El malestar que existe al interior del sistema educativo de Tlaxcala contra el responsable de dirigirlo y adminístralo, Manuel Camacho Higareda, es real y los brotes de inconformidad cada vez se harán más evidentes, no sólo por parte de los padres de familia y alumnos, sino de los maestros y personal administrativo que se sienten maltratados y marginados.

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Tras casi 19 meses de fungir como responsable de una de las secretarías de mayor importancia en el gobierno de estado, Manuel Camacho Higareda tiene un desordenado sistema educativo que ha olvidado la inversión en maestros y en infraestructura, para dar prioridad a un nuevo sistema estatal de becas que si bien era necesario provocó la marginación de otras necesidades del sector que tarde o temprano serán motivo de inconformidades.

Hoy la estructura administrativa de la Secretaría de Educación Pública y los responsables de las universidades politécnicas e institutos tecnológicos, así como los académicos y administrativos de las escuelas del nivel medio superior perciben la gran diferencia entre Manuel Camacho Higareda y Tomás Munive Osorno, ex titular de esa dependencia en el gobierno de Mariano González Zarur.

Al primero le encanta la presencia mediática sin atender y resolver la problemática que se presenta en su dependencia. El segundo se caracterizaba por un bajo perfil y con disposición para resolver y apuntalar el crecimiento de todos los niveles educativos, para lo cual invertía los recursos públicos en lo que fuera necesario.

En la gestión de Manuel Camacho se ha dado una inusual rotación de directores de escuela y la relación con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) es mala al grado que ambas partes recurren a la simulación y a las apariencias, pues ese poderoso gremio no olvida que en el actual gobierno perdió posiciones de mando en la estructura de la SEPE que pretende recuperar.

La política de austeridad aplicada por las autoridades educativas tlaxcaltecas que afectaron las percepciones económicas que recibían los maestros y trabajadores administrativos no implicaron mejoras en infraestructura o en equipo, así como tampoco en novedosos programas de capacitación y actualización docente, de ahí que haya malestar contra esa decisión que al final les pegó en sus remuneraciones.

Un buen ejemplo para describir lo anterior es lo que pasa en el Colegio de Bachilleres de Tlaxcala, donde la directora general Silvia Josefina Millán López tiene una bomba que pronto podría estallarle.

La presunciosa académica eliminó por sus pistolas las prestaciones que venían recibiendo los trabajadores de confianza de 24 planteles (que comprenden a los directores, subdirectores, jefes de oficina, prefectos) y también le recortó prestaciones a los colaboradores de las oficinas centrales entre quienes están directores de área, jefes de departamento, jefes de materia, personal de mantenimiento y administrativos, es decir, casi a todos les cepillo el bolsillo.

Y por si eso no fuera suficiente, Millán López les redujo parte del aguinaldo (en un 10%) y mandó al carajo el estímulo que obtenían los trabajadores del Cobat por “el día del empleado”, el cual era entregado de forma anual cada 15 junio y equivalía a una quincena.

Sin embargo, esa austeridad no fue replicada por la amiga de Manuel Camacho, ya que ella y su selecto grupo de siete colaboradores de apellidos Cervantes, Pastrana, Vega, Guerrero, Salazar y otros más reciben bonos quincenales, autos y gasolina.

Hay prestaciones que el Cobat adeuda a sus trabajadores, quienes antes de las elecciones del pasado 1 de julio recibieron la promesa de Silvia Josefina Millán de que serían liquidadas el 15 de este mes, lo cual no sucedió y por lo que se ve el personal tardará para recibir esos montos económicos.

El sistema educativo tlaxcalteca está descuidado y sin un mando real de poder, por lo que no le extrañe ver que los conflictos se multipliquen en el próximo ciclo escolar que arrancará el agosto.

Y siguiendo con las trivias ahí le va otra.

Cómo se llama la otra secretaría del Registro Público que con un sueldo de 8 mil pesos mensuales logró adquirir una lujosa camioneta que cuyo valor supera los 500 mil pesos.

Es amiga de la otra secretaria que construyó casas para sus hijos y también del funcionario que compró un rancho en Tlaxco.