Era de esperar que la subestimación con la que nos castiga Presidencia, decidiese enviar, con credencial del CEN, a mapaches de quinta, llamados por Adriana panistas decentes.
El deliberado atraso de Luis Girón Soriano, para llamar “nuestra candidata” a Adriana Dávila Fernández, dibuja la resistencia del orticismo de carne y hueso, el que tiene nombre y apellido, y es responsable de generar un determinado número de votos a favor de la impetuosa panista.
Girón es el capataz con la consigna de recordar a la invitada “a fuerzas” que en tanto encargado de la rienda, ha aceptado condicionadamente guiar a la bestia electoral, hacia los campos donde se han de encontrar los restantes participantes de esta “amistad por conveniencia”.
Creo que Adriana es la primera obligada a despertar del sueño convidado por el lunático que, en realidad es un juego mal planteado para armar la estructura electoral de los comicios de 2012.
Calderón supone que trastocando a la política por regiones, llegará el día en que consiga la añorada lealtad, demostrada de fondo por híbridos como la Dávila, de esmirriado panorama, y permanente conflicto; no sin embargo, por los otros, a los cuales demanda su napoleonismo en inevitable decadencia.
Así que a control remoto, Napoleón y Cenicienta, instalaron un feudo virtual en esta, una de las diez plazas en disputa electoral, y al igual que en el resto, adquirieron activos electorales reales a costos desquiciantes con el dinero de los impuestos que usted y yo aportamos bajo la advertencia de cárcel.
En otras palabras, el PAN calderonista convirtió en Cortes regionales a los clubes de tobi que impuso mediante la fuerza del Presidente, la misma que cada mexicano demanda para generar empleos y acabar de veras con la violencia.
Y a Tlaxcala le ha ido como en feria. Nos mandaron a la escoria del CEN. Amalgamaron a una bola de sobrados advenedizos, con otra bola de sobrados de casa. El resultado: dos bolas de escoria a las que les urge el apoyo de fuerzas verdaderas, como el PAC, el PANAL y el beatricismo.
Estas, que son organizaciones conformadas por personas de carne y hueso, aceptaron la alianza por conveniencia, pues irremediablemente habrán de administrar un poder cuidando a los chivos en cristalería con la leyenda de protagonistas.
Calderón debe saber –porque es el responsable directo de este caos – que la escoria de la cual dispuso para designarla como sus representantes personales, es capaz de convertir en mierda la imponente riqueza de la cual están echando mano, lo mismo a través de programas que, de compra descarnada de conciencias.
Parece que su esquema dista de la decencia esgrimida por Dávila, como virtud de los panistas que llegarán al poder.
Digamos que esta micosis enviada desde el portentoso despacho de César Nava, comenzó ya el proceso de descomposición de las bases sobre las cuales descansa la candidatura más vulnerable y curiosamente, la de más probabilidades de ganar.
Es decir, con volúmenes estrepitosos de dinero, el calderonismo pagó por adelantado y en efectivo las marcas PAC, PANAL, y Beatriz, pero no se cercioró que en letras chiquitas, los contratos de compraventa le advierten graves desventajas.
La primera, ya la sabe. Un Congreso en contra. La segunda, también se encarga de las alcaldías y la tercera se refiere a hacer gobernadora, muy con calzador, a un personaje virtual, a una equis de la política.
Como ve usted, el PAN de Calderón sueña a lo grande.
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