En los hechos y en el discurso el gobierno de estado ha perdido ante una galopante inseguridad que se empeña en evidenciar lo mal que estamos en esa materia, porque ni la llegada de la Guardia Nacional sirvió para inhibir las actividades de los criminales que pareciera tienen permiso para hacer sus fechorías porque en Tlaxcala no existe voluntad, ni estrategia, ni coordinación que permita detener a los delincuentes.
Resignados a vivir con el fracaso que la administración estatal enfrenta al no poder otorgar seguridad a los tlaxcaltecas, la llegada de la Guardia Nacional en Tlaxcala que a principios de este mes logró el desmantelamiento de una red internacional de trata de personas con fines de explotación sexual dio cierto consuelo, pues al menos los habitantes de la entidad llegaron a pensar que gobierno federal si enfrentaría a los delincuentes que operan con una insultante impunidad.
Sin embargo, el pasado fin de semana constatamos que no sólo existe un altísimo nivel de indiferencia de las autoridades encargadas de prevenir y perseguir a los criminales, sino que los hampones se burlan de la frágil seguridad, su nula estrategia y sus ridículos operativos que no sirven para nada.
La madrugada del sábado, cinco hampones armados a bordo de un taxi del estado de Puebla llegaron al restaurante Leña y Olivo, ubicado sobre el Camino Real, a unos metros de Casa Tlaxcala, residencia del actual mandatario y su familia, Marco Antonio Mena Rodríguez, para cometer un atraco y retirarse sin ningún problema con el dinero, joyas y celulares de los comensales entre los que destacaba un influyente funcionario estatal.
Aunque se alertó a las autoridades, la realidad es que la policía capitalina no hizo nada tal y como siempre sucede. Los elementos de la Policía Estatal llegaron aparatosamente pero sin la menor idea de qué hacer para perseguir a los criminales. Los agentes de la PGJE también hicieron acto de presencia para disimular que trabajan cuando todos saben que lo suyo es buscar la cuota y no detener a hampones.
Una vez más quedó demostrado que el secretario de Seguridad Ciudadana, Eduardo Valiente Hernández y el procurador de Justicia, José Antonio Aquiahuatl Sánchez, no dan una pese a que son ocurrentes para declarar ante los medios de comunicación una sarta de mentiras para justificar su pésimo trabajo y planear actos de fuerza para recuperar un edificio público en manos de trabajadores inconformes como sucedió hace unos días con las oficinas de la Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala.
Los presuntos ladrones de ese conocido restaurante pudieron escapar y transitar sin dificultades cerca de 40 kilómetros desde la ciudad de Tlaxcala hasta la capital poblana, pues según las inútiles autoridades policiacas recibieron información de uno de los afectados en el sentido de que su teléfono celular se ubicaba en el vecino estado tras realizar un rastreo del mismo.
Los tlaxcaltecas no terminaban de comentar ese hecho ilícito cuando horas después se enteraron que al mediodía del domingo y al interior del mercado nuevo de Chiautempan se llevó a cabo la ejecución de una persona.
Dos hombres armados detonaron en ocho ocasiones sus pistolas. Mataron a un hombre que vendía raspados y otro más quedó lesionado. El pasado 9 de junio en ese mismo lugar se registró otra ejecución, pero ésta se centró en un comerciante dedicado a la venta de ropa americana.
Los hechos narrados en vivo por diferentes medios de comunicación a través de la red social de Facebook provocaron alarma entre los habitantes de ese municipio, pues el aparatoso operativo montado por las fuerzas de seguridad abarcó varias calles céntricas de Chiautempan, lo que generó confusión y temor porque nadie sabía que sucedía con exactitud.
Como usted se podrá dar cuenta el problema de la inseguridad en Tlaxcala sigue creciendo y ya se convirtió en un fuerte dolor de cabeza para el gobierno de Marco Antonio Mena, porque ya se vio que ni la presencia de la Guardia Nacional que opera bajo la responsabilidad de la administración federal de Andrés Manuel López Obrador es suficiente para contener a los criminales que pareciera encuentran en la entidad todas las facilidades para llevar a cabo sus fechorías.
Ojalá y las autoridades no recurran a la tontería de que lo sucedió este fin de semana se trató nuevamente de hechos atípicos.
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