que los está apapachando y tocando a los beneficiarios es el ex partidazo.

 

Hasta ahora se ve una mejor operación política y estrategia en la coalición “Unidos por Tlaxcala” en donde su candidata a la gubernatura Anabell Ávalos salió fortalecida y al parecer sin ninguna impugnación, mientras que la alianza “Juntos Haremos Historia en Tlaxcala” se encuentra dividida por las aspirantes morenistas como la senadora Ana Lilia Rivera Rivera y la empresaria Dulce Silva Hernández, quienes no han aceptado la nominación de Cuéllar Cisneros y además decidieron recurrir a los tribunales para tratar de revertir esa decisión.

 

Ahora habrá que ver qué coalición lleva a cabo mejor sus procesos internos para designar a sus candidatos a diputados federales, locales, así como a alcaldes y presidentes de comunidad, porque de eso dependerá la unidad y la fortalezca que muestren para consolidar y hacer crecer sus simpatías electorales rumbo a los comicios del 6 de junio.

 

Ambas coaliciones tienen la fortuna de haber nominado a candidatas competitivas y con posicionamiento. Desde ahora ambas políticas son consideradas como las rivales más fuertes por la gubernatura de Tlaxcala, de ahí que sus aciertos y desaciertos empezarán a influir desde este momento para conseguir o no su objetivo de convertirse en las sucesoras del gobernador Marco Mena.

 

Anabell y Lorena están nuevamente frente a frente.

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