Sin duda el sector de los jóvenes se ha vuelto muy atractivo para las futuras autoridades federales y también para las locales, pues es evidente que ambas buscan apapachar a esa población que en los comicios del 2021 podría votar por primera vez o que ya lo hizo y lo volverá a hacer en ese año justo en las elecciones intermedias de la próxima administración, convirtiéndose en un factor clave para lograr triunfos.
Así como la futura administración del presidente electo Andrés Manuel López Obrador ya prepara diferentes programas de becas para más de 50 mil jóvenes tlaxcaltecas que a partir del 2019 recibirán un estímulo económico, el gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez ha empezado a mover las piezas de la maquinaria priista para contener y aprovechar esa nueva realidad a fin de llevar agua a su molino.
En Tlaxcala se encuentra muy avanzado el censo que se lleva a cabo para otorgar los apoyos oficiales a los jóvenes inscritos es instituciones de educación media superior y aquellos que cursan alguna licenciatura o una ingeniera, situación que será novedosa porque cientos de alumnos de la entidad estarían en condiciones de recibir dinero público sólo por el hecho de estar estudiando, lo cual generará simpatías hacia la autoridad responsable de ese programa.
Quizá viendo ese escenario, el mandatario tlaxcalteca optó por hacer ajustes en su equipo de trabajo y designó en las instituciones encargadas de la educación media superior a dos políticos y operadores.
A partir de ayer el Colegio de Bachilleres del Estado de Tlaxcala (Cobat) está bajo el mando de Victorino Vergara Castillo, mientras que a la Dirección General del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Tlaxcala (Cecyte) llegó Luis Vargas González, un empresario que siempre suele innovar.
El primero no sólo deberá corregir el desastre administrativo y mal clima laboral que dejó la anterior directora del Cobat, Silvia Josefina Millán López, sino que tendrá que operar para que los alumnos también consideren al PRI como una opción para las futuras elecciones.
Otra cambio que tampoco deja de tener implicaciones políticas es la llegada de Enrique Padilla Sánchez a la rectoría de la Universidad Politécnica de Tlaxcala (UPT). Su misión es limpiar el cochinero del ex rector marianista Narciso Xicoténcatl Rojas y establecer una nueva relación con los jóvenes.
Por esa razón, José Luis González Cuéllar también asumió la rectoría de la Universidad Tecnológica de Tlaxcala (UTT) y dejó la dirección del Cecyte, pues es obvio que en esa institución de educación superior era necesario poner orden y reforzar la atención hacia los alumnos.
Aunque seguramente nadie lo reconocerá, la realidad es que los recientes cambios en el gobierno del estado tienen implicaciones políticas y no sólo administrativas.
A casi dos años de que inicie formalmente la sucesión en Tlaxcala, sin dudas uno de los aspirantes a la candidatura del PRI al gobierno será el actual secretario de Educación Manuel Camacho Higareda, de ahí que en los siguientes meses se reforzará su imagen y su presencia mediática que ya mantiene desde el inicio de la actual administración.
Y a la par de que se impulse la imagen de Manuel Camacho, también se empezará a promover a Anabel Alvarado Varela, quien como responsable de la Comisión Organizadora de la Conmemoración de los 500 años del Encuentro de Dos Culturas buscará la nominación del PRI para convertirse en la futura presidenta municipal de Tlaxcala.
Otros funcionarios menistas que también ya trabajan para su futura carrera política son el secretario de Desarrollo Económico, Jorge Luis Vázquez Rodríguez, quien sobrio y con sus cubas encima asegura que buscará con todo la candidatura del PRI a la diputación local por el distrito de Apizaco, mientras que el secretario de Turismo, Roberto Núñez Baleón, hará lo mismo pero por otro distrito local que le sea asignado al Partido Socialista que irá en alianza con el tricolor en los comicios del 2021.
El PRI en Tlaxcala no está muerto y como podrá ver ya está operando rumbo a las próximas elecciones.
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