Un sector endeble del gobierno de Tlaxcala es el de la salud, donde las carencias, mala administración de recursos y deficiencias en su operación han sido la constante en los últimos años, tanto que esa situación vienen desde la gestión del hacendado gobernador Mariano González Zarur y que hoy en día prevalece igual o peor.
El actual escenario en que se encuentra el sector salud del estado resulta preocupante porque está claro que la emergencia sanitaria provocada por la pandemia de Covid-19 está evidenciando la falta de personal, de equipo, de insumos y de infraestructura, así como la incapacidad del responsable de la Secretaría de Salud (SESA), René Lima Morales, quien ya ha demostrado que no tiene la experiencia ni el talento para dirigir la dependencia.
Aunque René Lima sostenga que hay capacidad y camas para atender a pacientes de coronavirus, postura que es respaldada por la información que todos los días proporciona la Secretaría de Salud a nivel federal que asegura que en Tlaxcala se tienen disponibles entre el 30 y 40 por ciento de los espacios utilizables, en los hechos le puedo asegurar que los hospitales covid se encuentran saturados (San Pablo del Monte, Nativitas, IMSS y del ISSSTE) y que los nosocomios privados que operan en la entidad (Tlaxcala y Apizaco) no aceptan a ningún enfermo con síntomas de esa mortal enfermedad, situación que ha dejado en el desamparo a varias familias que se ven obligadas a tratar a sus dolientes en sus casas y con sus recursos, lo que obviamente multiplica la posibilidad de aumentar los contagios.
El personal que atiende a los enfermos de Covid-19 ha empezado a abandonar su trabajo y los pocos que se mantienen no aguantan las extenuantes jornadas y tampoco se dan abasto para atender al elevado número de pacientes que se tienen internados en estos momentos.
Los medicamentos para tratar a los infectados escasean y las pruebas para detectar el virus se han agotado, lo cual tampoco será reconocido por las mentirosas autoridades de la SESA pero que el personal que trabaja en los hospitales y laboratorios lo puede confirmar.
Tan mala y deficiente es la planeación del actual secretario de Salud que al percatarse que la saturación de los hospitales covid es un hecho, apenas ordenó que se repartiera en las clínicas de la dependencia el manual para atender a infectados de coronavirus, decisión que se da tres meses de haber empezado la emergencia sanitaria.
Pero el problema que se tiene en el sector salud de Tlaxcala no sólo tiene que ver con los pacientes de Covid-19, porque también los ciudadanos se han empezado a quejar de la falta de vacunas para los recién nacidos y de la nula atención que reciben otros enfermos con diferentes padecimientos, mismos que han tenido complicaciones para recibir sus medicinas y darle seguimiento médico a sus casos.
Nadie se explica por qué no hay vacunas y por qué faltan medicamentos si en teoría las compras de esos insumos se planean y se llevan a cabo con tiempo porque existen las partidas presupuestales.
A nivel nacional se habla de más de 23 mil muertos por ese virus y de más de 191 mil mexicanos contagiados.
En Tlaxcala resulta lamentable que ya se hable de una saturación de los hospitales covid cuando apenas si se superan los 2 mil casos confirmados de Covid-19 y de 267 fallecimientos registrados hasta ayer.
René Lima debería renunciar a su cargo y aceptar que la actual emergencia sanitaria lo ha rebasado, porque si la atención a los enfermos de coronavirus se ha mantenido estable y en niveles aceptables, es por el personal que labora en los hospitales covid que pese a las malas y deficientes condiciones que enfrentan siguen firmes y dando la cara como todos unos profesionales.
Con un funcionario estatal tan deficiente es imposible imaginar que a Tlaxcala le irá bien en la actual emergencia sanitaria.
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