Los principales operadores del marianismo recibieron la venia de su amo para moverse en libertad en este proceso electoral, por lo que no serán castigados o acusados de traición si optan por sumarse y operar a otros proyectos que no involucren al ciudadano José Antonio Meade Kuribreña y a los candidatos del PRI al Senado y a las diputaciones federales y locales.
El añoso y rabioso ex gobernador Mariano González Zarur estuvo el pasado miércoles y jueves en Tlaxcala. Sostuvo diferentes reuniones con sus colaboradores y principales operadores políticos, a quienes les dejó muy claro que su alejamiento con el actual mandatario Marco Antonio Mena Rodríguez es real.
El hacendado sólo invitó a los más cercanos a trabajar por el proyecto del candidato del PRI a la presidencia de México, José Antonio Meade, pero en el estado de Hidalgo, donde él aparecerá como coordinador y responsable del ejército electoral rumbo a los comicios del 1 de julio de este año.
En su estilo, el ex gobernador tlaxcalteca rechazó que en la entidad exista una diarquía como muchos han creído, al grado que se deslindó de las designaciones de los candidatos del PRI a los diferentes cargos de elección popular que estarán en juego.
Si mi hijo Mariano González Aguirre aceptó una candidatura a una diputación federal es su responsabilidad, por lo que ahora deberá enfrentar esa decisión y tratar de ganar con el respaldo de Marco Mena, habría explicado un dubitativo ex gobernador.
Con ese preámbulo, Mariano González soltó las riendas a sus operadores y les dijo que estaban en libertad de buscar acomodo en otros proyectos políticos, dejando entrever que la división interna del PRI en Tlaxcala es inevitable.
Los operadores marianistas que lograron buenos resultados en las elecciones del 2015 y 2016 están cotizados y aunque no lo crea algunos han empezado a recibir propuestas tentadoras de la oposición.
El viernes pasado en un café del centro histórico de la capital se dejaron ver Ernesto Ordoñez Carrera, ex secretario de Gobierno, Tomás Munive Osorno, el poderoso ex titular de la Secretaría de Educación Pública y Victorino Vergara Castillo, ex director general de los Cecytes. Su reunión generó morbo y se dio un día después de haber estado con Mariano González.
Se habla que la ex gobernadora Beatriz Paredes Rangel llegaría a Tlaxcala a coordinar las campañas del PRI y a tratar de mantener la unidad del partido, designación que quizá llegue a destiempo porque muchos de sus seguidores ya trabajan para el proyecto de Andrés Manuel López Obrador y porque las divisiones internas del partidazo se encuentran muy avanzadas.
En serio que el PRI no le encuentra la cuadratura al círculo y cada vez es más notorio el malestar de la militancia, no sólo porque José Antonio Meade insiste en no asumirse como priista, sino porque en Tlaxcala se permitió la reelección de diputados locales que no han hecho nada más que cobrar.
No cabe duda que el PRI de Mena tiene la pelota, por lo que ahora falta ver si logra meter los goles que se requieren para ganar.
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