Desde anoche los equipos de todos los candidatos presidenciales que participaron en el primer debate mantienen la cantaleta de que ganaron, sin embargo ese ejercicio dibujó con claridad a la clase política mexicana que aspira a gobernar el país. Todos en su momento fueron ligados a asuntos de corrupción, nepotismo, de mantener nexos cuestionables y de proponer falacias con tal de ganar simpatías.
Ningún candidato presidencial aprovecho el debate para sobresalir o destacar con las mejores propuestas o proyectos. Ricardo Anaya Cortés, es aspirante de la coalición “Por México al Frente” integrada por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano fue el que quizá obtuvo un mejor desempeño en ese ejercicio, sin embargo los analistas coinciden en que no fue suficiente para alcanzar en las preferencias a Andrés Manuel López Obrador que sigue a la cabeza con su alianza denominada “Juntos Haremos Historia”.
José Antonio Meade Kuribreña, el candidato ciudadano que representa al PRI, Nueva Alianza y al PVEM siguen sin emocionar y sin trasmitir ninguna señal de triunfo. Sin duda conoce los temas y muestra experiencia, pero su personalidad no le ayuda y se ve difícil que logre una mayor empatía con los electores en los 68 días que restan de campaña.
Los priistas fueron los únicos que dieron como ganador del debate presidencial a Meade, porque la gran coincidencia que hubo en los análisis del postdebate fue que el ex secretario de Hacienda del gobierno de Enrique Peña Nieto no explotó el momento para meterse en la contienda, que al parecer, será entre el morenista López Obrador y el panista Ricardo Anaya.
Los independientes Margarita Zavala Gómez del Campo y Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” simplemente estuvieron presentes. La primera con propuestas que buscan replicar el gobierno de su marido el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa y el segundo con ocurrencias que sólo pretenden hacerlo crecer en las encuestas para evitar el último lugar de la contienda que se definirá el 1 de julio de este año.
Las repercusiones del debate sobre las tendencias electorales se verán reflejadas en los próximos días, por lo que en breve conoceremos como se movieron los números. En Tlaxcala, los candidatos al Senado y a las diputaciones federales de la coalición “Juntos Haremos Historia” conformada por Morena, el PT y el PES deberán replantear su estrategia, porque júrelo que en un descuido serán alcanzados o rebasados por sus rivales, pues ya se demostró que López Obrador es vulnerable.
Los abanderados del PRI y sus aliados al Congreso de la Unión tendrán que romper el cordón umbilical con la campaña de Meade Kuribreña si es que quieren destacar en los siguientes días, porque corren el riesgo de quedarse anclados y perder la posibilidad de lograr los anhelados triunfos.
En una realidad que anoche se reforzó la percepción de que José Antonio Mede no tiene ninguna posibilidad de ganar las elecciones, lo cual es devastador para los candidatos de la coalición “Todos por México” al no tener el impulso que siempre aporta el abanderado presidencial.
Si bien Ricardo Anaya fue el que más lució en el primer debate, lo cierto es que en Tlaxcala su coalición carece de buenos candidatos que repliquen su liderazgo y preparación. Minerva Hernández Ramos, la ex perredista y hoy panista que se dice la candidata al Senado del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano hace intentos de realizar una campaña que no tiene tema ni discurso, pues sólo escupe ocurrencias que ni ella se cree.
En Tlaxcala no hay nada definido y las siguientes semanas serán claves para determinar que coalición electoral tiene más posibilidades de alcanzar la victoria el próximo 1 de julio.
Entramos a la cuarta semana de las campañas y veremos si para el segundo debate presidencial previsto para el 20 de mayo se confirma la ventaja de Andrés Manuel López Obrador o si el panista Ricardo Anaya crece y se mete a la disputa real por la presidencia de México.
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