Un expediente que las sabuesos del gobierno federal han empezado a analizar con detalle es el del Instituto Tlaxcalteca de la Infraestructura Física Educativa (Itife) a cargo de Anahí Gutiérrez Hernández, porque contiene una serie de anomalías en los procesos de licitación y contratación de obras, así como en la ejecución de los trabajos y en los pagos que se ha hecho a las empresas constructoras, sin dejar de mencionar los sobreprecios que se han solapado y avalado.
Nadie se explica porque la administración del gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez ha permitido el grave desorden administrativo del Itife, pues hasta ahora es un organismo que acumula cientos de observaciones tanto financieras como en obras que evidencian claramente que tiene un grave problema de corrupción que estaría involucrando a funcionarios y empresarios constructores.
De acuerdo con un reporte con corte al 20 de mayo del 2019, se sabe que el Itife en manos de Anahí Gutiérrez acumulaba 1,163 observaciones por parte del Órgano de Fiscalización Superior que abarca los años fiscales del 2016, 2017 y 2018, de las cuales sólo habían sido solventadas 109 y 1,054 seguían pendientes.
Según el informe sobre el estado que guardan las observaciones emitidas por los entes fiscalizadores al Itife, se tiene conocimiento que esa dependencia tiene 27 recursos de la Auditoría Superior de la Federación, de los cuales ninguno de ellas ha sido atendido o solucionado, pese a que éstas inconsistencias financieras y administrativas van del 2015 hasta el 2018.
Donde se han mostrado más que benevolentes y hasta solapadores con el Itife es en la Contraloría del Ejecutivo que maneja María Maricela Escobar Sánchez, pues de las 956 observaciones que ha generado esa dependencia y que corresponden a los años 2016, 2017 y 2018 un total de 801 ya fueron solventadas y sólo están pendientes 155.
El informe que fue dado a conocer en una de las inútiles sesiones de la Junta de Gobierno del Itife que preside el ineficiente y trácala secretario de Educación en Tlaxcala, Manuel Camacho Higareda, se trató de minimizar y restar importancia a ese documento como si la intención fuera alentar y proteger el caos en que se encuentra el organismo, cuya cuenta pública del 2018 recientemente fue reprobada por acumular anomalías cercanas a los 100 millones de pesos.
Para Camacho Higareda no resulta grave que sólo el 9 por ciento de las observaciones del Órgano de Fiscalización Superior hayan sido solventadas en tres años y que las 27 emitidas por la Auditoría Superior de la Federación sigan sin ser atendidas.
El daño patrimonial no se conoce, sin embargo ha de implicar varios cientos de millones de pesos, de ahí que sería prudente que el joven gobernador Marco Mena interviniera en ese asunto y exigiera a sus subordinados aclarar las graves anomalías financieras que existen en el Itife, porque la corrupción que prevalece en ese organismo podría mancharlo si se empiezan a conocer públicamente los detalles de esas presuntas transas.
Los diputados locales deberían prestar más atención a lo que pasa en el Itife, de ahí que sería sano que solicitaran la comparecencia de Anahí Gutiérrez para que diera detalles de su pésimo actuar como funcionaria y las razones por las cuales ha sido omisa para atender y resolver las observaciones millonarias que han emitido diferentes entes fiscalizables.
Un dato que deja en claro que el Itife se volvió un desorden en la actual administración es que mientras en el 2016 esa dependencia acumuló 12 observaciones en materia de obra y 119 en asuntos financieros, para el 2017 el número de observaciones en obra crecieron al ubicarse en 207 y las financieras pasaron a 80, pero para el 2018 las observaciones en obras fueron 675 y en materia financiera 70.
Si la titular del Itife ha sido más que irresponsable, también comparte culpa y responsabilidad el cuasi poeta Manuel Camacho, quien aun conociendo el grave desorden administrativo de ese organismo no ha hecho nada para tratar de corregir el rumbo.
Por lo que se ve la corrupción en el Itife es escandalosa.
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