Una guerra de baja intensidad es la que se vive en Tlaxcala entre el gobierno de estado que encabeza el priista Marco Antonio Mena Rodríguez y la administración federal que preside el morenista Andrés Manuel López Obrador por el futuro voto de los jóvenes que para las elecciones del 2021 estarán en condiciones de acudir a las urnas y sufragar por primera vez, de ahí que ahora las autoridades buscan entregarles dinero con fines asistencialistas sin que exista una auténtica preocupación por su futuro y preparación.
Luego que el gobierno federal avanzó en la elaboración del censo para entregar con inconsistencias a jóvenes de preparatoria la beca Benito Juárez a través de la “superdelegada” Lorena Cuéllar Cisneros, hace unos días la administración estatal inició por segundo año consecutivo el proceso administrativo para beneficiar a estudiantes tlaxcaltecas del nivel medio superior con un apoyo económico, para lo cual lleva a cabo una intensa promoción mediática que es utilizada para promover al impopular secretario de Educación, Manuel Camacho Higareda.
Sobra decir que los más felices de esa disputa por ese futuro mercado electoral son los jóvenes que ahora reciben no sólo dinero del gobierno del estado, sino de la federación, cosa que nunca antes se había visto y que sin duda habrá que esperar unos meses para comprobar a quien agradecen tal gesto una vez que asistan por primavera vez a las urnas en los comicios concurrentes que se celebrarán en junio del 2021 y donde el PRI buscará retener la administración estatal y Morena buscará arribar al poder en Tlaxcala.
Aunque las autoridades han sido extremadamente cuidadosas en no utilizar por el momento esos programas con fines políticos electorales, la realidad es que ambas están elaborando padrones donde están captando la información necesaria que en su momento podrán usar para obtener votos de un sector que puede ser influenciable por su inexperiencia y edad.
Así como el DIF estatal en su momento intentó llevar a cabo un censo para detectar con precisión a los adultos mayores que serían beneficiados por el gobierno del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hoy el personal del Sepuede e Icatlax bajo el mando de Florentino Domínguez Ordoñez que aspira a la candidatura del PRI al gobierno del estado, tiene la instrucción de elaborar un padrón paralelo del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro.
De acuerdo con la versión del personal estatal de esas dependencias, éstos debe llenar formatos donde deben poner fecha, nombre del becario, domicilio, localidad, número telefónico, correo electrónico y edad, sin que se explique para qué quieren tal información y cuál será su uso si en teoría esos datos los tiene el gobierno federal.
Si Tlaxcala vive una sucesión adelantada, también enfrenta ya una disputa por los futuros electores que tanto el PRI como Morena quieren captar.
Un fiasco la Secretaría de Políticas Públicas y Participación Ciudadana
Cuando al inicio del gobierno del joven mandatario Marco Antonio Mena se anunció la creación de la Secretaría de Políticas Públicas y Participación Ciudadana se generaron expectativas porque se llegó a pensar que la nueva administración sería innovadora y que establecería una marcada diferencia con los anteriores gobiernos.
Quizá el primer error fue designar como titular de esa dependencia al inútil y gris lidercillo magisterial Lenin Calva Pérez, quien prácticamente hizo muy bien lo que siempre ha hecho, cobrar sin trabajar.
Pero como alguien le comentó que debería justificar su salario porque parecía un becario, el pésimo funcionario optó por asumir como suya la campaña “Bájale dos Rayitas”, que según el gobierno del estado fue tan exitosa que en 2018 Tlaxcala logró reducir la cifra de accidentes de manera significativa hasta en un 14 por ciento.
Esa campaña que corresponde más a la Secretaría de Salud o la extinta Comisión Estatal de Seguridad se pretende vender como el gran logro de Lenin Calva, lo cual es entendible porque es obvio que a tal personaje no se le puede pedir más cuando sus escasas neuronas simplemente no dan para más.
Hasta ahora de nada ha servido que Tlaxcala sea de los pocos estados con que cuenta con una Secretaría de Políticas Públicas y Participación Ciudadana si esa instancia gubernamental es un vil adorno que estorba y lo que menos hace es lucir y trabajar.
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