La dirigencia estatal del PRI está lejos de reconocer su enorme fracaso y en lugar de dimitir para dar paso a militantes con mayor experiencia y arraigo, pretende iniciar una purga que de concretarse tendría que empezar por sus principales colaboradores y funcionarios de primer nivel del gabinete estatal que simularon y llevaron a cabo una huelga de brazos caídos.

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El priismo Tlaxcalteca está molesto y no lo pudo ocultar en los pasados comicios donde optó por avalar con votos otro proyecto y hacer evidente que está cansado de la exclusión que ha sufrido no sólo en el gobierno de Mariano González Zarur, sino en la actual administración estatal que abrió espacios a aliados provenientes de otros partidos y de la sociedad civil que a los militantes del tricolor que trabajaron para retener en los comicios del 2016 la gubernatura de Tlaxcala.

Luis Miguel Álvarez Landa, coordinador estatal de la campaña presidencial del priista José Antonio Meade Kuribreña es uno de los principales simuladores, no sólo porque tenía pleno conocimiento de que la estructura del gobierno estaba suelta y operaba a favor de Morena y Andrés Manuel López Obrador, sino porque los recursos que recibió para aceitar la maquinaria nunca los invirtió y se desconoce a dónde fueron a parar.

Álvarez Landa no aprendió nada de sus ex jefes michoacanos Ascensión Orihuela Bárcenas alias “El Chon” y de Mario Armando Mendoza Guzmán. Resultó ser un petardo que no asustó a nadie y su operación cibernética y de campo fue muy mala que ahora podrá presumir que en tan sólo un año y medio llevó al PRI de ser la primera fuerza política en el estado a la tercera posición.

La lógica apuntaría que ese charlatán no debería regresar a su cargo en la administración estatal como encargado de la Oficialía Mayor de Gobierno, una vez que a finales de febrero de este año solicitó licencia para dedicarse de tiempo completo a la campaña del PRI.

Roberto Lima Morales, líder estatal del PRI en Tlaxcala, se aventó la puntada de anunciar la purga de militantes que traicionaron al partidazo en los comicios del domingo, sin embargo antes de ponerse “gallito” debería dar a conocer los nombres de los priístas que integran esa lista para que su postura tenga algo de credibilidad.

Él y sus más cercanos colaboradores siempre presumieron que ganarían los comicios con la elección de Estado que estaban llevando a cabo, idea que fue comprada por los candidatos del PRI al Senado y a las diputaciones federales y locales que al final terminaron haciendo el ridículo por los magros resultados que obtuvieron.

Será que Roberto Lima tiene miedo de señalar a Carlos Bailón Valencia, Secretario Técnico de la Oficina del Gobernador, quien se presentaba como el gran operador y estratega del PRI, cuando en realidad ese mediocre funcionario estatal no descuidaba su cargo y mucho menos sus citas con los constructores favorecidos con obras.

Otro que también podría estar en esa lista es Sergio Cuauhtémoc Lima López, director de Notarías y Registros Públicos que optó por enviar a su hijo para apoyar con todo a la campaña de José Antonio Álvarez Lima, aspirante de Morena al Senado de Tlaxcala.

El líder priísta tendrá el coraje de hacer público el descontento que existe en el partidazo con los alcaldes que recibieron apoyos del gobierno estatal y que al final dejaron morir a los abanderados del tricolor.

Las cifras oficiales del número de votos que obtuvieron los partidos en los pasados comicios se conocerán en los próximos días, sin embargo es notorio que la cantidad de sufragios para el PRI se desplomó drásticamente, lo cual resulta sumamente preocupante para el grupo que hoy detenta el poder en Tlaxcala.

Veremos si la amenaza de Roberto Lima se concreta o si sólo se trató de una burda declaración para desviar la atención y no asumir la responsabilidad de la dolorosa derrota que sufrió el PRI el pasado domingo, día en donde el partido no pudo ganar ni un solo cargo de elección popular.

Se dice que mañana habrá una reunión del gabinete estatal y que después de ese encuentro los cambios de algunos funcionarios serán inminentes.